Sumado al aislamiento de los ciudadanos la elevación del costo de la fruta, en Chapala se les negó su comercialización
Desde las 09:00 horas, se encuentran pitayas y guamúchiles en los portales de la población.
Miguel Cerna.- Afectaciones de hasta el 50 por ciento en la demanda, pronostican vendedores de pitayas y guamúchiles en Jocotepec para esta temporada, debido a las medidas sanitarias emitidas por los gobiernos para combatir la pandemia.
Lo que en otros años sería una temporada esperada con entusiasmo -tanto por los consumidores, como por sus comercializadores-, este año 2020 el panorama se vislumbra empañado por el coronavirus, ya que medidas como el aislamiento social y sana distancia tendrán repercusiones en el comercio.
Jesús Solano Santana, quien se dedica a la comercialización de estos frutos que vienen con el calor, calificó como malas las ventas durante la primera semana que asistió al portal oriente de la plaza principal a ofrecer su producto durante los meses de mayo y junio.
“Yo hasta las aguas vendo pitayas, dos meses y medio más o menos. La gente nos pide porque vienen del otro lado -a las Fiestas de Señor del Huaje- pero a ver este año como nos va, porque yo creo que nos va a afectar hasta un 50 por ciento”, comentó.
Aunado a la falta de compradores, Solano Santana advirtió una escasez en el fruto, por lo que su precio se elevará; actualmente, las pitayas -dependiendo de su tamaño y calidad- tienen precios que oscilan entre los 10 y 20 pesos por unidad y son procedentes de Tepec, Amacueca y San Marcos Evangelista, Zacoalco de Torres.
Aún más preocupado, se mostró Armando Contreras Sánchez de 65 años -40 de ellos dedicados a la compra y venta de estos frutos-, debido a que en la vecina población ribereña se le negó el permiso para vender, por lo que esta vez se establecerá en Jocotepec.
“En Chapala, la gente del ayuntamiento me dijo que me fuera a mi municipio a vender -Zacoalco de Torres-. En mi municipio es como traer aquí pescado; allá hay guamúchiles, hay pitayas. ¿Qué vamos a hacer?”, cuestionó.
Aunque las ventas apenas comienzan, lo que debería ser una temporada coloreada por los intensos colores de las pitayas, se está tornando gris en tiempos del coronavirus. Aunque la demanda sea baja, los vendedores permanecerán durante estos dos meses en la esquina de las calles Miguel Arana y Allende, desde las 09:00 horas y hasta terminar sus productos.
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