Cruz, la partera que ha traído a quinientos seres al mundo
En el curso de Primeros Auxilios. Silvia está a la derecha sentada en el piso y Cruz a la izquierda (la última del grupo de tres con el vestido claro). Fotografía de John Frost.
Maria del Refugio Reynozo Medina.- La primera vez que Cruz Robledo Saucedo supo de instrumentos quirúrgicos, fue en una clase de primeros auxilios en manos de Silvia Flores Hernández, una doctora que llegó a vivir a San Pedro Tesistán hace más de 40 años y que promovió la salud especialmente de las mujeres.
A partir de ahí, Silvia Flores la invitaba a que le apoyara en algunos partos de la comunidad.
La primera ocasión que ayudó a llegar a un bebé al mundo sintió mucha emoción, es algo que aún a distancia de más de 30 años no puede describir. Sonríe y se frota las manos con abundante gel antibacterial. Estamos en tiempos de Covid y en la trastienda del local donde vende abarrotes. Reposa en su equipal desde donde hace venir sus recuerdos de experimentada enfermera y partera, hoy a poco más de un año de jubilarse.
– No sé cómo decirlo pero es una emoción muy grande.
Recuerda que había anexo a la delegación un cuarto que le llamaban Posada de Nacimiento, ese lugar era el sitio para atender a la población mientras no había un Centro de Salud.
En una consulta que acudió con el doctor Luis que estaba de base en la comunidad en esos momentos, él le preguntó si quería ayudarle en la atención de los casos y ante la sorpresa de Cruz, le dijo –Yo te enseño.
Ella aceptó y ahí comenzó su carrera en el mundo de la salud. En ese tiempo inició unas prácticas en el Hospital Materno Infantil Esperanza López Mateos en Guadalajara; recuerda que había practicantes de medicina muy jóvenes y asustadizos, le consultaban y le llamaban doctora. Lo cierto es que ella apenas estaba realizando sus primeras prácticas, pero poseía la experiencia de los muchos partos atendidos hasta ese momento.
Luego en La Barca Jalisco, realizó algunas actividades de formación, ahí ganó el segundo lugar entre 30 participantes de toda la región en un concurso de parteras. En Cocula, realizó estudios de enfermería y en Guadalajara culminó la Licenciatura en Enfermería. Le llegaron los títulos cuando estaba armada de experiencia.
-Te voy a hacer un Centro de Salud.
Le dijo Dolores Navarro que era delegado en ese momento.
Se formó un comité ciudadano con personas de San Pedro Tesistán, quienes vivían en ese momento en la comunidad y también los ausentes, radicados en Estados Unidos. Además, tuvo participación el Ayuntamiento del Municipio de Jocotepec.
Cuando se inauguró el Centro de Salud, Cruz ya estaba calificada como enfermera y como partera tradicional. Ahí el doctor Luis la recomendó con las autoridades sanitarias que estuvieron presentes. Un primero de enero de hace 28 años recibió su nombramiento como enfermera por parte de la Secretaría de Salud.
En la misión de vida que eligió, ha acompañado a muchas mujeres de distintas maneras; en una ocasión atendió un parto en un taxi, hasta ahí alcanzó a llegar a cuadras de su domicilio, en el vehículo inyectó a la paciente y el bebé nació a bordo.
Una vez revisaba a una mujer en su cama y justo ahí llegó el alumbramiento. Otro bebé más nació, en otro cuarto cerca del patio.
-Tengo hijos en Tizapán, Jocotepec, San Juan, San Luis.
Dice con un hondo suspiro, refiriéndose a todos los recién nacidos que ha recibido desde el vientre de sus madres.
-Casi todo San Cristóbal son mis hijos.
En una ocasión vino una persona de Yahualica y trajo a una muchacha para que conociera el lugar donde había nacido y mostrarle a la mujer que la había acompañado en su nacimiento.
En el Centro de Salud de San Pedro Tesistán se encuentran unos 400 certificados de nacimiento, que dan fe de la intervención de Cruz para la llegada de los niños al mundo y que junto con los muchos que atendió en sus primeros años, suman al menos 500.
-Me gusta mucho ver nacer, siento muy bonito.
-Si tienen que me paguen si no, ni modo
Dice resignada cuando recuerda la cantidad de personas que aún le adeudan.
En una ocasión en sus inicios con la doctora Silvia, fueron a cobrar a una persona un pendiente de un parto, la mujer cerró la puerta sin darse cuenta que había dejado afuera a su hijo mayor, que lloraba para que le abrieran.
-Cuánta confianza me daba esa mujer
Dice una señora que fue atendida por ella en un parto muy difícil. Yacía en la cama del Centro de Salud y lo que miraban sus ojos era el rostro sonriente de Cruz y un cuadro con la imagen de la Virgen de Guadalupe que estaba colocado justo frente al lecho de vida.
Con lluvia, frío, calor, a horas, a deshoras, la vida no tiene horario para llegar y las manos de Cruz están dispuestas a recibir toda la savia que cabe en su regazo.
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