Redes Sociales, hablando sin respeto
Años atrás, aquellos que en lanchas cruzaban el Lago de Chapala con fines de comercio, constituían la única vía de conexión existente entre los municipios de la Ribera al ser los portadores de la información que transmitían de viva voz. Con el pasar del tiempo, nacieron numerosos medios que han sido el sustento para la creación de una red de comunicación entre cada pueblo.
Desde hace algunos años, una nueva fuente se instauró como líder en la difusión de información que de forma instantánea puede llegar a dar la vuelta al mundo. Esta forma de comunicación, que utiliza la internet como su base de acceso, nace a partir de las llamadas redes sociales, que han permitido el avance de la información a una velocidad impresionante, siendo capaces de acortar distancias, creando una aparente unificación entre sus usuarios.
Las redes sociales se constituyen mediante un gran número de personas que crean un perfil para su identificación con base en todo aquello que conforma su personalidad y su vida, a partir de fotografías, videos e imágenes compartidas, así como la libertad de expresión que se otorga al usuario con el único límite de mantenerse dentro de un determinado número de caracteres. En este último detalle, a mi parecer, es en donde radica la fuerza del medio pues la persona que existe detrás de un perfil tiene voz, tiene opiniones, tiene voto y toma decisiones.
Esta fuente de comunicación ha hecho consciente de la facilidad de expresión a un gran número de habitantes de los municipios Ribereños, sobre todo en lo que concierne a temas de política y sociedad.
Las redes sociales son el medio selecto por la mayoría para expresar todo cuanto quieran decir acerca de todo aquello que se considere relevante para la población. Sin embargo, se han convertido en un arma de doble filo debido a que su accesibilidad no se restringe, por lo que son usadas mayormente por personas que comparten su postura ideológica en cuanto a política, sociedad y religión de manera abierta.
Los conflictos comienzan cuando usuarios con la característica anterior no poseen tolerancia o noción de los límites de su libertad y respeto por los demás, lo que deriva en interminables comentarios ofensivos que fuera de unificar a los habitantes de la comunidad termina por separarlos aún más. Perfiles creados para la difusión de las noticias y atractivos de los pueblos se han convertido en el recurso utilizado para ataques públicos.
La voz de una persona tiene el poder de realizar grandes cambios pero deja de ser válida cuando se escuda detrás de un perfil y una pantalla que le otorga la facultad de hablar sin respeto ni sensatez. Los conflictos son cada vez más frecuentes; temas pertenecientes a la política, por ejemplo, se tornan personales cuando personas con distintas ideologías son los participantes de los debates improvisados en los que derivan publicaciones cuya finalidad inicial era informar.
Si bien podemos hacer uso de la libre expresión, también debemos aceptar la responsabilidad que viene junto con dicha libertad. Debemos ser conscientes de nuestro papel como parte de una comunidad, del progreso al que se puede llegar a partir del uso adecuado de las herramientas de las que disponemos. Que las actitudes objetivamente respetuosas sean la base para una comunicación clara y madura en las que se vea un buen discernimiento de todo aquello que sucede en la comunidad.
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Casi siempre leo, en cualquier publicación, los artículos donde los colaboradores expresan su forma de pensar haciendo un análisis de lo que sucede en nuestras comunidades; quizás, algunas veces, no coinciden con nuestra propia opinión pero siempre serán opiniones digna de respeto. Lo que me disgusta, (en los comentarios a los comentarios del autor), son la vulgaridad y la ofensa. Ojalá que quienes opinan dejen de recurrir al lenguaje corriente y vulgar. Se puede expresar el desacuerdo diciéndolo de forma más fina.