Por Jesus López Vega
ARCHIVO HISTÓRICO DE AJIJIC
1° de Agosto del 2013
“ECOS” EXPOARTE AJIJIC 89
(Reseña Histórica del Centro Cultural de Ajijic y el Callejón del Arte)
“El fuego arde en las entrañas y ha minado las mentes de un pueblo”
Jesus Victoriano López Vega
“El arte decorativo tiene entre otras aspiraciones, el marcar no sólo la cultura de un pueblo y sus adelantos estéticos, sino de todo aquello que venga a ser una revelación de un periodo histórico-social en las costumbres y en la vida de un pueblo artista e independiente. “
Armando Hermosillo Venegas.
Hace 25 años, el 5 de Agosto de 1989, se realizó un evento cultural de carácter popular al aire libre, siguiendo la ideología “Las tradiciones populares son el alma de un pueblo” en la calle Galeana entre Guadalupe Victoria y Constitución, llamado “EXPOARTE AJIJIC 89” fue donde tuvo origen el “Callejón del Arte”.
A raíz de este evento, el 20 de noviembre del mismo año se tomaron las instalaciones de lo que es actualmente el Centro Cultural de Ajijic, donde se organizó un evento llamado “Pabellón Artístico y Cultural Ajijic 89”.
Reconociendo el pueblo de Ajijic a este lugar como espacio alternativo para Eventos Culturales, ya que anteriormente este lugar era utilizado como mercado, posteriormente sirvió para usos múltiples, bailes populares, bodas, peleas de gallos etc.
En 1992, el H. Ayuntamiento de Chapala otorgó el título oficial y una placa de bronce como “La Casa de la Cultura y sus tradiciones para el pueblo de Ajijic” a través del patronato “Pro-Arte Cultura y Tradición”.
Finalmente el 31 de Agosto del 2005 se realizó la apertura de inauguración oficial, con el título de Centro Cultural de Ajijic.
ANTECEDENTES
En 1989, la idea de aquel entonces revoloteaba en nuestras mentes, de un grupo de jóvenes inquietos en realizar una manifestación cultural, donde se expresaran diferentes formas de arte.
Esta idea surgió a raíz de mostrar nuestro trabajo en una de las galerías “elitistas” que había, pues como nuestro trabajo no era admitido, nos enojamos gacho y decidimos hacerlo al aire libre.
—¿Saben qué?” —dije—. Vamos a mostrar nuestro trabajo al público en general, a los barrios, a nuestra gente, al pueblo, al fin y al cabo el arte tiene que ser libre, como una vez lo manifestó Siqueiros: “¡A las masas y en lugares públicos! ¡El arte es Propiedad Publica!”.
Pues Ajijic para aquel entonces contaba con limitadas galerías a las que solamente “artistas profesionales” tenían acceso. La “Galería del Lago” y el legendario “Jardín del Arte” (como espacios alternativos) habían desaparecido en la década de los 70. La famosa Galería CABA (Centro Ajijic de Bellas Artes) aún no existía, y nuestro ímpetu era grande por mostrar nuestro trabajo y a la vez rescatar la Identidad local, resaltando a la “mexicanidad”.
Ya que en ese tiempo llegaban con frecuencia los “trikis” del tronco zapoteca de Oaxaca, con sus coloridos tapices de telares manuales simultáneamente se hacían más evidente la presencia de los Wirraricas, conocidos comúnmente como huicholes.
La tradición de los temascales eran iniciados en Ajijic por “Tlakaelel” desde México, movimiento que siguió con Jesús Higuera (katuza) y Dionisio Morales.
Nuestro impulso era grande por resaltar nuestra identidad local, donde la gente del pueblo tuviera acceso a participar al aire libre, en todas las manifestaciones artísticas y gastronómicas.
—¿Saben qué? Vamos a invitar a todos los barrios. “Ira”, Chuy, vamos a llevar letreros del evento con papel de envoltura, a las tortillerías, al campo de fútbol, a Tecoluta, a la carnicería del “tomalitros” (tomacito el carnicero de la montaña) y también le entregamos a la gente a la salida de misa de 8 —me decía “Dany” Daniel Palma.
—Insectos, ellos no saben de arte —respondía el Katúza—. ¿Qué onda, batos? ¡Móchense! Mochilas algo andan tramando. Íralos, íralos —nos sorprendió el “fede” Federico Parra al ir llegando al taller de talla del Katúza.
—Miren, batos, hagan compostura de Tonatiuh (el sol), no sea que Tláloc (el agua) le gane y caiga un tormentón ese día.
—No bato no traigas malas vibras. Mejor vamos a quemarle las patas a judas —le dijimos.
