La renuncia
Posición de yoga conocida como el niño. Foto: Internet.
Por Leticia Trejo.
En la práctica del hatha yoga, cuando estamos haciendo práctica física de posturas (asanas) hay algunas que se les cataloga cómo flexiones. Esto nos indica que la parte superior del cuerpo se dobla hacia la parte inferior del mismo, si estamos de pie y el tronco se flexiona hacia adelante la idea es que la cabeza se acerque a las rodillas o a las espinillas.
Lo mismo pasa cuando estamos sentados con las piernas estiradas al frente, el tronco y la cabeza se acercan a las piernas, pero hay una en particular que es mi favorita en la que estoy arrodillada, llevo los glúteos hacia los talones y el tronco se dobla hacia adelante: el abdomen queda apoyado en los muslos y la cabeza con la frente al piso, y los brazos se estiran hacia adelante con las palmas hacia abajo. Se llama postura del niño o del héroe que mira hacia abajo.
El motivo por el que me encanta esta postura es porque siento que varias partes del cuerpo descansan, por ejemplo, la espalda y los hombros, pero también siento que la agitación natural de mi mente disminuye, permitiendo que el sistema nervioso se relaje. Yo creía que todas las personas sentían lo mismo, o al menos eso percibía cuando estaba dando clases, pero un día una alumna que estaba haciendo la práctica se incorporó algo molesta y me comentó que a ella no le gustaba nada esa postura; yo quedé atónita y al final de la clase le dije que si podía compartirme cual había sido específicamente su molestia, a lo que contestó que a ella no le gustaba sentir que estaba postrada, cómo suplicando clemencia, mi reacción fue ¡wow! Cuanto estaba ella identificada con su Ego que personalizaba de esa manera una acción del cuerpo que en realidad tiene otro significado (además de sí, postrarnos).
En muchas culturas se ve a la renuncia o la rendición cómo algo malo, vergonzoso. El ego vanidoso e inseguro no quiere sentirse vulnerable ni “agachar la cabeza”. En otras culturas las flexiones significan respeto, cómo en Japón, entre más profunda la inclinación de la cabeza y el tronco mayor es el respeto que se demuestra hacia quien recibe la reverencia. Lo que mi alumna me mostró, en cambio, fue una gran arrogancia, y así me lo confirmó una vez que me tuvo más confianza y me contó que tenía un conflicto con la humildad.
Renunciar, entonces, tiene que ver con un Ego saludable, que reconoce el momento en que debe soltar algo y dejar ir lo que ya no le aporta, puede ser un trabajo, una relación, una posición social, o bienes materiales y que también reconoce cuando debe ir hacia adentro, replegarse cuando las energías disminuyen, y en este estado reposar, descansar, reflexionar y tomar fuerzas para resurgir. Renunciar no es perder las batallas sino buscar nuevas fuentes y posibilidades para seguir madurando. Aferrarse a las cosas o a las personas cuando ya no tiene caso, disminuye nuestros bríos y potencia para la vida.
La postura del niño, o adho mukha virasana es una postura de descanso, de confianza en los procesos del universo y de recuperarnos para continuar. Recordemos que la salud y el bienestar también dependen de saber descansar.
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