A sus 57 años de edad, Patricia recuerda la dedicación que le tomó desempeñar su trabajo desde los primeros días
Patricia Aceves López, enfermera de la Cruz Roja Chapala y el Centro de Salud del municipio. Foto: J. Stengel.
Jazmín Stengel.- Una vida entre escuelas y servicio. Patricia Aceves López inyectó por primera vez a la edad de nueve años, lo que despertó la pasión que le llevó a dedicar su vida al servicio de la salud en su comunidad, en el municipio de Chapala desde hace 30 años, y contando.
A sus 57 años de edad, Patricia recuerda la dedicación que le tomó desempeñar su trabajo desde los primeros días, fue a los 12 años cuando ingresó como socorrista a la Cruz Roja de Chapala. Apoyada por una familia que se dedicó al sector salud, a pesar de que su padre Roberto Aceves Flores, quien fue fundador de la institución, se negaba al hecho de que su hija laborara entre varones.
De la mano de su madre, fue que Aceves López logró realizar su primera capacitación para la Cruz Roja, dos años después de ingresar, lo que le permitió entrar como voluntaria al área médica. A partir de allí las capacitaciones que debía tomar se volvieron cada vez más frecuentes y complejas.
En el año de 1993, a Patricia se le presentó la oportunidad de estudiar Auxiliar de Enfermería, lo que elevó su puesto al área blanca, el sitio de mayor restricción en las atenciones médicas. Y a partir del 2001, recibe la invitación para integrarse a la Secretaría de Salud Pública y laborar en el Centro de Salud, donde por años fue voluntaria de vacunación.
Para ese entonces, Patricia ya era madre de cuatros hijos. El mayor de ellos, así como su cónyuge, le apoyaron durante los estudios, a quienes agradeció. Al igual que sus dos hijos mayores, Patricia se graduó de la Licenciatura en Medicina General, hace cuatro años aproximadamente y esperará un par de años para continuar con su maestría. “Éramos tres en la universidad, primero se graduaron mis hijos y a los meses yo”, recordó con una sonrisa.
Aceves López destacó una gran diferencia entre las dos sedes donde presta sus servicios desde hace dos o tres décadas. En el Centro de Salud “somos como modelos”, describió la entrevistada, “aquí solo tomamos pulsos vitales y entrevistamos a los pacientes”, expresó Patricia, desde la oficina de la jefa de Enfermería, donde se llevó a cabo esta entrevista.
En cambio, comenta que en la Cruz Roja la adrenalina les mantiene despiertos. Sobre todo en los accidentes automovilísticos, los rescatistas no suelen reconocer a la persona, hasta que se verifican los documentos o esta se encuentra estable.
Las dos situaciones que marcaron la vida de Patricia fueron familiares. Durante una de sus guardias la enfermera recibió a su padre Roberto Acevez Flores en camilla. “Ver que mi papá se estaba deteriorando y dependía de nosotros”, fue una de las experiencias más fuertes para Patricia. Sin embargo, logró salvarle la vida esa noche y el señor Acevez Flores vivió casi tres años más para contarlo. “Por qué quedarse afuera si uno puede actuar”.
Su hermano, Juan Carlos Aceves López, quien también laboraba como comandante de la Cruz Roja en Chapala, no corrió con tanta suerte. Juan Carlos falleció durante una atención de emergencia, mientras protegía a su paciente en una riña. Patricia no mencionó la fecha.
En un oficio de emociones fuertes, también abundan las alegrías. Para Patricia Aceves López salvar vidas y ayudar a su comunidad es la esencia que da razón a su vida. Decenas de casos diferentes pasan por sus manos cada semana, desde heridas pequeñas, hasta emergencias en las que se encomienda a una fuerza divina.
“Pon tus manos en las de nosotros, si el paciente va a vivir haz todo lo que puedas, y si no, no lo hagas sufrir”, es el lema de Patricia Aceves, cuando se encomienda a Dios.
La enfermera labora en el Centro de Salud Chapala los días hábiles y en la Cruz Roja del municipio, los lunes, miércoles y viernes, por las noches.
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