ESQUIZOFRENIA:
Es un trastorno cerebral muy serio e incurable y de causa desconocida, pero factores hereditarios, externos, ambientales y químicos cerebrales (desbalance de serotonina y dopamina) juegan un rol importante.
La persona afectada tiene dificultad para distinguir lo que es y no real. Puede escuchar voces, sentirse amenazada y en peligro ante cualquier persona que tenga frente así, y creer que quieren hacerle daño. Hablan incoherencias, o bien pueden durar horas sin hablar y sin moverse…
Los primeros síntomas pueden comenzar a desarrollarse en la adolescencia. En casos hasta entrados los 30, y rara vez se manifiesta después de los 45 años. Afectan de igual forma a hombres que a mujeres. A nivel mundial, la esquizofrenia afecta a un 1% de toda la población.
Dentro de los síntomas más comunes del inicio de la esquizofrenia son los siguientes:
Quien comparte su vida con el afectado tiene la sospecha de que hay algo no del todo bien con el individuo, debe buscar ayuda profesional inmediata si por más de dos semanas los síntomas persisten.
Alucinaciones en las cuales la persona puede ver, oír, sentir y oler cosas que nadie más puede ver, aspirar, sentir ni escuchar. Delirios de persecución, creer firmemente que alguien intenta hacerles daño, creerse algún personaje famoso o histórico…
Balbucear palabras sin sentido.
Movimientos corporales bruscos y repetitivos.
Catatonia, no moverse ni hablar para nada.
Síntomas que pueden confundirse fácilmente con un estado de depresión, como la falta de higiene personal, desgano, monotonía y apatía.
Indiferencia, falta de concentración y atención… A grosso modo y para comentar algunos.
El médico general usualmente será el primero en detectar que algo está mal. El paciente, entonces, deberá ser referido al profesional, siendo en este caso al psiquiatra, quien recetará antipsicóticos para ayudar a restablecer el desbalance químico cerebral como el Haloperidol, Olanzapina, Clorpromazina, Paliperidona, Clozapina… y que junto con terapia, pueden ayudar al individuo a que pueda aprender a vivir con su enfermedad, para poder ser una persona que funcione dentro de la sociedad.
Sin embargo, al no haber cura, es un proceso largo, frustrante y desgastante para los miembros de familia y el mismo enfermo.
Las familias deben buscar y asistirse de grupos de apoyo y psicólogos para que ayuden a poder colectivamente llevar todos los involucrados, una vida lo más posible y cercana a lo normal.
Lidiar con una enfermedad mental nunca ha sido fácil. Acérquese al personal capacitado y aprenda cómo sobrellevar las dificultades para minimizar cualquier impacto negativo extra frente a tan difícil afección.
Una columna por Ili.
Los comentarios están cerrados.
© 2016. Todos los derechos reservados. Semanario de la Ribera de Chapala