Padre e hijo comparten su pasión por la pintura y el amor a su pueblo
Bruno Mariscal Jr y Bruno Mariscal a los 24 y 49 años de edad, respectivamente. Foto: Alma Serrano.
Alma Serrano.- Bruno Mariscal es un pintor ajijiteco de 49 años de edad, quien heredó su amor por el arte a su único hijo, Bruno Mariscal Junior, de 24 años de edad, quienes en conjunto elaboran propuestas gráficas que dan identidad al Pueblo Mágico.
Bruno Mariscal encontró su vocación desde la niñez, cuando era un niño inquieto que no soltaba el lápiz y el papel, cosa que sigue haciendo hasta ahora, a sus casi 50 años.
A lo largo de su trayectoria como artista, Mariscal padre se ha cruzado con otros creadores que le han enseñado y compartido sus métodos, entre ellos destacan Neil James, Javier Zaragoza, Antonio Cardenal, Efrén González e Isidro Xilonzochitl. Pese a que ha incursionado en la mayoría de las técnicas, se enamoró del óleo y el acrílico.
En murales y pinturas de caballete, Bruno Mariscal ha plasmado decenas de lugares de la Ribera de Chapala y de la República Mexicana, así como mariachis, lagos, atardeceres y animales como las iguanas. Él es el creador del ícono de la palabra “Ajijic” representada en un esqueleto de pescado, mismo que ha sido el sello característico de una imprenta de ropa y recuerditos de su propiedad.
Por añadidura, a Bruno Mariscal Junior le tocó nacer en un seno permeado por el arte, por lo que en sus recuerdos de la infancia está su padre pintando y realizando exposiciones pictóricas.
Fue desde ahí cuando comenzó su formación artística, bajo la enseñanza de su padre y otros artistas, sin embargo, a los 15 años se sumergió de lleno, eligiendo la acuarela y el grabado como sus técnicas preferidas, con las que crea paisajes, cielos, desnudos y surrealismo.
Mariscal Jr. estudió la licenciatura en Artes Plásticas, lo que le aportó otros elementos para aplicarlos a su patrimonio familiar, por lo que espera darle un giro a su legado artístico.
Bruno Mariscal consideró el arte como una forma de expresar su imaginación y sus sentimientos: “un lienzo me da la oportunidad de sacar algo inexplicable e irrepetible, una conexión espiritual”.
Asimismo, recomendó a los jóvenes a no desistir en el deseo de dedicarse a la creación, pues aunque es difícil, sí se puede salir adelante: “sí se puede vivir del arte, véanos a nosotros”, concluyó.
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