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Por: Isabella Matías.
En 1911 se llevó a cabo el primer día de la mujer con motivo del fallecimiento de trabajadoras textiles en la ciudad de Nueva York que perdieron la vida en un edificio donde eran expuestas a terribles condiciones de trabajo, actualmente se transformó en un recordatorio a la lucha por nuestros derechos que años después siguen faltando.
En México diariamente dentro de los periódicos se encuentra la noticia de algún feminicidio, cambia el nombre y el rostro, pero las causas del asesinato siguen siendo las mismas: murió por ser mujer, pareciera que es más peligroso ser mujer que criminal.
Las cifras de violencia de género en el país son alarmantes, según la ONU se cometen 7 feminicidios al día, la mayoría de ellos quedando impune. Las mujeres no tenemos ni paz, ni justicia. Desde que somos niñas se nos ha enseñado a protegernos, por que en algún momento seremos víctimas de la violencia.
Convivimos con la violencia día a día, es normalizada y promovida. Desde que tengo uso de razón, se me ha dicho que me tengo que comportar de cierta manera, como debo vestir, hablar, actuar, pensar ya que como sociedad nos hemos encargado de esclavizar al género femenino dentro de una prisión mental, condicionándola a un estereotipo.
Años después del primer día de la mujer las causas siguen vigentes, y desafortunadamente también el constante peligro de ser mujer. El feminismo mantiene la lucha por la igualdad, reclamamos lo que es nuestro y nunca debió dejar de serlo. Los derechos que tenemos hoy son resultado de luchas de generaciones pasadas, estamos en la construcción de una sociedad más justa, más libre y más femenina.
No queremos un día de la mujer, queremos no llorar la pérdida de otra hermana más.
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