En Ajijic, este postre es realizado por varias familias
El nombre viene de la palabra Capirote, que es el sombrero puntiagudo que utilizan algunas autoridades religiosas.
Sofía Medeles (Ajijic, Jal.).– El postre tradicional por excelencia durante los días de cuaresma, sin duda es la capirotada, que varía mucho de cocinero a cocinero por los ingredientes que incluyen u omiten las diferentes recetas. Aún con sus variantes, su preparación se ha convertido en una costumbre que no se rinde al pasar de los años y cuya receta se transmite de generación en generación.
Sandra Hinojosa, dueña de la fonda “Los Jarritos” en el centro de Ajijic, en esta cuaresma vendió capirotada con la receta familiar. Lleva toda su vida conociendo el postre, 15 años preparándola, y cuatro años vendiéndola. “Desde chiquita veía como mi abuelita la preparaba, pero no fue hasta que me casé que la empecé a preparar”, comentó.
Dijo que su abuelita materna –quien le enseñó sobre cocina- le explicó lo que significa cada elemento del popular platillo: el pan, que representa el cuerpo de cristo; la miel o jarabe es la sangre que derramó; la canela significa la cruz y los clavos de olor, los clavos que se usaron en la cruz, el queso es el sudario y las alegrías, confites o cacahuates representan la resurrección.
Sandra Hinojosa, de 41 años, vende capirotada los viernes de cuaresma en su fonda “Los Jarritos”.
Afirma que sabe que hay diferentes formas de prepararla, pero las más tradicionales incluyen piloncillo, miel, clavos y canela: “Entre los ingredientes de la miel, está la cebolla y el jitomate, lo suelen usar mucho las abuelitas y eso no le quita el dulzor y le da el sabor característico”. Además, contó que ha conocido muchas recetas diferentes a lo largo de los años: “Algunas llevan leche, chochitos de colores, guayaba, plátano, etc.”.
Compartió a Laguna que en su receta personal incluye el limón: “Sigo los pasos de la receta tradicional y luego pelo un limón y se lo pongo a la miel, después la cáscara la uso como rayadura para darle sabor”.
Desde su experiencia, aseguró que quien más consume el postre son los adultos y adultos mayores, pero que le alegra ver cuando los jóvenes se acercan a probarla y la disfrutan.
En un principio, dentro de su familia sólo ella la comía, porque a su esposo no le gustaba mucho, posteriormente, de sus dos hijos solo uno la comía, porque al otro no le gustaba, hasta que la probó: “Le estuve insistiendo que comiera y cuando por fin lo hizo, le gustó mucho el sabor; desde ahí le vi el interés de saber que llevaba”, dijo.
Luis y Lalo Hinojosa, y la novia de Lalo, Ana Medeles.
Por otro lado, sus hijos Luis y Lalo Hinojosa, y Ana –novia del ultimo mencionado-, quienes laboran en la pizzería de los hermanos L&L PizzaBrothers Y E&E SnackBar, afirmaron querer aprender a hacer la capirotada: “Se ve una receta difícil, porque lleva muchas cosas, pero es una tradición que quiero aprender”, comentó Ana; “Queremos poner nuestro propio toque y que se reconozca que somos nosotros quienes preparamos la capirotada”, continua Lalo.
Finalmente, la señora Sandra invitó a las familias a compartir sus recetas: “Hay recetas tan mas buenas, que quedan perdidas porque quienes las preparan no quisieron compartirlas y heredarles esas enseñanzas a sus hijos y nietos, por eso yo digo que se debe transmitir, aunque sea en la misma familia”.
PARA SABER:
La capirotada es una receta que llegó a México con los españoles durante la conquista. El nombre viene de la palabra Capirote, que es el sombrero puntiagudo que utilizan algunas autoridades religiosas. En un inicio, se preparaba con ingredientes salados y embutidos; sin embargo, desde su llegada se fueron reemplazando los ingredientes a los que hoy conocemos.
RECETA TRADICIONAL.
Se rebanan los bolillos, se deja que se endurezcan un poco, poner mantequilla por ambos lados, colocarlos en una charola y hornear 10 minutos a 150 °C o hasta que se doren. Después, se calienta el agua con el piloncillo y canela; cuando hierva, se tapa y cocina hasta que el piloncillo se disuelva y se haga una miel. Se engrasa una cazuela con mantequilla, se acomoda una capa de pan, se baña con la miel y encima distribuye los cacahuates, las nueces y las pasas –se repite en capas y al final se moja de nuevo el pan y se espolvorea queso-. Finalmente, se hornea 20 minutos a 200 °C, se deja enfriar y sirve para acompañar tu café de la noche.
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