El impresionante mundo del piso pélvico
Por Leticia Trejo.
Es muy común escuchar que las personas después de los 50 años tienen algo de incontinencia urinaria, y desgraciadamente cuando digo común significa que lo tomamos como algo normal, que va a suceder tarde o temprano. De la misma forma también escuchamos hablar de que a tal persona se le “cayó” la vejiga o a tal otra se le “colgó” la próstata y esto también lo hemos normalizado. Me impacta que lo que antes era difícil de conseguir ahora lo encuentras en cada farmacia y centro comercial, estoy hablando de los pañales para adultos que antes solo se conseguían en farmacias especializadas.
Tengo toda la vida realizando alguna actividad física, desde deportes, hasta danza profesional, pasando por aerobics, spinning, ritmos latinos, etc. y en ninguna de estas actividades nadie me explicó lo que es el piso o suelo pélvico. Esto lo vine a aprender en los últimos 22 años a través de la práctica del Hatha Yoga, el Método de Feldenkrais y el trabajo de Mathias Alexander y algo que me dejó muy sorprendida es que en algunas técnicas orientales el uso y conocimiento de este grupo muscular es de suma importancia desde hace más de 3,000 años. En occidente hasta hace 30 años lo más que se conocía eran los ejercicios de Kegel que se le pedía generalmente a mujeres que acababan de tener un bebé y habían perdido control de su vejiga.
Citando a la revista médica Las Condes (Elsevier.es) encuentro una descripción que me parece muy precisa: “El piso pélvico es una estructura de músculos y tejido conectivo que entrega soporte y estructuras de suspensión a los órganos pélvicos y abdominales. Su principal componente es el músculo elevador del ano, un músculo que cubre la mayor parte de la pelvis. Los órganos pélvicos pueden dividirse en 3 compartimentos: anterior (vejiga y uretra), medio (útero y vagina, próstata y vesículas seminales) y posterior (recto, conducto anal y aparato esfinteriano). El piso pélvico tiene participación en cada uno de éstos. Determinando no solo un soporte mecánico sino además participando en la continencia urinaria y fecal.
En las disciplinas orientales, como el Yoga, nos enseñan que el piso pélvico representa la fuerza del arraigo a la tierra, a la tribu en donde fuimos recibidos; también representa la fuerza de nuestra identidad dentro de esta tribu, familia o linaje, así como el poder de concretar proyectos de vida y sostenernos en periodos de crisis. En estas disciplinas ancestrales no se separa la anatomía de la situación emocional de las personas, todo lo contrario, a la anatomía (músculos, tejidos conectivos, estructuras óseas, vasos sanguíneos, conexiones de impulsos eléctricos del sistema nervioso) se le une a su representación emocional. Por ejemplo, nos dicen que en la pelvis están representados los tres primeros chakras (centros energéticos) y se conectan con nuestro desarrollo personal, bloqueos emocionales y algunas enfermedades ya que también se relacionan con nuestras necesitades básicas como la excreción y el sexo.
Para tener un piso pélvico saludable es importante evitar la irritación de los intestinos así como llenarnos de más cuando comemos. También es importante no contener por demasiado tiempo las ganas de ir al baño a evacuar ya sea el colon o ya sea los esfínteres urinarios. Para el bienestar de esta estructura muscular debemos realizar ejercicios que nos ayuden a preservar la movilidad y fuerza, a generar ritmo, coordinación y fluidez en pelvis y columna. Cuidar tu suelo pélvico te ayudará a disfrutar de libertad y ligereza y tener una conexión más profunda con tu tribu, con tu pareja y contigo mismo.
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