Hábitos de lengua, hábito de labio y succión digital
Por Ili.
Los malos hábitos orales, tales como tragar de manera inusual, chuparse constantemente los labios, pasar la lengua sobre la encía donde los dientes han parcialmente erupcionado, empujar la lengua hacia adentro o afuera sobre los dientes y respirar por la boca pueden alterar la alineación de los dientes, así como la relación y el diseño de los arcos dentales. Los hábitos que ejercen presión sobre la boca o la cara como es el chuparse uno o varios dedos, pueden afectar el desarrollo normal y la actividad de los músculos orofaciales.
Estos malos hábitos orales, no deben de ignorarse ya que cuando se presentan desde la niñez y no son corregidos, la maña perdura provocando muchas complicaciones no sólo en apariencia y estética; sino también se ven afectadas la forma de masticar, hablar y respirar.
Las maloclusiones más comunes que pueden presentarse son: morder chueco, morder borde a borde; morder de manera que los dientes de adelante de arriba y abajo ocluyen primero y no hay contacto posterior, o puede haber una mordida anterior abierta en la cual los dientes de adelante y abajo nunca están en contacto.
Además, pueden desarrollarse deformaciones en los dedos, puede haber alteraciones en el habla y dificultad para juntar los labios y cerrar la boca. Sin embargo, todo esto tiene solución; pero hay que iniciar por detener y corregir el mal hábito.
Las técnicas para corregir los hábitos orales no fisiológicos incluyen el condicionamiento positivo, como la aplicación de sustancias desagradables en los dedos que se succionan para dar mal sabor, incitando a que el paciente deje de chuparse el dedo. Otra técnica es la del reforzamiento motivacional que incluye recompensas o premios cuando el paciente se abstiene de meterse los dedos a la boca.
Otra opción es que el odontopediatra, quien es el dentista especialista en niños, opte por colocar al paciente algún dispositivo oral, como: una trampa o rejilla lingual o un aparato de labio activo.
Es importante mencionar que tales hábitos usualmente son producto de algún estado emocional como el estrés, la angustia, la frustración y la ansiedad. Cuando los niños demuestran estas manías, con frecuencia es porque son realizadas para obtener un cierto sentido de protección o alivio, por lo tanto, se debe tener la cautela y paciencia necesaria para poder identificar cuando dejan de ser parte de una fase normal del desarrollo.
Lo mejor que puede hacer usted como padre o madre de familia es acudir a consulta con un dentista. Este profesionista evaluará al paciente y lo remitirá con el especialista adecuado. Incluso quizá también con un psicólogo infantil.
Solo por el hecho de que se tengan dientes de leche no significa que los hábitos orales no fisiológicos no afectan a la dentición permanente. La boca es un conjunto de varias estructuras que incluyen hueso, tejido blando, nervios, músculos en la cara y piel. Un dentista no solo trata la caries y sacamuelas; la funcionalidad y estética de la boca tanto de sus hijos como la suya requiere una asistencia dental experta.
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