La mujer indígena vive ahora en la casa hogar Ancianitas de Santa Clara
Conchita tejiendo feliz en el Malecón en 2016. Foto: Cortesía.
Patrick O’Heffernan.- Conchita, cuyo nombre es María Concepción Venja Sarabia, la tejedora indígena de 89 años que durante años se sentaba en la banqueta de la calle Colón y saludaba a la gente, se recupera en la casa hogar Ancianitas de Santa Clara, ubicada en San Pedro Tesistán, en el municipio de Jocotepec.
Puedes donar para su cuidado o visitarla, ella necesita ambos. Puedes dejar donaciones en el restaurante The Bowl, Yves Restaurante en el oeste y Lago de Chapala Oficina de Bienes Raíces en Ajijic. Las horas de visita son viernes, sábado y domingo de 11:00 a 17:00 horas. Yves de Choulet, propietaria del restaurante Yve’s llevará a la gente a visitarla los viernes al mediodía.
También se puede hacer una donación en línea al hogar, que servirá para mantener a las 21 ancianas sin hogar, en https://ancianitaslakechapala.weebly.com/.
Conchita, fue golpeada y robada el 20 de julio en su casa y hospitalizada con heridas en la cabeza. Era su cuarto robo y la casa en la que vivía no era suya -en realidad vivía en un cobertizo de la propiedad- y no estaba cerrada con llave. Algunas personas sabían que tenía dinero de su pensión. Según una persona que la conocía bien, intentó defenderse de los ladrones con su bastón y ellos se lo quitaron y la golpearon en la cabeza con él. Un acompañante voluntario que la vigila y se queda con ella a veces no estaba presente cuando robaron a Conchita.
Conchita es originaria de Oaxaca, del pueblo indígena mixteco y habla triqui con un poco de español. Ella ha sido una cara familiar en Ajijic por más de 30 años, tejiendo sus tapetes y vendiéndolos en el malecón, pero con el tiempo ya no podía tejer. Vive de una pensión federal con el apoyo de sus vecinos y de la comunidad expatriada.
Tanto la comunidad mexicana como la extranjera se han unido en torno a ella porque era uno de los personajes más queridos y apreciados de Ajijic.
Yves de Choulet, propietario del restaurante Yves, ubicado al oeste de Ajijic, ha sido un amigo y benefactor de Conchita por más de 30 años, cuando ella se sentaba en frente de su restaurante en el muelle y tejía sus tapices y alimentaba a su burro.
“La conocí por primera vez hace 39 años en el muelle. Vendía tejidos con otras dos señoras, se separaron y ella se quedó”, contó a Semanario Laguna. “Siempre le daba comida del restaurante. Tejía delante de mi restaurante. Alimentaba a mi burro. Nos hicimos amigos. Le pagaba las medicinas y la ayudaba con el médico. Se jubiló hace 4 años cuando descubrió que su tejido se estaba pudriendo en su pequeño local”.
Yves hizo mucho más por Conchita. Él la ayudó a conseguir su pensión. Él y sus amigos se encargaron de que fuera hospitalizada y tratada después del ataque y sigue recaudando dinero para ella.
Diane Smith de The Bowl también ha recaudado fondos para Conchita, 20 mil pesos al cierre de esta edición. Diane a veces va a visitar a Conchita con Yves.
Diane Smith dijo a Semanario Laguna: “Yo sólo la conozco de verla fuera de su casa donde dejamos comida de vez en cuando y algunos pesos. Creo que la mayoría de nosotros la conocemos por el cariño que Yves le ha demostrado a lo largo de los años”, añadió.

Conchita después del ataque. Foto: Cortesía.
Una de las vecinas de Conchita, Kristina Morgan de Lake Chapala Real Estate, cuyas oficinas están a la vuelta de la esquina de la casa de Conchita, llegó a conocer a Conchita y hablaba con ella a menudo.
“Sí. La conocí personalmente. Estuvo sentada en la acera de la esquina de nuestra oficina durante años. Y hablé con ella, pero habla una mezcla de español e indígena, pero hablamos de todos modos”, dijo a Semanario Laguna. “Qué valentía la de esa mujer. No hablaba español y aun así llamó a la gente para hablar”. Añadió que “cuando supimos lo que había pasado, nos pusimos en contacto con su tutor, que me llamó y le preguntamos qué podíamos hacer. Nos convertimos en un punto de entrega de donaciones junto con Yves ‘ y The Bowl”.
Morgan señala que las donaciones son necesarias porque los cuidados de Conchita cuestan 8 mil pesos al mes, más comida y medicinas y aunque ella tiene una pensión de 3 mil pesos al mes, debe depender de las donaciones para el resto. Las empresas locales han arrimado el hombro para recaudar dinero para ella, pero es un proceso continuo y Morgan quiere asegurarse de que Conchita no sólo esté bien atendida, sino que no se convierta en una carga para el hogar.
“Hay 21 mujeres abandonadas a las que las hermanas cuidan. Estamos recaudando dinero para que Conchita no sea una carga para las monjas. Es nuestra forma de devolver algo”, explica Morgan a Semanario Laguna.
Yves ha asumido la responsabilidad económica de Conchita, firmando un acuerdo con la Madre Superiora de las Ancianitas de Santa Clara y visitándola todas las semanas. Llevará a quien quiera ir con él a visitarla: basta con presentarse en el restaurante a mediodía los viernes y él conducirá.
“Le va bien”, dijo a Semanario Laguna, “ahora la veré todos los viernes para que las monjas del asilo vean que no la abandonaron, como a las otras 21 señoras del asilo”. “Tiene un pueblo que la apoya”, declaró a Semanario Laguna.
Puede que el pueblo no sea el único grupo detrás de Conchita. Yves leyó una carta a Semanario Laguna que recibió anónimamente de un vecino en la que se decía que uno de los atacantes ha sido “eliminado y el otro está huido”, pero que será capturado y se tratará con él, lo que implica que un cártel no está contento con el ataque y está castigando a los que lo hicieron. No hay confirmación al respecto.
Al cierre de esta edición no se había producido ninguna detención. La policía especula con que los jóvenes que la atacaron buscaban dinero para comprar drogas duras y promete que seguirá buscando.
Los comentarios están cerrados.
© 2016. Todos los derechos reservados. Semanario de la Ribera de Chapala