Por Patrick O’Heffernan.
Fuí al Carnaval de Chapala el viernes por la noche y la pasé muy bien. Deliciosa comida chatarra, escuelas de baile locales luciéndose en el escenario, todas las atracciones que me encantaban cuando era niño (y algunas a las cuales todavía me puedo subir), también un montón de gente muy amable y feliz.
Y, por supuesto, los desfiles, las sayacas y las corridas de toros, que este año me he saltado. Ver a hombres jóvenes -y a veces viejos- ser lanzados una y otra vez de un toro enfurecido, pierde su valor de entretenimiento al cabo de un rato. Pero la experiencia en conjunto fue muy agradable.
Felicidades al Gobierno de Chapala por organizarlo tan bien, aunque el próximo año apreciaría que hubiera mujeres músicas en el escenario. Me salté la mayor parte de la música porque, aunque los grupos eran muy buenos y muy populares y conocidos en todo México, después de un rato eran más o menos lo mismo. Unas cuantas de las grandes cantantes femeninas de México en el escenario habrían añadido color, armonía, interés y habrían sido un empujón, contra el difícil momento que tienen las mujeres para abrirse camino en la industria musical mexicana.
El 22 de febrero es Miércoles de Ceniza y el comienzo del tiempo cristiano de Cuaresma. Fui criado católico, aunque ya no tengo nada que ver con ninguna religión, encuentro que vivir en un país abrumadoramente católico como México me trae recuerdos de mis días de escuela parroquial de gramática. Me recuerda a las monjas que me enseñaron a escribir (¡gracias!), y a los sacerdotes que no me enseñaron mucho que fuera útil, pero se aseguraron de que conociera el calendario de días santos y me presentara a misa para recibir mis cenizas el Miércoles de Ceniza.
En cuanto a la Cuaresma, hacía todo lo posible por no hacer mi tarea, pero mis padres no me dejaban. Así que tuve que cenar palitos de pescado en vez de hamburguesas o pollo frito.
Me gustaba ver a la gente por la calle y en el autobús escolar con la mancha negra en la frente; era una especie de consuelo saber que seguía existiendo una costumbre que se creía practicada desde al menos el siglo VIII o IX.
En realidad, el uso de la ceniza como símbolo de arrepentimiento se remonta a las antiguas tradiciones judías, y la aplicación de ceniza en la frente como signo de penitencia se menciona en la Biblia. Sin embargo, la práctica específica de marcar la frente de los cristianos con ceniza el Miércoles de Ceniza, no se normaliza hasta la época medieval.
No se conoce la fecha de la primera celebración del Miércoles de Ceniza, pero se cree que se desarrolló gradualmente con el tiempo como una forma de los cristianos de prepararse para la Cuaresma y se observa ampliamente en muchas confesiones cristianas, incluidas las iglesias católicas, ortodoxas y protestantes.
Pero por ahora, aquí en Lakeside, fue un acontecimiento importante el 22 de febrero, con todas las parroquias distribuyendo cenizas. Hay mucha gente con manchas negras en la frente, sumando un año más a los milenios de Miércoles de Ceniza.
© 2016. Todos los derechos reservados. Semanario de la Ribera de Chapala