¿Invadir México?
Por Patrick O’Heffernan.
Así que el Partido Republicano quiere invadir México. El gobernador de Florida, Ron DeSantis, que quiere ser Hitler, se jactó de que el primer día de su presidencia enviará fuerzas especiales a México para destruir los laboratorios de fentanilo de los cárteles: un acto de guerra.
Otros miembros del Partido Republicano también conocido como Grand Old Party (GOP), que también quieren ser Hitlers, se unieron, incluyendo a Donald Trump, Vivek Ramaswamy, Nikki Haley y Tim Scott. El GOP está sustituyendo «Bombardear México» por «Construir el Muro».
¡Qué gran idea! Empezar una guerra con nuestro mayor socio comercial, una nación con un millón de ciudadanos estadounidenses viviendo en ella, una nación con 35 millones de sus ciudadanos y sus familiares viviendo en Estados Unidos, y una nación con un ejército de 300 mil agentes que ocupa un lugar destacado en la revisión anual de la potencia de fuego mundial, además de una Marina y una Fuerza Aérea robustas. Una nación cuya policía y ejército ayudan a frenar la inmigración ilegal en la frontera.
Un país que recuerda y reciente las invasiones de Estados Unidos en el pasado. Una nación que recibirá el pleno respaldo de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y probablemente la ayuda militar de Cuba (¿la Tercera Guerra Mundial?).
La sorpresa de Rusia al invadir Ucrania palidecerá en comparación con la debacle estadounidense si invade México. Y no funcionará.
El presidente Felipe Calderón declaró la guerra militar a los cárteles en 2006, alterando el reproche entre estos y el PRI. El resultado fue un horrendo nivel de violencia que continúa hoy en día. Es cierto que, con la ayuda de la Iniciativa Mérida, de Estados Unidos, mató o capturó a los principales capos, pero esto sólo sirvió para dividir a los cárteles en grupos más pequeños que lucharon entre sí y contra el gobierno, causando enormes daños colaterales. Y la droga siguió fluyendo.
No estoy defendiendo la política del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) de «abrazos, no balazos», obviamente no funciona. Pero sí estoy abogando por aumentar la cooperación entre México y Estados Unidos en la supresión de los cárteles para detener la muerte anual de 70 mil estadounidenses (y un pequeño pero creciente número de mexicanos).
La administración de Joe Biden ha progresado en el control de la frontera. Ha desplegado el mayor número de agentes de la historia -más de 23 mil-, ha detenido niveles récord de fentanilo en la frontera, ha añadido tecnología para atrapar a los contrabandistas, ha solicitado al congreso mil millones de dólares para programas de desarrollo en Centroamérica y Haití, ha invertido 430 millones de dólares para la gestión de la migración hemisférica, ha propuesto al congreso una dotación adicional de 800 millones de dólares a Seguridad Nacional para la interdicción de drogas y cuatro mil 700 millones de dólares adicionales para la seguridad fronteriza.
Todo esto ante la oposición del GOP, porque quieren continuar con la falsa narrativa de DeSantis de que Biden ha fracasado y que la única solución al contrabando de drogas es una invasión del GOP a México.
El presidente AMLO respondió a DeSantis que México no permitirá ninguna intervención extranjera. Enfatizó que la fuerza no resolverá los problemas de drogas. Estoy de acuerdo, pero la fuerza tiene su lugar; hay momentos en que sólo las balas funcionarán. Pero esas balas no pueden ser parte de una invasión estadounidense a México.
Estados Unidos consiguió frenar la producción de drogas y la violencia en Colombia mediante el Plan Colombia y el ejército colombiano, pero también causó terribles daños medioambientales y violaciones de los derechos humanos. Quizás podamos aprender de nuestros errores y de nuestros éxitos en Colombia para desarrollar un programa en México de ayuda económica y fuerza militar local, más una limpieza de la corrupción gubernamental. La situación en México es diferente a la de Colombia, pero el principio es el mismo: fuerza específica, cooperación sólida, gobierno limpio y desarrollo económico.
Y lo que es más importante, Estados Unidos tiene que acabar con su demanda de drogas. Para ello será necesario aumentar el tratamiento de la drogadicción y la educación; es caro, pero es mejor que empezar una guerra con México por una pegatina para el parachoques.
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