Árbol de jacaranda que recibe a la gente que visita Ajijic desde el acceso poniente. Foto: Sofía Medeles.
Sofía Medeles.- A unas semanas del inicio de la primavera -el equinoccio será el 20 de marzo-, los árboles de jacaranda se encuentran en plena floración, llenando varias calles de Ajijic de color morado.
Estos árboles se pueden apreciar en diferentes lugares de la delegación, especialmente en fraccionamientos como La Floresta y el centro, brindando un toque de color, entre el verde de las copas de los árboles vecinos, haciéndolas destacar.
El nombre científico de la jacaranda es Jacaranda Mimosifolia, y es nativa de Sudamérica. El árbol adulto llega a alcanzar hasta los 20 metros de altura en condiciones favorables.
De acuerdo a un estudio de la Universidad de Sevilla, la jacaranda se encuentra dentro de los árboles que absorben una gran cantidad de dióxido de carbono, es decir, son capaces de absorber la contaminación, y limpiar el aire que respiramos.
A la reunión que tuvo lugar en en la Antigua Presidencia de Chapala solo asistieron cinco empresarios, y la mayoría se retiraron antes de concluida la exposición. Foto: J. Stengel.
Jazmín Stengel.- Invitan a restauranteros, hoteleros, agencias de viaje y guías de turistas de Chapala a formar parte del Registro Nacional Turístico (RNT). Este programa espera aumentar la calidad y estandarizar los servicios de los establecimientos.
El seis de marzo, en las instalaciones del Centro Cultural Antigua Presidencia, personal de la Secretaría de Turismo de Jalisco (SECTURJAL), explicaron a un reducido número de restauranteros y hoteleros la importancia de que los establecimientos tengan el RNT, que existe desde 1976.
Una de las ventajas para los comerciantes que fueron expuestas, es el integrarse al catálogo de opciones turísticas que maneja el gobierno federal, a través de su portal digital http://rnt.sectur.gob.mx/RNT_TipoPrestador.html, lo que se supone facilitará la búsqueda de los comercios a nivel nacional e internacional.
De manera adicional, el comerciante tiene derecho a capacitar su personal en la academia de la SECTURJAL en Guadalajara, de la cual no se dio a conocer el nombre, ni se encontró el portal de internet. Los talleres son para capacitar respecto al servicio al cliente, higiene del establecimiento, entre otros, que tienen como objetivo mejorar la imagen del municipio, explicaron los funcionarios.
El RNT supone ser un tipo de certificación para los establecimientos que cumplan con los requisitos de servicio idóneos para el turista. Los cuales no fueron especificados por los verificadores del estado, quienes negaron la información a través de una llamada telefónica al 33 3668 1600 con extensión 31483.
A pesar de ser un requisito que deben adquirir los establecimientos en los primeros 30 días laborales, tras su apertura, muchos de ellos no están al tanto del proceso o la existencia del mismo. En la plataforma de búsqueda del RNT aparecen cinco restaurantes, un hotel y cinco agencias de viaje en todo Chapala. De 244 restaurantes, 61 hoteles y 7 agencias de viaje que existen en todo el municipio.
Los verificadores de la Secretaría de Turismo Jalisco también aclararon que no se le genera multa a quienes desconocen esta norma. Sin embargo, tras las jornadas de verificación los comerciantes tienen cinco días hábiles para registrar su establecimiento ante la SECTURJAL, en las instalaciones de la misma.
Si el propietario hace caso omiso a la norma, será notificado al gobierno federal, quienes son los únicos autorizados para extender multas a comercios que carecen de su Registro Nacional Turístico o RNT.
Los requisitos necesarios para registrarse en el RNT son, llenar el formato único de inscripción con la firma del propietario y representante legal del comercio, identificación oficial del mismo, comprobante de domicilio del establecimiento, escritura que demuestre la legal propiedad del inmueble, constancia de situación fiscal, acta constitutiva en caso de ser persona moral, licencia municipal y cédula de inscripción anterior para quienes desean renovar su registro.
