San Juan Cosalá, tan cerca del lago y tan carente de agua potable
Mural que decora la plaza principal de San Juan Cosalá. Foto: María del Refugio Reynozo Medina.
Por: María del Refugio Reynozo Medina.
Una de las fincas que conforman el paisaje de San Juan Cosalá en el municipio de Jocotepec, es la antigua escuela primaria e internado que alguna vez fundó el sacerdote Alberto Macías Llamas. Las viviendas y locales de negocios se extienden a lo largo de la carretera Chapala-Jocotepec, y por las calles empedradas se llega al corazón de la localidad; el jardín principal con el kiosco central de arcos pronunciados. Justo enfrente está la parroquia de San Juan Bautista.
Desde aquí se pintan azules las aguas del lago de Chapala que está a solo metros de las casas más cercanas. Uno de los muros contiguos a la Delegación pinta un paisaje acuático con un mural de personajes de piel terrosa que coinciden con garzas y cangrejos. De la boca de un rostro femenino emergen peces que salpican el mural.
Mientras tanto, en la vivienda de Doña Inés hay un delgado hilo de agua que sale por la llave y una fila de botes para almacenar lo que se pueda. Porque la mayoría de veces llega el agua por la noche y hasta la madrugada.
-A esa hora ni cómo lavar-.
“Hace muchos años, la señora Ana Lilia todavía iba a lavar con agua de la laguna”.
Ahora ni para lavar sirve. Está negra y aparecen ronchas en la piel con el contacto.
Otra señora, en una de las viviendas dice que un día hay agua, otro día no y cuando hay está amarillenta y maloliente.
Con la señora Olivia tuvo que ir un fontanero a destapar la tubería porque estaba obstruida con arena; a causa del desgaste de la bomba que “jala tierra”.
La bomba del barrio de Fátima, dicen que es la misma que puso el padre Alberto Macías, hace unos cincuenta años y desde entonces no se ha renovado.
La mujer de una de las privadas, compra una pipa de agua al menos una vez al mes. El agua llega muy poca en la noche o no llega. La pipa con 10 mil litros de agua le cuesta 700 pesos. Recuerda que una ocasión duraron en el barrio hasta un mes sin agua y en aquel entonces las autoridades respondieron ante los reclamos que se esperaran, que al cabo ya iba a llover.
Gracias a las casas bonitas de arriba sí nos llega agua, dice otra mujer.
En las redes sociales; los habitantes protestan.
“Dejen de llenar pipas del pozo de la Zaragoza para los fraccionamientos”, dice una opinión.
Son ya dos o tres años los que han pasado con este problema, según los pobladores, que han perdido ya la cuenta y esperan mejores tiempos.
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