Una captura de pantalla del video donde el supuesto ladrón sustrae una computadora de un consultorio dental en Jocotepec. Foto: Cortesía.
Redacción.- En un grupo de compra-venta de la Ribera de Chapala se publicaron imágenes captadas por una cámara de seguridad en las que se aprecia cómo un sujeto se apodera de una laptop. El mismo ladrón ha sido exhibido en diversas ocasiones por usuarios de la red social.
La usuaria Joyce Hernández compartió dos fotografías y un video acompañadas de un mensaje en el que solicitaba la ayuda de los miembros para localizar al hombre que se apoderó de una laptop el día 12 de febrero en un consultorio dental de la cabecera municipal de Jocotepec.
En el video se aprecia cómo el sujeto parece aguardar un turno en el área de recepción; sin embargo, está a la espera de que el dentista y su paciente se distraigan para apoderarse de un equipo de cómputo y huir.
La publicación fue ampliamente comentada por supuestas víctimas. “También en noviembre se metió a robar a mi casa él mismo” (sic), “No es la primera vez que roba, ya hay otro video en Chapala” (sic) y “No lo dejen entrar a sus negocios es un pinche ratero” (sic), fueron algunos de los comentarios.
Incluso otros usuarios señalaron que el ladrón es vecino de la población de Ajijic, por lo que recomendaron se interponga una denuncia formal ante el Ministerio Público para evitar que se siga apoderando de lo ajeno.
Claudia de la Torre, una estilista de Chapala, dijo a Laguna ser víctima del ladrón en agosto del año pasado, cuando llegó a su negocio a ofrecerle un cepillo para alaciar el cabello por 200 pesos. Argumentando que le urgía la transacción porque su hija estaba en el hospital, el hombre regresó tres días después de hacer la oferta. En un momento de distracción de la estilista, el hombre sacó la cartera de ella de su pañalera, la metió en su mochila y se marchó. Junto con 700 pesos, perdió sus tarjetas de crédito, licencia de conducir y demás documentos útiles. La estilista consideró que si no hubiere perdido tanto tiempo buscando su cartera, probablemente el ladrón hubiera sido capturado por la policía o los mismos vecinos.
Claudia informó que por lo menos se enteró de otros tres robos efectuados por el mismo sujeto a través de las redes sociales y de sus conocidos.
Precisamente el primero de febrero llegó a la bandeja de entrada del perfil de Facebook de Laguna un video en el que se exhibe al mismo sujeto sustrayendo objetos de un comercio de abarrotes en Ajijic.
Por su parte, Amador Bahena Pinzón, director de Seguridad Pública de Jocotepec informó que hasta el momento no se interpuso una denuncia formal en la base por el robo de la laptop, aunque manifestó que el sujeto ya está plenamente identificado gracias a las imágenes obtenidas por la cámara de seguridad.
Para el director, la nueva Ley de Justicia Penal es la que permite los robos reiterados por diferentes factores, como el resarcimiento del daño, el acuerdo entre las dos partes, el pago de una fianza o la no procedencia del delito por ser considerado como “no grave”.
“Por eso, así como en Guadalajara que dicen ya lo agarramos como 30 veces y sigue robando, pues sí, mientras el juez de control no le haga una detención preventiva, sigue robando”, explicó Bahena Pinzón.
Javier Degollado recibió su constancia como precandidato único el 10 de febrero en las oficinas del Comité Directivo Municipal (CDM) del PRI Chapala. En la foto, Javier Degollado durante su registro como precandidato del PRI en Chapala. Foto: Archivo.
Manuel Jacobo (Chapala, Jal). – Dos días antes de culminar el periodo de precampañas e iniciar la intercampañas, el alcalde Javier Degollado González recibió su constancia como precandidato único a la presidencia municipal de Chapala por el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
René Martínez, presidente de la Comisión Municipal de Procesos Internos del CDM del PRI Chapala, fue el encargado de validar el proceso interno por medio del cual resultó ganador después de haber competido con su compañero de partido y regidor Juan de Dios García Velasco, quien ahora es el candidato a diputado local por el PRI en el distrito 17.
