De entrañas de fuego y rostros multicolores. La regata de globos en Ajijic, Jalisco.
Es un esfuerzo de equipo la preparación del vuelo. Foto. María del Refugio Reynozo Medina.
Maria del Refugio Reynozo Medina. Esta vez no hay toros bravíos en el ruedo ni jinetes ensombrerados en medio de aplausos y gritos de furor. El Lienzo Charro de Ajijic luce un poco solitario, son pasadas las cuatro de la tarde de sábado y hay un grupo de unas quince personas que se disponen a ocupar sus lugares en sillas desplegables, mientras preparan botanas y bebidas. Es una de las familias que conforman el equipo de Beach Boy‘s que participa en la tradicional Regata de Globos en su edición 2021, marcada ahora por el virus del COVID-19. Hoy sólo participan tres familias.
Anastasio González es uno de los organizadores; desde que era niño recuerda que se reunía con su familia alrededor de la minuciosa tarea de pegar retazos y retazos de papel para construir globos multicolores.
Es un sábado antes de la fecha del 16 de Septiembre para que no se interponga con los festejos patrios. Y también porque la dirección del viento en estos días es favorable para elevar las esferas de papel.
-Me enseñé en la calle entre los vecinos, los familiares desde niño.
La labor de crear un globo se hace en familia, con adultos y hasta menores.
Los globos más chicos miden aproximadamente un metro y medio de altura, bastan cuatro horas y unos 36 pliegos de papel de china para conseguirlo. Hay globos más grandes, miden 16 metros de alto y unos nueve metros de diámetro, para ello hay que armarse con unos 250 pliegos de papel y un tiempo de un mes y medio de elaboración.
Para la construcción de los globos se necesita pegamento líquido y papel de china, además de un poco de alambre e hilaza para la base.
El día de hoy debido a la pandemia solo participan tres equipos: Sí Lupita, La Naranja Mecánica, y Beach Boy´s de doce que son, en una tarde de contemplación que termina alrededor de las once de la noche. Hay unos 50 asistentes en lugar de los tres mil que a decir de Anastasio se reúnen normalmente en un festival sin pandemia.
La tarde de hoy se soltarán unos 25 globos al cielo y no los casi 200 que cada año se liberan.
Mientras siguen llegando el resto de las familias, los adultos contemplan el cielo y la dirección del viento.
-Hay que esperar un poco a que se calme el aire.
El primer globo de la tarde en tonos verdes, comienza a elevarse, una ráfaga de aire lo desequilibra y se prende antes de elevarse lo suficiente. Los trozos negros como espuma vuelan por los aires y los equipos preparan el próximo.
Se abre paso al siguiente ejemplar, es como un dado de colores rosa, azul turquesa, negro y plateado. Se eleva suave, directo a encontrarse con las nubes; los asistentes aplauden y gritan.
El equipo de los Beach Boy´s se prepara, el grupo de ocho personas, hombres y mujeres, sostienen de los extremos el globo rosa con amarillo; lo alinean, un hombre trae el tanque de gas de seis kilos y coloca la manguera en el extremo inferior del globo para proyectarle de manera suave y lenta el fuego para que se eleve. El equipo se coordina y equilibran el globo sosteniéndolo con los brazos extendidos como en un abrazo colectivo. Conversan y bromean entre ellos, hacen acuerdos, le sujetan una botella de plástico en la punta inferior, rellena de agua a la mitad y lo sueltan a un tiempo; mientras observan su trayectoria. Rompen los aplausos cuando comienza a elevarse
Anastasio Ezequiel González es un pequeño de ocho años, está ahí al lado de su padre, observa y ayuda a sostener uno de los extremos del lienzo de papel.
-Sigo la tradición- dice sonriente.
-Siento que mi corazón empieza a latir y se hace como para arriba.
Así para arriba como las decenas de globos multicolores se elevan, el corazón de este niño late, mientras grandes y chicos mantienen los ojos puestos en los globos de papel, que se van haciendo pequeños; hasta convertirse en diminutos puntos negros en medio de la bóveda celeste.
Hoy no es un charoláis reparando en el ruedo, hoy son ejemplares coloridos con las entrañas de fuego armados por muchas manos y empujados por otras más hacia el cielo por el puro gusto de endulzarse los ojos.
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