Hicimos planes para ubicar por un lado la gastronomía local, al pan tachigual, las semas de trigo, las mestizas, las gorditas de maíz, pinole, morelianas y tamales mezcales, la cuala, el pan de muerto y pan embetunado del día de la cruz. El ponche de temporada de granada, guayaba, arrayan, mango, etc. del “cuate” comparan.
Las señoras de los sopes, con enchiladas, pozole, caldo michi, birria, pepián, atole de masa, champurrado, el tepache, agua miel y pulque y de pilón hasta los “monos” con sus elotes cocidos con cacahuates, guazanas y camotes del cerro. Todo con la idea de rescatar la comida tradicional de nuestro pueblo, y apoyar a los comerciantes locales.
Y de nuestro folclor, y los coheteros apoyaron con unas brazadas de cohetes y unos toritos, el grupo de los globos de papel de china los lanzaban por la tarde, la tradicional guerra del “papaqui” con colaciones y cascarones decorados con pintura de anilinas con confeti, la sayaca con su capitán oficial “el piñas”, y alguno que otro disfrazado de “nahual” el comal tizando, música de protesta (de canto nuevo), y un pequeño quiosco de carrizo para personas que querían decir refranes, algunos haciendo sátiras de ciertos personajes, disfrazados de nahuales a forma de teatro.
Se decoró de compostura con diferentes colores de papel picado con la imagen de Tonatiuh. Principalmente de amarillo en toda la calle, con la esperanza de contrarrestar la lluvia ya que estábamos en su temporada de lluvias.
De esta forma se originó “El callejón del Arte” un 5 de agosto de1989, atrás de la iglesia, en la calle Galeana entre Guadalupe Victoria y Constitución, quedando marcado en la conciencia del pueblo como un escaparate a la creatividad.
Posteriormente en 1992 se realizó este evento en la calle 16 de septiembre, apoyando por Moctezuma Medina, Enrique Velázquez, José Duran, José Abarca entre otros.
En el 2005 se instaló definitivamente donde fue la prolongación de la calle Guadalupe Victoria que llegaba hasta la plaza, como parte integral anexo al proyecto del Centro Cultural de Ajijic.
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Ese sábado en punto de las 10 de la mañana daba inicio el evento al son del tambor, donde el Katúza afuera de su taller tocaba fuertemente el recién “teponastli” recién terminado con unas suaves tallas prehispánicas en alto relieve de madera de mesquite, provocando ecos en la calle del fuerte sonido grave, “nicho” Dionisio Morales junto con el “jas” Jacobo (el pato de tecoluta) y otros camaradas entonaban silbatos, flautas y gárgolas prehispánicas de barro. La gente del pueblo con sus vendimias empezaba a llegar. Los pintores, escultores, fotógrafos y artesanos locales se acercaban mientras dábamos instrucciones para su ubicación, trayendo sus obras, caballetes y bases, las esculturas al centro de la calle, y las pinturas y fotografías y demás arte visual, montados en los caballetes sobre las banquetas, de tal manera que la gente pudiera apreciar y circular en la calle. Para ese tiempo la fotógrafa Xill Fessenden era nueva en Ajijic, al igual que el otro fotógrafo Jerry Koonts y otros artistas más de ese tiempo también fueron invitados, el gran artista Sidney Swartchzman de origen ruso formaba desde antes, parte ya de los artistas locales. Porque acordamos que el arte es universal y libre y está a favor de las costumbres de un pueblo.
Ya para mediodía había indígenas, lugareños, tapatíos, y extranjeros y hasta el padre de la iglesia y sus acólitos, conviviendo todos en un fin común del esplendor de las manifestaciones artísticas y tradiciones de nuestro pueblo, arte, folklor, música, comida, color elementos de la magia que ha caracterizado desde antaño a nuestro pueblo de Ajijic, y recordando una gran colección de fotografías de los años 50” en blanco y negro que contrastaba con nuestro actual pueblo.
El evento se había consumado. Y ya para las 12 de la noche no había nada, ni un alma en la calle como si nada hubiera pasado, culminado por una fuerte tormenta de Tláloc.
