Personas jugando en el lago. Foto: Cortesía.
Durante el mes pasado hemos estado trabajando con Corazón de La Tierra para producir historias semanales sobre el Lago de Chapala, llamado «Conoce tu Lago de Chapala». Esta semana quiero responder a muchos de ustedes que me han preguntado: «sabemos que el Lago está en problemas; ¿qué podemos hacer al respecto?».
Hay muchas organizaciones dedicadas a cuidar el Lago de Chapala. Han intervenido para llenar el vacío causado por la incapacidad de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) para vigilar el terreno federal en busca de desarrollos ilegales, así como para monitorear la calidad del lago y prevenir su contaminación. ¿Por qué? Un poco de historia te ayudará.
Entre 1980 y 2002 se construyeron más de 500 presas en el río Lerma, la principal fuente de agua del Lago de Chapala, para que los miles de agricultores de la ribera pudieran regar sus cultivos. Esto tuvo dos efectos: bajó el nivel del lago y los productos químicos y fertilizantes agrícolas se vertieron de las granjas al río y luego al lago.
Para controlar esta contaminación, se construyeron más de 200 plantas de tratamiento de aguas residuales a lo largo de los 749 kilómetros de longitud del río, lo que indica que los gobiernos locales y estatales tenían tanto el dinero como la voluntad política de proteger el lago. Aunque estas plantas han reducido considerablemente la contaminación, no todo va bien. Las escorrentías sin tratar de pequeñas granjas individuales siguen vertiendo sustancias químicas al río y luego al lago. Son muy difíciles de controlar y la Conagua hace pocos intentos por hacerlo.
Ante la falta de acción federal, los gobiernos locales de los alrededores del lago han hecho frente al reto, construyendo 16 plantas de tratamiento de aguas residuales alrededor del lago, más que en cualquier otra región de México. Pero, como ocurre con cualquier sistema, una, dos o más de ellas fallan cada año y, en caso de fuertes tormentas, muchas se sobrecargan. Los sistemas locales de recogida de aguas residuales son antiguos y filtran aguas residuales al lago. Los sistemas sépticos también fallan y vierten aguas residuales al lago. La verdad es que, a pesar de la inversión de los gobiernos locales en el control de la contaminación, el sistema no ha seguido el ritmo del desarrollo y se sobrecarga habitualmente.
Pero uno de los mayores problemas a nivel local, y que los gobiernos locales pueden abordar, es la construcción ilegal y los vertidos a lo largo de la orilla del lago, y la destrucción de los humedales.
Aunque la administración local no puede regular legalmente el litoral porque sólo la Conagua tiene jurisdicción, puede tomar medidas represivas de muchas maneras. La administración local puede vigilar el litoral para atrapar a los «invasores», confiscar los camiones implicados en construcciones ilegales y bloquear las carreteras que conducen a lugares ilegales. La administración local también puede inspeccionar las propiedades costeras para detectar sistemas sépticos que no funcionen y tuberías ilegales, y cerrar las propiedades que contaminen el lago.
Pero para ello hace falta voluntad política y dinero. Ahí es donde entra usted. Cuando el gobierno no puede, a veces los ciudadanos deben hacerlo.
Para actuar a nivel local, puedes unirte a uno de los «grupos de vigilancia del litoral» como Pueblos Unidos de la Ribera https://bit.ly/3POgrPE, que retiran vallas y estructuras ilegales y denuncian las invasiones del litoral a los gobiernos locales https://bit.ly/3VSJO78.
Si lo tuyo no son las incursiones nocturnas y enfrentarte a terratenientes enfadados, hay grupos a los que puedes seguir o apoyar que documentan las amenazas al lago y presionan para evitarlas. Corazón de La Tierra es uno de los principales protectores del lago. https://corazondelatierra.org/. Otros son:
Lagos Vivos: Biodiversity and Climate Project. https://livinglakes.org
IKI: Iniciativa Internacional sobre el Clima. https://www. international-climate-initiative.com/en/
Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza. https://comitemexicanouicn.org/fmcn/
Fundación Gonzalo Río Arronte. https://fundaciongonzalorioarronte.org/
Tubo de PVC que termina en el lago. Foto: Sofía Medeles.
Sofía Medeles.- Brotan los malos olores. Vecinos de La Cristina, en Ajijic, denunciaron la presencia de tubos que vierten aguas residuales y que quedaron expuestos por el bajo nivel del Lago de Chapala.
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Lago de Chapala. Foto: Cortesía.
Redacción.- El Lago de Chapala ha descendido 1.11 metros, lo que supone una pérdida de más de mil 191.85 millones de metros cúbicos de agua y lo sitúa a sólo el 51 por ciento de su capacidad, según la Comisión Nacional del Agua (Conagua). La falta estacional de lluvias y las altas temperaturas han provocado el descenso vertiginoso.
Gran parte de la pérdida se debe a la canalización del agua del lago a la Zona Metropolitana de Guadalajara para su consumo. Eso, combinado con el aumento de la evaporación debido al incremento de las temperaturas, ha provocado la disminución de la capacidad del lago. Los datos de la Conagua muestran que abril ha sido el mes con mayor evaporación, seguido de mayo. La dependencia también informó que no ha habido escurrimiento normal en el lago.
Los niveles actuales del Lago de Chapala son superiores a los de 2021, cuando el lago estaba al 47.47 por ciento por ciento de su capacidad, pero son inferiores a los del año pasado, cuando estaba a 61.27 por ciento.
De acuerdo con la Conagua toda la cuenca Lerma-Santiago-Pacífico en la que se ubica el lago, registra algún nivel de sequía. El periódico MURAL informó que 45 por ciento de los municipios de Jalisco padecen sequía extrema, incluyendo partes de Chapala. Además, en el Estado de México, Guanajuato y Michoacán, que comparten la cuenca que alimenta el lago, están sufriendo una sequía severa.
El Lago de Chapala tiene aproximadamente 80 kilómetros de largo y 18 kilómetros de ancho en su parte más ancha, con una superficie total de unos mil 100 kilómetros cuadrados. La profundidad normal varía en función de la estación del año y de las precipitaciones, pero suele rondar entre los cuatro y los seis metros. Sin embargo, durante los periodos de lluvias torrenciales, el lago puede volverse más profundo.
El nivel más bajo del Lago de Chapala en la historia reciente se produjo en 1979. Esto se debió a una combinación de factores, como una grave sequía y el aumento del consumo de agua en las zonas circundantes. Desde entonces, el lago ha experimentado fluctuaciones en su nivel de agua, pero ninguna tan extrema como la sequía de 1979.
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