El Lago de Chapala. Foto: Héctor Ruiz.
Por: Daniel Jiménez Carranza. – El periodismo, sin duda, es una de las actividades que en la actualidad, debido a los múltiples medios de difusión, ha cobrado singular relevancia, particularmente en el ámbito político, al cual se le ha dado en llamar el cuarto poder, pues representa los ojos y oídos de la ciudadanía sobre el quehacer político, exhibiendo sus excesos y abusos cuando es pertinente, y cuando este periodismo se ejerce con ética y profesionalismo, aunque existen sus grandes excepciones como son los casos en que esta actividad es orientada a lucrar, disfrazando, ocultando o manipulando la verdad, a través de la publicación de opiniones, que la distorsionan plenamente , creando una falsa concepción de los acontecimientos. Son estos los casos cuando el periodismo pierde su dignidad como difusor de la realidad, donde se degrada la función informativa detentada por sujetos inescrupulosos, que desafortunadamente crean corrientes de opinión para favorecer o envilecer a personajes, grupos o acontecimientos, a cambio de inescrupulosos ingresos.
También existen los casos contrarios, en donde esta labor se desarrolla con afán ético y responsable mediante incuestionables investigaciones con el propósito de sacar a la luz latrocinios cometidos al amparo del poder, en donde los responsables exponen su vida y su libertad, como es el caso de Julian Assange, programador, periodista y activista australiano, creador de Wikileaks quien es perseguido por la justicia norteamericana, por haber hecho público documentos y secretos estadounidenses, que constituían información clasificada y poner “en riesgo a soldados, agentes y colaboradores”, y cuyo contenido, entre tantos otros relevantes temas, era la serie de atrocidades cometidas por el gobierno norteamericano en guerras como la de Irak, Afganistán, e información de su injerencia en otros países, información reprimida, que toda la prensa mundial junta jamás había recopilado.
Cuando se ofrece a la sociedad una relevante información producto de investigación documentada, no existe otra alternativa que respetar y reconocer el gran esfuerzo que ello ha representado, no así, imponerle una pena carcelaria de 175 años, por realizar una actividad periodística con honor y valentía.
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