Más de 13 piñatas repletas de dulces, una docena de pizzas, bolos y aguas frescas fueron el deleite de los niños y niñas en La Purísima
Cerca de 70 infantes y poco más de 10 adultos se reunieron frente al altar de La Purísima, para celebrar la posada anual del barrio con más de 13 piñatas. Foto: J. Stengel.
Jazmín Stengel.- De una manera austera y en muchas ocasiones sin la compañía de la Iglesia Católica, los barrios de Chapala mantienen la alegría de pedir posada. En el barrio de La Purísima, fueron cerca de 70 infantes los que disfrutaron de la tradición decembrina.
Más de 13 piñatas repletas de dulces, una docena de pizzas, bolos y aguas frescas, fueron el deleite de los niños y niñas que cantaron los villancicos entre la privada Fernando Real y la calle Nicolás Bravo. Todos los regalos fueron adquiridos mediante donaciones de vecinos del mismo barrio.
En otros vecindarios como San Francisquito y El Refugio, los infantes aún acuden a las respectivas capillas donde se realiza la festividad, organizada por catequistas y grupos clericales.
Originalmente, las posadas, que se realizan del 16 al 24 de diciembre, son la representación del peregrinaje que realizaron María y José antes de dar a luz al niño Jesús. Los infantes solían pedir posada a base de cantos y eran respondidos por vecinos de la localidad de la misma manera, hasta llegar a su destino, en el cual se les abría la puerta para comenzar el convivio de cena típica mexicana, juegos y dulces tradicionales.
Los comentarios están cerrados.
© 2016. Todos los derechos reservados. Semanario de la Ribera de Chapala