—¿Entonces qué? ¿Cómo ven? ¿Agarramos el local de bailes? ¡Dónde! ¡Allí pues donde los charros hacen sus peleas de gallos! Ahh… ¿Donde guardan las cosas del Vía Crucis? ¡No! ¿Saben qué, batos? Mejor no hay que meternos con la iglesia porque el padre nos excomulga. ¿No? ¡Ni madres! Este lugar pertenece al pueblo, además hay que separar al clero y al pueblo, como le hicieron los franceses en la Ilustración. Voltaire, Roseau y otros le quitaron el poder a la monarquía que les hacían creer a los pobres esclavos que los padres y la burguesía hablaban directamente con Dios. ¡Pinche bato, antes no dices que hablaban por teléfono o le enviaban telegramas! Además Juárez después de la Independencia separó al clero del estado y Plutarco Elías Calles también en la Revolución Mexicana. ¡Vamos a agarrar ese lugar, le pertenece a nuestra gente! ¡Vamos a hacer un lugar para la cultura! ¡Para ilustrarnos y manifestarnos artísticamente! ¡Como dice el Chuy! ¡Pa’ que se lo sepan! ¿Y saben qué? Vamos a empezar con una exposición colectiva de pinturas y otra de fotografías de nuestro pueblo de antaño, ahora que se acercan las fiestas de Noviembre y hacerlo tradición. Para que las futuras generaciones no se olviden de su pueblo. ¡Órale, órale!
Frecuentemente nos reuníamos en el taller de Katúza, acordamos que el 20 de Noviembre del mismo año, día de la Revolución Mexicana tomaríamos las instalaciones, con un evento que estaría durante el marco de las fiestas patronales de Noviembre. El grupo crecía formándose un comité integrado por; Jesús Escamilla, Alejandro Martínez, Moctezuma Medina, Pablo Márquez, Saúl Gutiérrez, Filiberto higuera, Antonio Cárdenas, Anselmo Avalos, entre otros. Se organizó un evento llamado “Pabellón Artístico y Cultural de Ajijic 89” y la idea de Saúl Gutiérrez era de que todos los pintores hiciéramos cada quien una figura de animal donde cada quien se identificara con su propio nahual, grande de papel machee, de tal forma que lo lleváramos cargando durante el desfile inaugural, con su recorrido de costumbre, iniciando en los carriles, dando vuelta en las 6 esquinas hasta la plaza y de ahí al Centro Cultural. El desfile fue encabezado por un gran Quetzalcóatl que realicé, cargándolo entre 6 personas que en las esquinas daba trabajo para pasar, hubo mojigangas gigantes, carros alegóricos etc. coincidiendo el desfile inaugural con el inicio del marco de las fiestas de San Andrés.
Al principio si hubo ciertas fricciones con los otros grupos mencionados anteriormente, pero con el apoyo de la regidora de aquel entonces Doña Julia Ramos y el delegado Hugo Murillo y nuestro grupo, de hecho toda la gente que participo en el Callejón del Arte, estaba de nuestro lado que fue bastante, de esta forma tuvimos acceso y el pueblo reconoció ese lugar como “Espacio Alternativo Para Eventos Culturales”. Tres años después en 1992 se le dio el titulo como “Casa de la Cultura de Ajijic”.
Posteriormente Alejandro Martínez, Dionisio Morales y Jesús Lopez Vega soñamos en un espacio digno para Ajijic, donde tuviera foro, espacios para talleres de gráfica, pintura contemporánea, escultura, talla, taller literario, elaboración de piñatas, papel picado, globos de papel de china, ballet folclórico etc. Con el apoyo de la arquitecta Luz Briseño presentamos el proyecto a las autoridades municipales, el cual fue admitido. Conformándose así un patronato Alejandro Martínez, Jesús López Vega, Dionisio Morales, Jesús Escamilla, Rodolfo Rivera, Anselmo Avalos, Moctezuma Medina, entre otros. Adquiriéndose los recursos por parte del programa SEDESOL. 3X1. (federal, estatal, municipal y con los hijos ausentes radicados en EU. Colonia extranjera y pueblo en general).
Finalmente el 31 de Agosto del 2005 se inaugura oficialmente el nuevo espacio con el nombre de “Centro Cultural de Ajijic” con una exposición colectiva de pinturas de 30 artistas locales.
Cabe mencionar que la administración municipal en turno estaba por terminar su periodo, y el proyecto de construcción se terminó con ciertas deficiencias físicas, como las gradas de ingreso, la gradería que conduce al segundo y tercer piso, las cuales no correspondieron a la gradería original que presentamos, dicha gradería era en forma de espiral con la idea que el mural tenga mayor proyección y visibilidad, y la mala acústica que durante los eventos es pésima, en el tercer piso está planeado el taller de gráfica aun inconcluso, de la misma manera el taller de literatura infantil que estaba planeado aún no se ha llevado a cabo, debido a que no hay muros de contención y los niños pueden caerse desde el tercer piso, han pasado varias administraciones y aun el Centro Cultural sigue con las mismas deficiencias físicas.
PD: Con respecto me dirijo a las personas mencionadas en este artículo que ya no viven, que descansen en paz.
Atte. Jesús Victoriano López Vega. Cofundador entre otros del CCA.
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