A tres años del primer y único campeonato de Charales de Chapala en su historia
Jugadores, cuerpo técnico, directivos y afición celebrando el título a un lado de La Fuente de los Pescadores. Foto: Cortesía.
Iván Ochoa (Guadalajara, Jal).- La tercera ley de Newton indica que para cada acción existe una reacción igual y opuesta, y la que ejercía Charales hace tres años lo llevó a canjear un título de liga que, hasta hoy, es su primer y único en su historia en la Tercera División Profesional.
Si bien es cierto, al inicio de esa temporada el conjunto ribereño no era uno de los favoritos a llevarse el campeonato, ni siquiera de avanzar a la Liguilla.
De hecho, al término de la primera mitad del torneo ocupaban el décimo peldaño de la tabla general, a seis puntos de zona de clasificación; sin embargo, la pretemporada que tuvieron en Manzanilo, Colima, y los refuerzos que se sumaron al plantel, daba un indicio de que este equipo podría incomodar a más de uno de los participantes, y dicho y hecho comenzó a sumar victorias de forma consecutiva, a tal punto de llevar al equipo al segundo lugar, pero un descuido en la última fecha hizo que cayeran el tercer peldaño. Al final, el charal entró a la Liguilla como uno de los equipos a vencer.
Su primer choque, en los cuartos de final, fue ante los Mulos de Oro, un equipo que en más de una ocasión puso en apuros a los de Chapala, y viceversa. Al final, los Charales sacaban el resultado desde los 11 pasos y se colocaban dentro de los mejores cuatro equipos de la zona occidente.
Para las semifinales se medían a unos “bravos” Iguaneros de Atlético Tecomán que para la ida se venían en desventaja de un 2-0. No decayeron las esperanzas, todos tenían la ilusión de remontar el resultado. Marco Ibarra acercaba a los de Chapala cuando todo parecía perdido; Edgar García ponía el empate con un efectivo cabezazo en los últimos segundos y Humberto Ríos le daba el pase a la final tras un par de atajadas debajo de los tres postes.
Con un abarrotado Campo Municipal, con casi tres mil espectadores, recibían la final a unos Vaqueros de Ixtlán motivados y con hambre del triunfo, aunque Kevin Cano fue el que se encargó de prolongarlo, pues marcaba el tanto que ponía en ventaja a la Roja Ribereña a los 55 minutos que, a la postre, daba la victoria en el primer capítulo de la final.
20 de mayo de 2017, el día decisivo. La motivación estaba a plomo. No había cabida para el nervio. Y tanto pronto como ellos lo sospechaban, Víctor Ríos marcaba el gol que les daba el título. 2-0 y nada más, suficiente para traerse la copa a casa y celebrar como nunca a un lado de la Fuente de los Pescadores, en Chapala.
Esta generación trajo muchas alegrías al municipio, y aunque al final no se logró el ansiado ascenso, los números quedarán impregnados en más de uno de los integrantes que le tocó formar parte de esa generación.
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