Por Santiago Baeza.
El pasado ocho de marzo se conmemoró el Día Internacional de la Mujer. No se trata de una fecha para celebrar, como si fuera el día de la madre, sino para crear conciencia sobre lo lejos que está nuestra sociedad en términos de equidad de género, no solo en México, sino en básicamente en el mundo entero.
La mexicana, es y ha sido siempre una sociedad machista y patriarcal. En general, los mexicanos hemos sido educados en una lógica de superioridad. En mayor o menor medida, el hombre de la casa se asume como una autoridad sobre el resto de la familia; el que tiene la última palabra; el que puede imponerse incluso con violencia, cuando considera que existe la necesidad de usarla para dejar en claro quién manda.
Esta dinámica abusiva funcionó relativamente todavía durante el siglo pasado, debido a la ausencia de leyes, instituciones y movimientos sociales organizados que hoy sí existen. Pero sobre todo, al importante cambio que se dio en las dinámicas laborales, ya que hoy el hombre por sí solo no tiene, en la mayoría de los casos, la capacidad de mantener un hogar. La mujer hoy es parte fundamental del ingreso familiar y por lo tanto, una aliada en la toma de decisiones.
El problema es que nosotros los hombres nos negamos a reconocer que los tiempos ya cambiaron, que las épocas de superioridad sexual son cosa del pasado, que nuestra única superioridad, la física, nos deshumaniza, nos convierte en bestias, en criminales. La mujer no es un objeto, sino un ser humano con derechos igual que nosotros. Las mujeres no nos pertenecen. Ellas deciden si quieren o no ser nuestras compañeras y pueden dejarnos en el momento que así lo quieran.
No tenemos ningún derecho a decidir por ellas, a callarlas porque creemos que no saben, a burlarnos de su físico o de sus ideas. Tampoco tenemos derecho a humillarlas, o a faltarles el respeto cuando caminan por la calle solo porque se ven “bonitas”. Hostigarlas, acosarlas e incluso amenazarlas para obligarlas a algo que no quieren, resulta ruin y asqueroso. Poseerlas por la fuerza es un crimen atroz y quitarles la vida, un acto de crueldad indescriptible que debería castigarse con la mayor de las penas.
Pareciera que lo anterior resulta obvio y que todos lo sabemos, pero las estadísticas sobre violencia contra la mujer en México nos desmienten: el feminicidio ha incrementado en un 78 por ciento en los últimos siete años; hasta este momento hay más de veintiséis mil mujeres desaparecidas y la cifra aumenta día con día; nueve de cada diez asesinatos de mujeres queda impune, solo por ofrecer algunas cifras. Esto demuestra que aunque se han dado cambios importantes en materia de equidad, nuestra sociedad se resiste a adaptarse a esta nueva realidad.
Por eso salen año con año enfurecidas, por eso la destrucción queda como rastro tras sus marchas. Es la furia contenida por cada abuso, violación y muerte acumulados. Porque ahora, lo que le pasa a una, les pasa a todas. El dolor es compartido, la angustia generalizada por cada desaparecida se traduce en una búsqueda masiva. Se tienen a ellas, se acompañan y defienden entre ellas, porque en general, los hombres no somos capaces ni siquiera de entender que es con nosotros con quienes ellas corren peligro.
Sirva esta fecha para que meditemos sobre lo que cada uno de nosotros hace o ha dejado de hacer para permitir que el machismo se mantenga como un vicio cultural en nuestra sociedad. Ese chistecito denigrante, esa actitud lasciva e insistente, ese manotazo en la mesa, por más que queramos justificarlo, corresponde a una actitud machista. Y vaya que no escribo estas líneas desde la superioridad moral. Yo también fui educado en una familia tradicional mexicana, yo también he cometido errores amparado en mi “hombría” y yo también tengo mucho que aprender sobre respeto y equidad.
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