Degollado explicó que el PRI le hará llegar nuevamente a la presidencia municipal de Chapala, pues considera que su partido cuenta con la estructura. “Nosotros no salimos divididos. Al contrario, salimos muy unidos, tenemos el apoyo”.
Sobre la contienda interna, el entrevistado manifestó que no se equivocaron con su elección como candidato del PRI Chapala, pues considera que “el liderazgo se lo ha ido ganando uno mismo, ¿no? En ese sentido como líder llevas a tus seguidores a mejorar el nivel de calidad de vida”.
Por otra parte, Degollado considera que la contienda electoral será «muy picante» debido a que todos los candidatos son expresidentes.
“Porque Alejandro Aguirre es expresidente, también Moy es expresidente municipal, entonces somos varios que somos expresidentes municipales y la gente va a saber y buscar de cuáles de esos expresidentes es el mejor”, expresó con espontaneidad Degollado, quien evitó hablar sobre la no lejana posibilidad que su hermano, el también expresidente Gerardo Degollado, sea el candidato a la alcaldía de Chapala por MORENA.
No obstante, Javier Degollado es optimista, pues considera estar preparado para dar pelea en cualquier terreno, aunque aún no sabe quién integrará su planilla y quién será el presidente interino. Lo que sí sabe es que la mitad de su planilla la integrarán mujeres y jóvenes.
Será hasta el último día de marzo cuando Javier pedirá su licencia como alcalde de Chapala, pues considera que «todavía no se termina el periodo, tenemos que trabajar y sacar todos lo pendientes que tenemos todavía”.
Durante la entrevista con Laguna, añadió que “cada quien traes sus cosas, sus canicas por eso pretendemos jugar. A nosotros nuestra fortaleza nos la da el trabajo y los resultados”.
Foto: Iván Ochoa.
Iván Ochoa (Chapala, Jalisco)-. El hombre de mis sueños es una niña, y la conocí hace tres años, un 11 de febrero.
Soy Azul Celeste González Navarro, jugadora de la Selección Femenil de Chapala, y te contaré cómo conocí a la niña de mis sueños: Jacqueline Hernández, goleadora de mi equipo.
Les contaré algo muy breve de mi infancia. Gran parte de esa etapa la tuve que pasar sin ninguna figura materna. La causa, que mis padres se habían divorciado cuando apenas tenía cinco años. Lo que probablemente causó que a esa edad nos mudáramos a Tamaulipas mi hermano, mi medio hermano y mi padre.
Yo tuve que adaptarme al estilo de vida de mi padre y al de mis hermanos, pero eso sí, no podía faltar el fútbol. No puedo dar una fecha exacta en la que empecé a practicar este deporte. Sólo recuerdo que fue en la primaria y con niños. A mis 17 primaveras regresé a mi tierra, Atequiza. Ahí, una prima me llevó a jugar a un equipo de su rancho, en Atotonilquillo, una comunidad vecina. Es entonces cuando inicia mi participación en el fútbol chapalense.
Las cosas marchaban bien. Era una buena época. Poco a poco fui haciendo amigos. Claro que el fútbol fungió como un buen socio para eso. “¡’Grillo’, ’Grillo’, pásamela, estoy sola!”, escuché cuando finalicé un partido en Ixtlahuacán de los Membrillos junto con mi prima Liz. Cuando estaba acomodando mis cosas para retirarme, pude percatarme de quién era la dichosa “Grillo” a la que todo mundo le gritaba. Se trataba de una chica de poca estatura, delgada, de piel blanca, medianamente colorado de sus labios y muy vistosa.
Al principio no le tomé mucha importancia, pero entre más pasaba el tiempo, su nombre no dejaba de ser pronunciado por la tribuna, así que le puse más atención al juego, y dejé de acomodar mis cosas para retirarme. Al término del mismo, le pregunté a Liz.
