Todos como uno
Vista hacia el Lago de Chapala. Foto: Archivo Laguna.
Por Daniel Jiménez Carranza.
Terminamos un ciclo anual, en donde hemos presenciado situaciones que nos han sorprendido, como es la guerra de Rusia-Ucrania, que ha representado un enfrentamiento político entre dos países, que otrora estuvieran unidos dentro del Régimen Soviético, y que en la actualidad, una vez distendidas las esferas de bloques, han emergido por un lado, como un distanciamiento del centro de Ucrania, hacia el núcleo político central del Kremlin al tiempo que, producto de los efectos de la simbiosis experimentada de la influencia cultural de un bloque como la URSS, se han dado también grupos prorusos, simpatizantes con la cultura rusa, y quienes a su vez, han sido atacados por el actual gobierno ucraniano desde el 2014, en que se declararon rusófilos, y que el Kremlin, ha decidido apoyarlos, e integrar estos territorios como parte de Rusia; desafortunadamente, este es un conflicto que amenaza con prolongarse, sin que hasta el momento existan posiciones de acercamiento y entendimiento para resolver este conflicto, conflicto que en esta ocasión, ha involucrado a gran parte de las naciones a nivel mundial, porque ello, lleva implícito una serie de desequilibrios económicos, políticos y energéticos, pues es bien sabido que Rusia ha abastecido a Europa de combustible, y que ahora derivado de este conflicto, ha propiciado un completo desequilibrio en el mercado internacional, que aunado a la pandemia del COVID, ha colapsado la economía mundial, de la cual nuestro país, no se encuentra a salvo, pues las consecuencias económicas también han incidido en aspectos económicos, energéticos, etc., donde los resultados aún no se han manifestado con la severidad que acompañan estos fenómenos. Independientemente de esta exposición sobre los efectos internacionales, a nivel interno, enfrentamos situaciones políticas como la lucha por la sucesión presidencial, en donde los ataques de todo tipo, no han cesado, y por el contrario, se han exacerbado entre la oposición con el actual gobierno, donde además se ha visto una participación más activa de grupos del crimen organizado, que han sembrado el terror en distintos puntos del país, en donde se han dado auténticas masacres de población civil, ello, ya no se puede interpretar como pugnas entre grupos delincuenciales para obtener una plaza, sino todo ello, presenta otro cariz relacionado con movimientos políticos que pretenden crear desconcierto, temor entre la población, con el propósito de crear este clima de zozobra para hacer aparecer al actual régimen, como fallido en la lucha contra la delincuencia, que sin duda, es una tarea pendiente que debe ser resuelta, y no necesariamente a través de las armas, manteniendo al ejército y fuerzas de seguridad en la calle, en donde el ciudadano, se encuentra en estado de completa indefensión; en la actualidad, con los avances tecnológicos, es posible identificar mucho mejor aquellos grupos que delinquen, pues el estado mantiene bajo su órbita, todos los elementos de seguimiento e identificación que le permite rastrear a quienes delinquen; es necesario crear un cuerpo de investigación que cuente con todos los elementos materiales, tecnológicos y humanos, necesarios para realizar la identificación y seguimiento de actos delictivos. Es necesario formar auténticos cuerpos profesionales de investigación y seguimiento de los delitos, evitando la exposición de la población al fuego cruzado entre fuerzas del orden y delincuentes, importante asimismo concientizar y acercarse a la población para que mediante su activa participación, contribuyan a erradicar este flagelo.
Ello representaría un recurso válido para erradicar la violencia, y ofrecer mayor seguridad con mejores condiciones de vida a la población.
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