La mayoría de los entrevistados son respetuosos de las disposiciones gubernamentales, mientras una minoría no cree en la pandemia
Aunque algunos toman el tema con responsabilidad, a otros no les preocupa mucho o de plano no creen el virus SARS-CoV-2- que ha cobrado la vida de miles de personas en el globo terráqueo.
Sofía Medeles/Domingo M. Flores (Ajijic, Jal.).- Opiniones encontradas tienen diferentes sectores de la población de Ajijic con respecto a la pandemia mundial provocada por la enfermedad COVID-19, mismas que van desde la confianza acerca de su existencia hasta la incredulidad en la misma, según desvela un sondeo realizado por este medio.
La mayoría de los entrevistados creen en la pandemia; sin embargo, por motivos personales, expresan que no quieren -o no pueden- quedarse en casa y recortar sus actividades laborales, aunque aclararon que sí siguen las recomendaciones de las autoridades sanitarias -como el uso de gel y cubrebocas-, aunque les tiene molestos los aplazamientos del resguardo que anunciaron será hasta mediados o finales de mayo -dependiendo de cuántos casos de COVID-19 se hayan presentado en la zona-.
«Entiendo la situación grave, pero la verdad no creo que sea cosa para estar locos con ello; además necesito salir a trabajar y no todos podemos darnos el lujo de estar completamente resguardados», señala uno de los entrevistados.
Por su parte, el señor Andrés acotó: «(…)Aparte como que ya a la larga enfada y uno ya no tiene nada que hacer en casa, así que nos salimos aunque sea a la banqueta o a caminar donde sepamos que no va a haber gente; al cabo no se pega si no nos pegamos mucho».
No obstante, aunque en menor número, sí hay un sector renuente a la existencia de la enfermedad que no creen que sea tan grave como -según su opinión- lo hacen ver los medios de comunicación; es más, se lo atribuyen a una estrategia política-económica o, incluso, a un tipo de control de la población.
Gente usando el transporte público sin cubre-bocas.
Este grupo poblacional está apático y enojado por la petición de resguardo y la sana distancia que no respetan; si se les pide acatar medidas sanitarias no lo harán, debido a que no creen en la enfermedad.
«Esas cosas son puros inventos del gobierno, nomás pa’ asustar. Mis hijos me lo enseñaron en el Facebook, nomás andan afectando a la gente trabajadora y pues como ellos si tienen para tragar y nosotros no, pues nosotros nos aguantamos nuestro coraje de que nos anden correteando en la calle para decirnos que nos guardemos», sentencia María, una vecina de Ajijic.
«Me enoja que por cosas que no tienen que ver con el país -porque este es un problema económico entre China y Estados Unidos para aflojar la economía- nos peguen a nosotros. Yo me iba a ir con mi familia a la playa como cada año, pero pues siempre no porque cancelaron el camión donde íbamos, ya de perdis nos devolvieron el dinero y ya ni a la laguna podemos bajar», añade otro ajijiteco.
La incredulidad también se da en personas con estudios universitarios: «Uno tiene que salir a trabajar y ahora con estos inventos andamos todos preocupados por nuestra situación. A ver, ¿qué vamos a hacer cuando se nos acabe la comida? Lo que deberíamos hacer es unirnos y desenmascarar políticos, esto es pura robadera con sus dichosas pruebas, aparte por que no dan registro de las personas infectadas ni muertas, porque es puro invento», cuenta un profesionista, quien al parecer es ajeno a la lectura de noticias.
Sin embargo, hay un pequeño sector que ha tomado el resguardo con mucha responsabilidad -en su mayoría, extranjeros que habitan en la población-, pues evitan a toda costa salir y si lo hacen no tocan superficies, no hablan con nadie, se alejan lo más que pueden de la personas para respetar la sana distancia recomendada por autoridades.
«Me da mucho coraje la gente que anda tan tranquila en la calle sabiendo cómo está la cosa; si todos hiciéramos caso ya podríamos estar medianamente tranquilos, todos son potenciales portadores, además de los peores casos que son asintomáticos, nadie tiene privilegios para librarse de esto», nos dice una ajijiteca desde el resguardo.
Otra vecina más, llamada Monserrat, remató con intranquilidad: «Tengo mucho miedo de la situación; estoy encerrada la mayor parte de la semana, si no es que toda, y no permito visitas ni que mis hijos salgan. ¿Qué más quisiera yo que toda mi familia estuviera así? Pero si ellos quieren exponerse, ¡allá ellos! Con que no me vengan a infectar a mí y no anden llorando después porque les pegó».
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