Lograr el equilibrio
Leticia Trejo es profesora de Yoga y Entrenadora Personal. Foto: Archivo.
Por Leticia Trejo Escobar.
En los temas de Salud y Bienestar los expertos recomiendan encontrar el equilibrio entre el trabajo y la vida personal: trabajar 8 horas, otras actividades 8 horas, dormir 8 horas para sumar esas valiosas 24 horas de cada día, no tiene ciencia, decimos los latinos, dando a entender que eso es fácil; is not rocket science, dicen los norteamericanos, significando que es sencillo.
Pero ¡no!, claro que no, de hecho, a través de los años me doy cuenta de que lo que tiene ciencia, cómo enviar un cohete al espacio exterior es más sencillo que lograr el equilibrio en la vida. Plasmaré mi humilde conclusión al respecto basándome en los ocho brazos del Yoga de Patanjali y dos maestros filosóficos que admiro mucho.
Georg feuerstein.- Es Doctor en Filosofía y Licenciado en Indología e Historia de las Religiones, ha dirigido y colaborado en varias revistas, entre ellas la inigualable Yoga Journal. El título original del libro del que tomé este texto es The Shambhala Guide to Yoga publicado en 1998 por Shambhala Publications, Inc. Boston.
Para obtener el incomparable gran gozo del Yo, el yogui adopta voluntariamente una vida de estricta disciplina. El aspirante empieza por regular atentamente su conducta moral. Ello constituirá una sólida base para cualquier tipo de yoga. Fundamentalmente, la moralidad yóguica consiste en el reconocimiento del Yo universal en todos los demás seres. Las diversas reglas morales expuestas en las escrituras yóguicas representan una simbólica reverencia al Yo de la otra persona. A través de su conducta moral, los yoguis aspiran a proteger el orden moral del cosmos dentro de la limitada órbita de su existencia personal. En otras palabras, tratan de mantener un ideal de armonía y equilibrio. Esta conducta no es exclusiva del yoga. Por el contrario, el código moral que observan sus practicantes es Universal y puede hallarse en las más importantes tradiciones del mundo.
Theodore Roszak.- Sociólogo norteamericano, dedujo acertadamente: el primer paso del yogui debe ser necesariamente de tipo moral: La más alta conciencia espiritual nace de la conciencia moral. Conciencia espiritual/Conciencia moral: ambas palabras están vinculadas, recordándonos que no podemos esperar expandir nuestra consciencia espiritual si no expandimos también la conciencia moral respecto a lo que está bien y lo que está mal, respecto a lo bueno y lo malo (que es el mundo dual en el que vivimos). Quizás más tarde se llegue a experimentar la armonía del éxtasis, imposible describir con palabras, en la que lo bueno y lo malo del mundo será revelado misteriosamente como las dos manos de Dios. Pero sólo el alma que honestamente se ha vaciado de violencia, codicia y engaño podrá alcanzar esta elevada visión.
Esta disciplina moral de la que hablan son los Yamas y los Niyamas. De los Yamas rescato uno en particular que es Brahamacharya y que significa moderación, el equilibrio no se logra cuando hay excesos, y hay excesos porque hay ansiedad, y hay ansiedad porque vivimos queriendo demostrarle a los demás que somos valiosos, tenemos hambre de reconocimiento, pero también queremos control sobre otros, nos hieren las expectativas que no se cumplen, queremos lo que está afuera con tanta fuerza que descuidamos lo que tenemos dentro: un Ser lleno de luz, un ser que debería estar gozando lo que le ha sido dado por naturaleza. Sin embargo como individuos que queremos poseer y apropiarnos de lo que es efímero y todo, querido lector, todo aquí es temporal y perecedero. Existe el antídoto para esta falta de moderación y se llama desapego, y el desapego, cómo lo entienden las culturales orientales nos libera, y en la liberación podemos encontrar el equilibrio. Pero de eso podemos escribir la siguiente semana.
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