—Oye, ¿quién es ella?
Me contestó de manera sencilla
—Amm, es sólo una amiga —y yo, pues, no lo pensé más de una vez y pregunté por su número, pero mi amiga también lo desconocía…
—A ver déjame le preguntó a ver qué me dice —me dijo mi prima, sin preguntar el por qué. Así que se dirigió a ella, y poco antes de lo esperado regresó con los diez dígitos.
No sé, pero en ese momento esa chica tocó mi corazón. Empecé a sentir algo por ella, por una chava, y deja aclaro que yo en mi momento tuve mis novios, pero ese no es el tema de esta conversación, así que lo omitiré.
Comencé a hablar con ella vía teléfono. Su nombre es Jacqueline Hernández, proveniente de El Rodeo —poco antes de llegar al puente de Santa Rosa— y poco fue mi paciencia para preguntar sobre su famoso sobrenombre, pero ni ella sabía el porqué de “Grillo”. Sólo me lanzó un par de teorías: Una de ellas, que por chica (de estatura), la otra por saltarina. Al final de cuentas ya no le dimos mucha importancia al tema. En su momento también me reveló que ella tenía pareja, un novio. No quise profundizar mucho en el tema, pero de cualquier forma empecé a interrogarme a mí misma sobre el caso.
Al paso de los días, comenzó a llamarme más la atención… Ahora ya no sólo platicábamos por teléfono, también la visitaba a su casa —claro, cuando se daba la oportunidad—, y poco a poco a ella le empezaba a interesar mi compañía; sin embargo, en ese momento quise no irme más allá de la cuenta y le planté temas de conversación sencillos. Le pregunté por su familia, cuántos hermanos tenía. Ella me contestaba de una forma muy peculiar.
—Pues, somos cuatro hermanas. Yo soy la más chica de todas. —Yo ponía mucha atención a lo que sus labios rojos me decían.
En un momento, me ganó la curiosidad y le pregunté por su gusto por el fútbol, pues yo veía que cada vez que empezaba a saber más de ella comenzábamos a tener muchas cosas en común, y el fútbol, algo tan maravilloso, tenía que escucharlo salir de su voz. A mí pregunta ella me contesta que fue a la edad de los nueve años cuando empieza a gustarle el balompié. En sí, fue un tío el que le inculcó y le inyectó el valor por el mismo.
—Tenía una prima hermana y siempre me llevaba a jugar. “Ah, vamos a las muñecas. Vente pa’ acá”, y yo miraba a mis primos, que estaban en el patio jugando fútbol y mejor me salía con ellos —me dijo con una sonrisa grande.
Las anécdotas que me contaba eran fantásticas, hasta le tocó ser protagonista de un “vals” (risas).
—Entre un primo —llamado Freddy— y yo, jugábamos dominadas, y yo le ganaba. Él se enojaba y ya ves cómo son los hombres, que por ser machistas de que son mejores. Los primos de él le empezaban a echar carrilla y le daba más coraje. —Era un festival de sonrisas con ella, me encantaba a estar a su lado.
Cada vez que la visitaba era lo mismo: risas, pensamientos, compartíamos recuerdos. Una vez me comentó que la invitaron a jugar en la categoría mayor de un equipo, pero con niños. Me dijo que en su momento que ella tenía más “huevos” que el resto del equipo.
¿Ya les conté de la vez cuando platicó de lo quería estudiar cuando concluyera su bachillerato? ¿No? Pues les cuento. Fue una anécdota, me relató que, en su etapa de secundaria, algunos profesores les pedían como actividad dibujar a lo que se quisiera dedicar cuando fueran adultos. Ella trazaba varias líneas, una tras otra y después las conectaba; era árboles, muchos árboles, flores y plantas de todo tipo. Ella quiere ser agrónoma. Sonriente me dijo le cuestionó que esa carrera era para hombres, pero le dio igual… Se decidió por ese camino. Poco después de haber ingresado a la universidad —sí, ya estudia la carrera— me dijo que había más niñas que niños. Curioso.
