Despedida del menor.
Jazmín Stengel.- Casi cien personas le dieron el último adiós a Chuyito. El viernes 14 de enero, antes de la misa de cuerpo presente, tuvo lugar el cortejo fúnebre del menor por la avenida Francisco I. Madero y el malecón de la cabecera municipal de Chapala, a su paso se congregaron familiares, amigos y vecinos de la comunidad.
El ataúd del niño fallecido, el día 13 de enero a causa de las quemaduras en primer, segundo y tercer grado en el 80 por ciento del cuerpo, fueron provocadas por un incendio en el lugar que dormía (calle Pino Suárez #110) durante la madrugada del 10 de enero, tres días antes de su muerte, fue colocado frente a la Fuente de los Pescadores en el malecón de Chapala, para ser despedido por familiares y amigos.
«Una persona adulta, de cierto modo se podría decir que ya cumplió con su tiempo aquí en la tierra, por lo que resulta todavía más difícil de comprender la muerte de un niño… y más en las circunstancias tan terribles y dolorosas en las cuales murió nuestro hermano Jesús Ignacio», palabras del sacerdote que presidió la misa de exequias.
Acto seguido, la caravana continuó entonando el norteño mientras cargaban el féretro con los restos de Chuyito a lo largo del malecón, hasta la zona restaurantera conocida como La Rampa, lugares donde el niño solía ser visto jugando. Tras ser devuelto a la carroza, los presentes continuaron el recorrido sobre el Paseo Corona hasta la parroquia de San Francisco de Asís, allí se llevó a cabo la misa.
Durante su homilía, el sacerdote que presidió la misa de exequias dijo: «El justo sufre y el inocente padece, a causa de la machaca de otras personas». Ya que, como se dice entre los vecinos, el niño sufría de descuidos y maltratos por parte de su madre y la pareja de ella, de quienes hasta el momento se desconoce su paradero actual.
A lo que, el sacerdote agregó, «lo peor es cuando el ser humano se deja llevar por vicios, desenfrenos y corrupción, a consecuencia de esas malas decisiones se llevan a personas inocentes y justas», sin embargo, “a pesar de la maldad y todo lo que esto provoca nunca debemos sentirnos derrotados», exclamó el presbítero en un intento por alentar a los presentes.
«La justicia de los hombres no es perfecta, sin embargo, de la justicia de Dios nadie se escapa», recordó el presbítero a los familiares y amigos del fallecido. «Para que el amor y la misericordia rindan sus frutos es primero ahondar en la justicia, porque sin justicia no hay misericordia, y sin misericordia no hay perdón», enfatizó durante la homilía.
«Fuimos nosotros quienes echamos a perder esa armonía perfecta que Dios había creado por culpa del mal uso de nuestra libertad… Dios no nos hizo libres para escoger entre el bien y el mal, sino, para que siempre optemos por lo que mejor que nos conviene y eso es, siempre escoger a Dios y su Divina voluntad», concluyó el sacerdote encargado de la eucaristía en honor a Chuyito.
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