Los retos de 2024
Imagen: Cortesía.
El 2024 pinta como un año complicado para el país. La violencia está imparable, lo que implica un aumento en asesinatos y desapariciones, el control territorial de los cárteles con el permiso implícito del Ejército y la Guardia Nacional, el cobro de piso como un impuesto más, un deterioro paulatino del sentimiento de tranquilidad y protección por parte de nuestras autoridades.
Un ingreso económico que cada vez ajusta para menos, porque el reciente aumento a la gasolina puesto en marcha el primer día de este año, seguro impactará en todos los productos y al final será el consumidor quien termine pagando con su propio bolsillo. Mientras nuestros impuestos se despilfarran en obras megalomaniacas como el tren devastador de la selva, la refinería que no refina y una farmaciotototota con la que se pretende reducir el daño que este mismo gobierno causó al sistema de abasto de medicamentos, todo ello bajo la responsabilidad del flamante consorcio paraestatal de México: el Ejército.
Un gobierno que se ha encargado a lo largo de estos cinco años de acosar todas aquellas instituciones que dan contrapeso al poder y garantizan nuestro endeble sistema democrático. La Suprema Corte de Justicia de la Nación; el Instituto Nacional Electoral; el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos, entre otras importantes dependencias, se encuentran bajo el acecho de un presidente autoritario, opaco, hostil y rencoroso.
Pero también será un año electoral. El 2 de junio se realizarán elecciones, en nuestro caso, para elegir alcalde y planilla, diputado local, gobernador, diputado federal, senador y presidente de la república. Estamos en la antesala de decidir si seguimos por el mismo rumbo que nos ha llevado a tener el sexenio más sangriento, indolente, errático y ajeno a la realidad en nuestra historia contemporánea, o si corregimos y a través de la alternancia en el gobierno, buscamos un nuevo modelo que nos permita recuperar nuestra tranquilidad, nuestro acceso a un sistema de salud más digno, un nivel de ingreso que nos permita vivir con dignidad y un gobierno equilibrado, transparente y efectivo.
Abstenerse no es opción. No en este momento. Esta próxima jornada electoral debe ser abrumadora. La sociedad debe volcarse a las urnas a expresarse, a ratificar a quien hace bien su trabajo y a castigar a quien no merece seguir en su cargo. La ciudadanía tiene aún la posibilidad de detener la destrucción sistemática y sistémica que este gobierno federal lleva a cabo en sus propias instituciones, con el único fin de perpetuarse en el poder, a costa de nuestra tranquilidad, nuestro esfuerzo y nuestras libertades.
Si logramos ponernos de acuerdo y garantizamos una mayoría, si no abrumadora ante tanta polarización, por lo menos contundente, el presidente, con todo su Ejército comprado, con todas sus instituciones destruídas o cooptadas, con todo y su alianza con el crimen organizado, podrán arrodillarse ante la voluntad de millones de ciudadanas y ciudadanos que queremos un México mejor.
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