Durante la sequía ahorra agua: bebe vino y bañate con un amigo
Pegatina de la sequía de los años 70 en California, E.U.A.
por Patrick O’Heffernan.
En el Semanario Laguna y Lakeside News de esta semana citamos al Director de la oficina del Sistema Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado (SIMAPA) de Ajijic, diciendo que un jardín utiliza tanta agua como cuatro familias y que los jardines y las piscinas son una importante extracción de la capa freática que nos suministra a todos el agua diaria.
En 2021, SIMAPA comenzó a perforar un nuevo pozo al poniente de Ajijic para aliviar la escasez de agua en la zona, diciendo que bajaría a 230 metros para llegar al agua y proporcionar un colchón. Anteriormente, los pozos tenían una profundidad media de generalmente 106 metros. Esta duplicación de la profundidad de los pozos indica que la capa freática que nos abastece está bajando y no se repone con la misma rapidez con que se utiliza.
Esto es grave. Yo lo sé. He pasado por ello.
Entre 1976 y 1977, California (en Estados Unidos) sufrió una gran sequía en todo el estado que secó los lagos, bajó las capas freáticas y desencadenó disputas por el agua entre el norte y el sur, los agricultores y las ciudades, los granjeros y los agricultores y todos contra los peces. Me contrataron como asesor del Gobernador para dirigir parte de la respuesta estatal a la sequía, ayudar a sofocar las guerras y conseguir para la gente, las granjas y la industria el agua que necesitaban para mantener en marcha la economía. Lo conseguimos (salvo por las disputas del agua, que aún continúan). Creamos y aplicamos políticas y prácticas que pueden servir de lección a México, algunas de las cuales mencionó el Director del SIMAPA.
Para hogares y jardines:
Para las granjas o ranchos:
Para la Industria:
Trabajar con plantas y empresas concretas para analizar el uso del agua y reducirlo mediante el reciclado y el control de la evaporación y el cambio de procesos. Algunos ejemplos son las fábricas de automóviles de Los Ángeles, que cambiaron las pinturas al agua por otras al aceite, y las refinerías, que recuperaron el vapor de sus procesos y lo condensaron para reciclarlo.
Para todos:
SIMAPA necesitará sustituir las viejas tuberías de agua con fugas, un proyecto muy caro pero que, con financiación estatal y municipal puede ser factible en la ribera. Parte del dinero para ello puede proceder de las tarifas escalonadas del agua, que aumentan a medida que se incrementa el uso. Si se hace bien -y California tiene experiencia en ello-, las tarifas escalonadas pueden penalizar a los derrochadores de agua y recompensar a los ahorradores, al tiempo que generan ingresos para arreglar las tuberías.
Todos estos esfuerzos requieren voluntad política, dinero, control y aplicación, algo difícil de conseguir en cualquier país. Ya veo cómo se pone cara de pocos amigos cuando se habla de una «policía del agua» en México. Pero, con Ciudad de México transportando agua en camiones cisterna, con partes de Guadalajara sometidas a racionamiento, con partes de la ribera recibiendo entregas esporádicas de agua, con el lago al 41 por ciento y bajando, quizá la voluntad política -y por tanto el dinero- sea posible. Hay una teoría en política: la crisis obliga a tomar decisiones y conduce al cambio. Estamos en plena crisis del agua.
Los esfuerzos por ahorrar agua pueden empezar despacio y no todos son serios. Iniciamos nuestra campaña con dos diseños de calcomanías para las defensas de los coches: en la parte norte del estado, donde se elabora el vino, decían «Ahorra agua, bebe vino»; en la parte sur del estado, las calcomanías decían: «Ahorra agua, dúchate con un amigo». Es un comienzo.
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