Se han presentado ocasiones en que incluso al encargado del panteón, Efraín Vázquez, lo han querido golpear al intentar éste decirles que no pueden enterrar a sus seres queridos en tal o cual lugar
El panteón de San Juan Cosalá. Foto: Daniela Rameño.
Daniela Rameño Rivera.- La falta de espacio en el panteón sigue siendo uno de los principales problemas que aquejan a los pobladores de San Juan Cosalá.
Debido a esta saturación y a que nunca se hizo un plano para identificar los espacios comunes (caminos), son constantes los problemas que se generan en dicho lugar, pues las personas con necesidad de enterrar a sus difuntos o por el simple hecho de contar con una propiedad ahí, construyen tumbas en los caminos, obstruyendo el paso hacia las demás tumbas.
Otro de los problemas al que se enfrenta Efraín Vázquez el encargado del panteón es que las personas con propiedades en el cementerio no respetan los metros que les fueron asignados por la delegación y se aprovechan a la hora de construir sus tumbas y toman metros de más.
Esto ha provocado que los dueños de tumbas afectadas y a los que se les ha obstruido el paso tengan discusiones entre sí o hasta en ocasiones llegar a golpes con el encargado del panteón, al momento de llamarles la atención por la irregularidad que están cometiendo al construir tumbas más grandes de lo que les fue permitido.
El último altercado que se vivió en el panteón por este problema, fue hace un par de semanas cuando se construía una tumba de mayores dimensiones a las que indicaba su permiso, al hacerles la observación a quienes hacían este trabajo, argumentaron que la tumba era de una persona que trabajaba en el Ayuntamiento que se arreglara con él.
Inmediatamente, los propietarios buscaron al encargado para saber por qué había parado la obra, indicándole que ellos pagarían lo que estaban tomando de mas, “aquí el dinero no era el problema, sino que estaban tomando espacio de uno de los pocos caminos que tiene el panteón”, explicó el entrevistado.
Para Efraín, este tipo de problemas ya es una constante. Dice “Creen que yo soy el que no quiere que construyan, pero éste es mi trabajo. Tengo que estar al pendiente de lo que pasa, que construyan conforme a su permiso, que no invadan caminos ni obstruyan otras tumbas. Los propietarios se lo toman personal y hasta me han querido golpear” (sic).
El ayuntamiento, para remediar un poco la saturación, construyo el año pasado 80 urnas para cenizas, de las cuales no se sabe cuándo estarán disponibles para ser adquiridas, por lo que esa obra sigue sin cumplir su objetivo.
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