El arte y la ciencia del reposo
Por Leticia Trejo:
Estoy reacomodando mis libros, es impresionante la cantidad de libros que llega uno a acumular con los años. Mis favoritos, claro, son los que hablan de la Salud y el Bienestar y encontré uno que habla de la relajación, su primera edición fue en 1973 y lo escribió Marianne Kohler. ¡Han pasado más de 40 años! Y todavía no hemos logrado que la cultura del buen descanso, la relajación y el reposo penetren en nuestras sociedades, en nuestras culturas ni en nuestras células. Me parece muy relevante que la autora mencione que el descanso es importante para el dominio de sí mismo. Generalmente nos metemos en problemas, porque ante un estímulo que nos incomoda reaccionamos en lugar de responder.
Tuve un maestro de meditación que nos explicaba que cuando se logra el autodominio somos capaces de vivir el estímulo, ver el pensamiento consecuente, sentir la emoción inevitable, pero con el entrenamiento adecuado tenemos la capacidad de hacer una pausa y eso, queridos lectores, hace la diferencia entre una reacción y una respuesta. Una reacción es primitiva, generalmente irracional y va cargada de adrenalina, es veloz y si le pusiéramos un color sería roja, como la señal de peligro. Una respuesta es racional, en milésimas de segundo, pasa por un análisis en el que conscientemente se toma la decisión de cuál es la mejor forma de actuar ante ese estímulo y si tuviera color sería quizás verde como la señal de adelante. Puedo confesar ahora que, el motivo por el cual hace 22 años cambié mi vida fitness de gimnasio, spinning y música electrónica por el estudio, la práctica y la enseñanza del Yoga, es porque estaba harta de reaccionar ante cualquier estímulo, siempre sintiendo que los demás me hacían cosas de las que debía defenderme o atacar, como en estado de alerta. No es de extrañar que este libro, al final, también hable de Yoga.
Para reposar y descansar no necesitamos grandes inversiones ni de tiempo ni de dinero, solo una revisión honesta de qué tanto estamos apegados a nuestro amado estrés; sí, así es, hemos tatuado en nuestro ADN la tensión crónica, el encogimiento muscular, el endurecimiento de los tejidos conectivos, de modo que el día que intentamos bajar la velocidad y el ritmo llegamos a sentir ansiedad y la mente dando su opinión dice que “eso de relajarse no sirve para nada, que no estamos para perder el tiempo en tonterías, mejor sigamos estresándonos que eso nos sale tan bien”. Aprender a relajarse es aprender el arte de preservar el mayor tiempo posible la juventud en la mente y en el cuerpo. Quiero ser honesta contigo, al principio odiarás intentar relajarte, te dará ansiedad o te sentirás muy, pero muy incómodo, pero si continúas y sabes ser paciente los beneficios son ENORMES.
Mejora la calidad de tu piel, duermes mejor y te despiertas descansado, la energía te dura más, tu mente está más clara y enfocada, tu digestión mejora y no estarás cansado todo el día. Hay dos pautas vitales para lograrlo: aprender a estirarse y aprender a respirar. Si queremos prevenir el cansancio crónico debemos divertirnos sanamente, la fatiga nace generalmente del aburrimiento.
Estírate, visita a algún amigo o amigos, haz ejercicio físico, respira conscientemente, practica mindfulness, practica meditación, y hazte consciente de que cuando tu logras el equilibrio entre estrés y reposo estás mejorando tu calidad de vida y tus relaciones con los demás.
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