Una mujer reconocida y querida en el pueblo, falleció el pasado 23 de junio del 2021
María del Refugio Villa Mejía, nacida un 6 de junio de 1940, junto a su esposo Jacobo Luis Flores cuando eran jóvenes.
Sofía Medeles (Ajijic, Jal.).- ¿Qué no haría una madre por sus hijos? La señora María del Refugio Villa Mejía, mejor conocida como Cuca, fue muy famosa en el pueblo de Ajijic, no solo por su personalidad dinámica y alegre, sino por todo lo que hizo para que sus hijos se superaran en todos los aspectos de su día a día.
Nacida el 6 de junio de 1940 y originaria del pueblo de Etzatlán, Jalisco, nació en una familia con siete hermanos. A la edad de siete, se quedó huérfana de padre y madre, y a los meses de la pérdida, una araña violinista le picó en la cabeza, dejándola ciega por algunos meses.
Una hermana de su mamá, decidió llevarla con ella a la ciudad de Guadalajara a ser tratada, por lo que recuperó la vista. Hizo hasta su tercer año de primaria en su pueblo natal y al llegar a Guadalajara quiso continuar, no obstante, su tía no se lo permitió.
Desde muy pequeña demostró su interés y habilidades para el canto, llegando a participar y ganar concursos –a escondidas de su tía, quien no la dejaba hacerlo- y no fue hasta mayor que pudo grabar un disco.
Más entrada en edad, comenzó a trabajar en una fábrica de ropa interior y después en una lonchería en el centro de la ciudad, donde conoció al que sería su esposo, Jacobo Luis Flores. Sus hijos, cuentan una anécdota sobre su noviazgo; era una apuesta entre don Jacobo y sus amigos, para a quien le hacía caso doña Cuca y, al final, terminaron siendo novios, cosa que ella no supo hasta tiempo después de casarse.
Después de tres meses de noviazgo, formalizaron su relación y después de su matrimonio tuvieron tres hijas en Guadalajara; luego, por el trabajo de Jacobo en las oficinas postales nacionales, se tuvieron que mudar a Oaxaca, donde nacieron otros tres hijos y, al final, una en Ajijic: María Luisa, Isabel, María de la Luz, Carmen, Blanca, Jacobo y María del Refugio.
Al llegar a Ajijic, sus hijos cuentan que no había nada, era un pueblo muy pequeño y tranquilo, y los americanos que abundaban, solían ser groseros, pero que ni doña Cuca ni don Jacobo se dejaban menospreciar.
En Ajijic, comenzó a hacer conocida, ya que se metía a los grupos de padres de familias, y sus familiares y conocidos aseguraron que ella levantó escuelas, con eventos y kermeses para recaudar fondos.
“Para ella, era muy importante darnos estudio a nosotros, sus hijos; a pesar de que a veces teníamos etapas difíciles económicamente, siempre procuró darnos los mejores materiales. Decía que era para no tener excusas a la hora de la escuela, así como nos enseñó a cuidarlos y valorarlos”, comentaron sus hijos ahí presentes.
Los entrevistados recuerdan una etapa donde a su papá le empezaron a bajar el sueldo y la señora Cuca para pronto puso un puesto de frutas y raspados para apoyarse, y empezó a idear planes para expandir sus ganancias, por lo que cuando iban a visitar a sus abuelos paternos a Oaxaca, traía artesanías para venderlas y a los americanos les fascinaban tanto, que las compraban como pan caliente, así fue como se inició su icónico negocio en Colón, su tienda de artesanìas llamada “Cerámicas Cuquis”.
Cuentan como en una ocasión, en algún festejo, alguien traía un tanque de helio para globos, entonces doña Cuca le pidió que se lo vendiera y, así, consiguió apoyo económico de la venta de globos, donde sus hijos, ella y su esposo –quien al principio se mostraba apenado por vender globos- la ayudaron a hacerlo en Ajijic, San Juan Cosalá y Jocotepec, con lo que se fue apoyando de sus ideas: venta de raspados en tiempo de calor, globos de helio, y su negocio de artesanías y artículos de bautismo.
Hay anécdotas que sus hijos recuerdan con mucho cariño: cuando era Día de Muertos, fue la familia Luis Villa que introdujò en Ajijic la tradición de ir al panteón a comer y festejar la fecha, ademàs de las las primeras en colocar el altar de muertos afuera de sus casas, debido al fallecimiento de una de sus hijas, ya que las tradiciones de Oaxaca las tenìan muy arraigadas.
También, recuerdan que su mamá le adornaba los sombreros a “Pedro Loco” -un extranjero avecindado en el pueblo- y, en una ocasión, se lo llevó par que le pusiera aún más decoración y como no sabía que ponerle, le pegó un pajarito de unicel con plumas, para terminar y entregar su trabajo, cosa que a Pedro le encantó.
Además, apoyó a mucha gente, entre ellos, recuerdan a Efrén González, el pintor de Ajijic, quien, a inicios de su trayectoria, iba con la señora Cuquis a ofrecerle sus postales que pintaba, a lo cual ella siempre accedía con gusto, fue así como Efrén comenzó a dar a conocer su trabajo.
Sus hijos, familiares y demás conocidos, siempre la recordaran como una mujer expresiva, cariñosa, positiva. Su mesa estaba llena para quien llegaba a visitar, chiqueaba por medio de la comida y apoyaba siempre con lo que estaba a su alcance.
Para muchos, será recordada por sus tres frases características: Positivos y pa’ delante; cuando regañaba a alguien al final solía decir Es broma, pero piénsalo, y cuando le preguntaban cómo estaba, era normal que dijera Bien chula hija/o, nomás no se me quita.
Falleció el pasado 23 de junio del 2021, a los 81 años.
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