Nosotras ya estábamos más allá que para acá. Poco a poco esa unión que nació como amigas se empezó a convertir en más que eso. Sabíamos que había conexión. Un día llegó conmigo y me reveló que había dejado a su pareja. Yo me sorprendí con la situación. En ese momento yo le cuento lo que siento por ella, y sin más por comentar, decidimos hacer de nosotras una sola persona, un 11 de febrero. Desde ese momento que estamos juntas, que hemos compartido muchas cosas… muchas cosas especiales, pero creo que lo que más me ha apasionado es estar junto con ella en el terreno de juego. Literal, hemos formado una mancuerna cada que jugamos, tocamos de pared, nos vemos al espacio, asisto a gol, ella asiste a mí, todo es espléndido, esto… era lo que más deseaba en mi vida, lo que me más me gusta hacer con la persona que más me gusta.
¿Qué se imaginaban ustedes? ¿Qué esta historia concluía aquí? Pues no. Esto es sólo el principio.
No ha sido nada fácil mantener mi relación con Jacky. Las terceras personas en dado momento han tratado de intervenir en nuestra relación, queriéndolo quebrantar. Pero más allá de alejarnos nos hacen más fuertes, como si fuéramos un juego de ligas, que entre más tratas de separarlas va a ser cada vez más complicado romperlas.
Cuando me refiero a que quisieron inmutar nuestra unión, no sólo me refiero a las personas que nos rodean, ni a figuras machistas o religiosas, también han sido familiares los que han intervenido, que cerca de sentir compasión de nosotras tratan de hacernos el mayor daño posible.
Uno de los casos, y quizá uno de los más dolorosos, fue por parte de mi abuela, que lejos de entender nuestro amor, nos atacó con argumentos religiosos, que la relación se lleva “con un hombre y una mujer”. Personalmente me sentí ofendida por su comportamiento conmigo. Yo no encontraba razones. Quizás esto fue uno de los principales motivos por los que yo comenzaba a alejarme de mi familia. Mi padre también se sorprendió de mi relación con “Grillo”. Me comentaba que “a lo mejor estaba confundida, y necesitaba tiempo”, pero yo estaba totalmente enfocada en lo que sentía por ella.
Para “Grillo” tampoco fue la excepción. Sus papás también le reprochaban en ese momento su atracción por mí y no hacía a un hombre. Su padre fue una de las primeras figuras en mostrarle su descontento.
—Yo esperaba todo menos esta cosa de ti —le comentaba.
Parece que después de la tormenta vino la calma, pues después de un tiempo —no me acuerdo cuánto— empezaron a aceptar lo nuestro. Fue como si el mismísimo creador de los cielos les hubiera iluminado sus mentes y sus creencias, y haber acatado y entendido lo nuestro.
En la actualidad vivo en la casa de Jacky —Quién lo iba a pensar, ¿no?—. El ambiente es bueno, me tratan muy bien, su familia es un amor. Me resulta grato compartir el mismo techo que ella. El haber tomado esta decisión nos ha fortalecido en todos los sentidos.
Nosotros jugamos para un equipo de nombre Liverpool en Chapala, una escuadra reconocida en la Ribera y en todos sus alrededores por sus uniformes chipocludos, pero más que eso, por su grado de competitividad. Nosotros destacábamos. Fue un día cuando Elena Chávez, la presidente de la Liga Dominical Femenil de Chapala, cuando me invitó a mí y a Jacky a hacer parte de una selección que competiría en un torneo a nivel nacional. Nos había explicado que había más competitividad y mayor posibilidad de trascender en el fútbol profesional femenil, pero había que tener más compromiso y más seriedad, pues se trataba de la oportunidad de nuestras vidas, de darnos a conocer en el fútbol y de lo que somos capaces de hacer.
Aceptamos. Decidimos participar.
