La joven pintora practica el ‘arte psicodélico’ para conectar íntimamente con ella misma y la naturaleza
Abril Durán de 25 años, autorretrato con mariposa. Foto: Internet.
Alma Serrano.- Con una propuesta de arte poco común, Abril Alejandra Durán Castellanos, una chica de 25 años, habla de sus orígenes en la pintura y el dibujo, y cómo ha desarrollado su habilidad y gusto por el autodescubrimiento y la naturaleza.
Su historia en esta disciplina se remonta a su infancia, cuando luego de haber vivido en diferentes partes de México por razones familiares, se estableció en Ajijic, donde inició su relación con la pintura.
Aunque con tan solo cinco años, Durán Castellanos ya estaba interesada en el dibujo, fue a los nueve cuando pudo tomar su primer taller de pintura en el Centro Cultural Gonzalez Gallo (CCGG) de Chapala; al que tuvo que renunciar por la amplia diferencia de edad entre sus compañeros de clase.
Sin embargo, su inquietud no se quedó ahí, pues por su cuenta empezó a comerciar sus creaciones en la escuela, fue ahí cuando se dio cuenta de que su trabajo era valorado y le gustaba a los demás.
“En la escuela vendía mis dibujos, hacía encarguitos desde los siete a los 13 años; yo hacía los dibujos en los trabajos (de clase), pero cuando me pidieron dibujar rostros, fue cuando comencé a vender más y a interesarme más”, comentó.
La etapa de la preparatoria vino acompañada de dudas para Abril Durán, pues a pesar de que era consciente de que tenía talento, nunca creyó que esa pasión se convertiría en algo más que un hobbie, debido a que maestros le hicieron “críticas destructivas” y comentarios que la desanimaron.
“Me decían que de eso no iba a mantenerme, que mejor buscara otra cosa, y la verdad, realmente era duro y lo consideré”.
Abril Durán pertenece a un colectivo multidisciplinario llamado “Lisérgica 25”, fundado en el 2016 e integrado por 16 artistas, con el que organiza fiestas artísticas y concursos para pintar en bastidores de gran formato, para posteriormente exponerlos en festivales, con música alternativa y electrónica.
La joven pintora consideró que esto le permite explotar su creatividad, experimentar con “cosas extrañas” e improvisar. Gracias a este grupo, sus pinturas han cruzado las fronteras, participando en exposiciones fuera del país.
Uno de los intereses más profundos de Abril es el autoconocimiento, por lo que ha participado en experiencias mentales y corporales que ha plasmado en algunos de sus cuadros. Todo el bagaje psíquico es a la vez, una forma de comunicarse intencionalmente con ella misma y con los espectadores.
Actualmente, Durán Castellanos se dedica al 100 por ciento a su vocación, condición que le ha obligado a diversificar su quehacer artístico, por lo que además de vender su obra, pinta murales, participa en exposiciones, hace fotografía, diseña, entre otras actividades.
“Hay días extremadamente malos, otros infinitamente buenos, esto es como una montaña rusa y para quien dice que no puedes, tal vez es que no saben que en cualquier cosa a la que te dediques existen estas rachas. Tienes que creer en ti y hacerlo con amor y no tendrás que trabajar más”.
Pese a que Abril no terminó su licenciatura de Artes Visuales para la Expresión Plástica al desertar en el séptimo semestre, estratégicamente, esto no le ha impedido convertirse en quien ella quería y quien muchos dijeron que no era posible.
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