José Trinidad «Don Trino» Agraz, 22 de mayo de 1932- 18 de abril de 2025. Foto: Dane Strom
Sofía Medeles.- Cacahuates y elotes en vasito, una botana que es disfrutada por las diferentes generaciones, locales, turistas y cualquier tipo de persona que pasea en Ajijic. Esta tradicional colación, estuvo a cargo del señor José Trinidad Agraz Rojas, «Don Trino» que es recordado por salir a vender cacahuates y elotes en su triciclo por al menos 30 años.
José Trinidad Agraz Rojas, conocido como Don Trino, nació un 22 de mayo de 1932, en Ajijic, poblado que habitó toda su vida, y del cual su familia es originaria. Falleció el 18 de abril del 2025 a los 92 años. Fue caracterizado por ser un hombre educado, agradable, pero sobre todo, trabajador, adquiriendo y aprendiendo diferentes oficios a lo largo de su vida, hasta su último año.
Se casó a los 26 años, con María Guadalupe Navarro Echeverría, también de Ajijic, aunque de barrios distintos, siendo ella del Barrio de Tecoluta (al poniente del pueblo) y él de San Sebastián (a al lado Norte) . Comenzaron con su familia aproximadamente a sus 30 años, teniendo ocho hijos; María del Rosario, Ramón, Juan, Marta, Cecilia, José, Emilia y Guadalupe. Actualmente, su familia cuenta con 25 nietos, más de 20 bisnietos y una tataranieta.
Aunque fue un hombre que buscó darle a su familia todo, también es recordado por inculcarles el valor del trabajo, como él lo llevó a lo largo de su vida. Inició a trabajar desde muy joven, ya que no pudo cursar la escuela. Apoyaba a su papá y sus abuelos en el oficio de la siembra y el campo, además de conseguir leña y venderla en el pueblo en una época donde todos tenían fogón.
Ya casado, aprendió el oficio de pescador, y pescaba charales, teniendo varios clientes en la zona, así como en Chapala, Ixtlahuacán e incluso Ocotlán, donde hacía sus recorridos en su bicicleta. Más tarde, se hizo su carnicería, en la cual, él criaba y mataba a sus cerdos. «Nos enseñó a trabajar a todos. Ayudábamos en su carnicería, lavábamos tripas, picábamos verdura para la rellena. Pero él siempre mandaba la mejor carne para que nuestra mamá la hiciera, o nos daba chicharrones. Se ocupaba mucho de nosotros», compartieron sus hijas Cecilia y Marta.
Pese a su falta de escolaridad, aprendió muchas cosas a los años dedicándose a los diferentes oficios. Su hija Cecilia cuenta como él era muy hábil y ágil de mente en cuanto a las cuentas. «Aunque no sabía leer ni escribir, cuando nos ponía a escribir cuentas, él sabía cuando estaban mal. Nos decía, ‘eso está mal, vuélvelo a hacer’ y cuando lo revisamos si estaba mal. Era muy bueno para las cuentas. Ya de grande en sus elotes, nunca dio un cambio mal».
Otro de los conocimientos que adquirió en base a pura práctica y autoaprendizaje, fue a tratar con los animales que criaba. «Una vez ayudó a capar un puerco a una tía, pero se le fue el cuchillo de más, y se le salieron las tripas al puerco. Él lo acomodó y lo suturó. Pensó que ese puerco no iba a vivir, pero se recuperó y vivió», compartió su hija Marta.
Con el negocio que ejecutó por alrededor de 30 años, por el que mucha gente de Ajijic lo conocía, era su vendimia de cacahuales y elotes que hacía en su triciclo. Inició con el negocio entre sus 55 a 60 años, cuando él consideró que ya no podía seguir dirigiendo su carnicería, por lo que comenzó con este oficio, del cual fue adquiriendo clientes permanentes y conocidos a lo largo de los años.
El solía vender de jueves a domingo, y tenía un recorrido marcado. Iniciaba subiendo por la calle Juárez, donde estaba su hogar, hasta el cruce con Zaragoza, donde se quedaba en la esquina un rato. Tomaba Zaragoza hasta Galeana, donde bajaba hasta Guadalupe Victoria, donde se iba hasta Revolución, en días de campo entraba a los campos, y después se iba por el fraccionamiento La Floresta hasta la primera glorieta. Regresaba por Ocampo, y bajaba en Galeana hasta llegar al malecón, donde se quedaba, y regresaba por Juárez a su casa.
«Si vendía mucho, pero variaba. A veces le quedaba, a veces acababa temprano. También sus clientes variaron entre gente de aquí y turistas, pero ya tenía muchos clientes que compraban y lo reconocían», contó Manuel, uno de sus nietos que lo acompañó durante sus últimos años, desde que tuvo 8 hasta sus 14. Antes de su fallecimiento, ya tenía alrededor de un año sin vender, ya que tenía arritmias cardiacas diagnosticadas y se cansaba mucho. Incluso cuentan como poco menos de un mes antes de su fallecimiento, salió a llenar su triciclo de aire, ya que lo veía bajo.
Sus hijos, cuentan como tenía mucho orgullo por su familia, sobre todo por sus nietos que había enseñado a trabajar desde chiquitos. «El trabajo era su enseñanza», además, de como disfrutaba estar en familia, como en sus cumpleaños, que disfrutaba en compañía de todos ellos, aunque pedía que se celebrará el «mero día», cayera el día que cayera.
Finalmente, a nombre de la familia, dejaron un agradecimiento al pueblo y quienes apoyaron. «A quienes lo conocieron, subieron muchas cosas bonitas de él, que no esperábamos. Hablaron bien de nuestro papá como un hombre respetuoso, luchón y trabajador. Gracias a los que lo apoyaron, le daban dinero, le pagaban su cena, y platicaban con él».
El maltrato infantil es un atentado a los derechos más básicos de los niños, niñas y adolescentes, consagrados a partir de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Atentados que se definen como la acción, omisión o trato negligente, no accidental, que priva al niño de sus derechos y bienestar, que amenaza y/o interfiere su ordenado desarrollo físico, psíquico y social.
Estas acciones pueden originar un daño real o potencial para la salud del niño, su supervivencia, desarrollo o dignidad en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder.
La Secretaría de Salud Jalisco (SSJ) y el OPD Servicios de Salud Jalisco reconocen la necesidad de desmitificar las idealizaciones que “aceptan” y “disfrazan” el maltrato como forma “educacional” y “correctiva” de los niños y niñas.
Es por ello, que una de las acciones que se llevan a cabo en contra del maltrato infantil, es el proporcionar al personal de salud las herramientas para la detección y clasificación del maltrato infantil, así como las líneas de acción en casos de sospecha. Además, se busca sensibilizar al personal sobre la importancia de la promoción hacia la prevención del maltrato infantil en el ámbito familiar.
A nivel mundial, más del 50 por ciento de los adultos, mujeres y hombres, piensan que es normal usar el maltrato contra los menores de edad como forma de educación y castigo, 75 por ciento de los niños han sufrido algún tipo de disciplina que involucra violencia de acuerdo a la UNICEF.
México ocupa los primeros tres lugares de maltrato y violencia infantil a nivel mundial, así como el sexto lugar en homicidios en menores de edad en América Latina, según los resultados del Módulo de Trabajo Infantil (MTI 2013).
Te dejamos unos puntos que pueden servir para mejorar la relación familiar:
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