Era algo asombroso, majestuoso y mágico. Aparte de hacer extensos viajes a diferentes lugares de la República, mi compañera de asiento, de vestidor y de cuarto fue mi querida pareja. Regularmente aprovechábamos el viaje para dormir, me recargaba sobre su hombro y reconciliaba el sueño, mientras ella me acariciaba suavemente el cabello con sus manos sedosas. Los regresos, pues ni se diga, llegábamos tan agotadas del partido que lo único que deseábamos era que la barriga estuviera llena y descansar durante el regreso a casa.
A pesar de que teníamos buenas experiencias fuera de nuestras respectivas casas, era difícil cargar esta responsabilidad. Tan difícil, pues encima teníamos la escuela, el trabajo, y claro, el dinero fue muy ingrato con nosotras, pues había ocasiones que nos quedábamos sin él… ¿Qué hacíamos? Realmente yo ni me atrevería a contestar la pregunta. Sabe de dónde salía, pero de que salía, salía.
A veces, nos apoyaban los padres de Jacky, nos decían que después les pagáramos, pero siempre a nuestra llegada se nos olvidaba que debíamos algo. Había otras ocasiones que les pedía dinero a mis padres… No siempre, pero a veces me prestaban. Lo que sí me queda claro es que no nos damos por vencidas, buscábamos la forma de salir de pie.
Si de plano no se podía, pues nos íbamos a descansar. ¡Ah, caray! ¿Dije “a descansar”? Más bien “a trabajar”. ¡Sí, “a trabajar”! Jacky es muy celosa con el trabajo. Me decía:
—Tú sólo quieres llegar a comer a dormir, anda, vámonos a correr. —Lo decía de una manera muy chistosa, entre enojada y jugando, y claro, me sacaba una que otra sonrisa. Al final de cuentas yo le contestaba:
—Está bien, vamos a correr, pero un rato. —Ella siempre ha sido así, no quiere perder condición, no quiere terminar los partidos y verse que está cansada. Al contrario, que se vea como si no estuviera cansada. A lo mejor eso fue lo que nos hizo para tomar un buen física.
Al término de la temporada regular, creo que tuve una grata participación. Mi desempeño no estuvo nada mal. Logré un total de cinco goles, tres asistencias fueron cedidas por mi querida pareja, y di cuatro. En cambio, “Grillo” marcó 15 goles y dio tres asistencias. Bien, ¿no?
Lo que me sorprendió es que ella antes de ser la goleadora del equipo, era la asistente, su posición natural no era una punta, era una volante o carrilera. Le gustaba el encare y la velocidad, pero creo que desde que empezó a demostrar que podía a hacer daño en la portería enemiga, la colocaron como una atacante referente.
El partido más importante, bonito, decoroso, emblemático y simbólico de toda mi vida fue hace cuatro semanas cuando jugamos la final de la Liga Mexicana de Fútbol Femenil (LIMEFFE) ante Juventinas de Celaya. Fue un día especial, y a pesar de que se tuvo la derrota, estoy satisfecha de lo que hice dentro de la cancha. Pude compartir con la persona que tanto anhelo en esta vida, este bonito recuerdo, no puedo decir más… Lo atesoro.
Ahora sólo pensamos en nuestros planes a futuro, y le escribo así textual, porque hemos decido formar una sola persona. Ya tenemos nuestro plan de trabajo. Deseo terminar con éxito la preparatoria, misma que no pude concluir por lo mismo de mis padres, pero no cabe duda que estoy comprometida en hacerlo para posteriormente estudiar la ingeniería industrial. Jacky va por buen camino. Una chica de 19 años de edad que tiene metas ambiciosas. Primero desea su carrera, para a futuro comprar, levantar y administrar su propio negocio de agronomía.
Es así como llego a este punto.
Es así como nace este libreto lleno de amor.
Es así como conozco a la niña de mis sueños.
Soy su fan número uno. Lo he dicho enumeradas veces y lo seguiré presumiendo.
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