Reflexiones
Vista al Lago de Chapala: Foto: Archivo.
Por Daniel Jiménez Carranza
Los actuales acontecimientos que se dan en todo el mundo, reflejan un panorama convulsivo, del cual nuestro país parece no estar enterado, pues en tanto los efectos del cambio climático que arrasa con bosques en Europa, fuertes inundaciones en otros, enorme inflación, producto de la pandemia, la guerra en Ucrania, y el alto precio del combustible, han obligado a retomar la explotación de las otroras minas de carbón y reactivación del mercado de productos fósiles dando marcha atrás de la instauración de programa de energía renovables, para solucionar el problema de desabasto de energía, como consecuencia de la fallida planeación del suministro de combustible dependiente de un solo proveedor, en donde como consecuencia de las sanciones impuestas a Rusia, ahora este país, ha tomado el control de la situación energética y económica en el viejo continente, con lo cual, las consecuencias de este desequilibrio, tendrá sus efectos a nivel global, pues en la actualidad las economías se encuentran entrelazadas una con otra, y las fuertes economías afectadas, aquéllas que ejercen la función de pivote económico a nivel terráqueo, tendrán sus efectos en todas las restantes.
En este sentido, en nuestro país, los efectos económicos, se han manifestado con una tasa de inflación inusual, lo cual viene afectando a las clases menos favorecidas, a pesar de la política instaurada por el gobierno de dotar de beneficios a la población, como la pensión para adultos mayores, apoyo a jóvenes estudiantes y desempleados, todos ellos, insuficientes por la creciente alza de precios en todos los productos y servicios. El temprano inicio de la sucesión presidencial, ha desatado la batalla política entre todos los aspirantes de todos los partidos, relegando los temas fundamentales que son insoslayables en su atención y planeación, colocándolos al margen, a cambio de dedicarse a satisfacer los apetitos políticos de los contendientes, para quienes lograr una posición y acomodarse con los candidatos en cada partido, representa una baza inaplazable, desatendiendo los retos a los que se enfrenta nuestro país, derivados del entorno global, del cual no somos ajenos; ahora la atención está centrada en lograr posiciones, apoyos, y de otros tantos oportunistas, por congraciarse con algún político de peso al que puedan “colgarse” para no quedar fuera del pastel presupuestario del gobierno entrante, para el cual, aún faltan 102 semanas aproximadamente, olvidándose de atacar los efectos derivados de la convulsión global, y otros temas a nivel nacional que aún demandan su atención, como es el problema de la seguridad, cuya estrategia gubernamental, no ha podido ser resuelta mediante el lema de “abrazos”, ni con la instauración de la Guardia Nacional, ni con la exaltación de la UIF, que representaría el cierre de la pinza para identificar los movimientos financieros de los grupos del crimen organizado, la cual, sòlo ha sido utilizada para persecuciones políticas de personajes irrelevantes dentro del ámbito político, como para acicate para medrentar a grupos antagónicos al régimen, sin grandes resultados.
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