Ajijic enseña tradiciones a las nuevas generaciones
Por Patrick O’Heffernan
La semana pasada, entre los muchos eventos y diversiones que hubo en Ajijic, dos se destacaron para mí como ejemplos de cómo el poblado, su gente e instituciones, tanto mexicanos como extranjeros, trabajan duro para mantener las tradiciones «mágicas» y transmitirlas a la siguiente generación.
El primero fue el recital vespertino de la Escuela de Mariachi “Pedro Rey”, en el Centro Cultural Ajijic (CCA), ubicado en la plaza principal. Varias docenas de jóvenes, desde los cinco o seis años, hasta los primeros años de la adolescencia, tocaron y cantaron con todas sus fuerzas ante un auditorio repleto de padres, amigos, turistas y residentes locales. Estos niños trabajan duro, a veces tres y cuatro días a la semana, para aprender a dominar -no a ser excelentes- la música nacional de México. Incluso hay una familia de mamá, papá e hija que toman clases en la escuela.
La propia escuela, que celebraba su primer aniversario, ha producido en tan poco tiempo un mariachi escolar de sonido profesional. Pero lo más importante es que la escuela y su fundador y director, Daniel Arturo Medeles Córdova, junto con el maestro René Mejía Jacobo, mantienen viva en Chapala una de las más grandes tradiciones de México.
Alumnos de la Escuela de Mariachi “Pedro Rey”. Foto: Patrick O’Heffernan.
Mientras el recital de aniversario terminaba en el Centro Cultural, la conservación de otra tradición cultural se calentaba en el Lienzo Charro de Ajijic, ubicado por la calle Revolución: la Escaramuza Charra, el único evento femenino de la charreada, la competencia ecuestre nacional de México. Como uno de los lugares que reivindica ser la cuna de los charros, los «jinetes mexicanos», Ajijic busca mantener viva la tradición con concursos, eventos, entrenamientos y escuelas.
La Escaramuza Charra es el deporte ecuestre tradicional mexicano en el que un equipo de amazonas, vestidas con trajes tradicionales, realizan maniobras sincronizadas en grupo, a caballo y a gran velocidad. El deporte se originó aquí en Jalisco y ha ganado popularidad en todo México e incluso en Estados Unidos, como el único evento femenino en la charreada dominada por hombres. Cada equipo de jinetes ejecuta patrones como círculos, serpentinas y figuras de ocho en perfecta sincronización, todo mientras cabalgan de lado a gran velocidad.
En Ajijic, la tradición de la Escaramuza charra se transmite a la siguiente generación a través de la Escaramuza Pedagógica Las Potranquitas de Ajijic, un programa de entrenamiento local dirigido por Erika Navarro y apoyado por destacados miembros de la comunidad charra local, como Amparo Robledo Blas. La semana pasada, las chicas del programa Las Potranquitas alcanzaron un hito. Después de dos o más años de entrenamiento, utilizando caballos de palo (palos), se graduaron con caballos de verdad. Mientras terminaba el recital de mariachis en el Centro Cultural, las niñas montaban en el Lienzo.
Mientras las «mamás potranquitas» observaban sin aliento, Erika, Amparo y otros ayudaron a las niñas -algunas de tan sólo seis años de edad-, a subirse a caballos de tamaño natural y las guiaron alrededor del lienzo, en los primeros pasos de los movimientos de adiestramiento de la escaramuza.
La Escaramuza Pedagógica Las Potranquitas de Ajijic ha sido anfitriona del Encuentro Nacional Caballito de Palo, la competición nacional de equipos de potranquitas de todo el país. Sin embargo, no todas las chicas en las primeras etapas de entrenamiento con los caballos de palo pasan a caballos de verdad. A veces la vida (o los gastos) se interponen. Pero las que lo hacen son el equipo de granja para la Escaramuza de la Ribera y para la continuación de una tradición honrada que comenzó aquí en Jalisco.
Todo parte de la «magia» de nuestro «Pueblo Mágico».
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