Giovanni Manuel Sánchez Navarro, a sus 30 años de edad. Foto: Cortesía.
Alma Serrano.- Giovanni Manuel Sánchez Navarro, alias Gio Leunam, cosalense de 30 años de edad, nacido en Teocuitatlán de Corona, cumple el sueño de ser cineasta, después de un largo y lento recorrido que inició desde la infancia.
Su interés por el cine nació en Los Ángeles, Estados Unidos, lugar donde creció junto a sus padres. Fueron los viajes a Universal Studios los que sensibilizaron su apreciación de lo visual, además de que directamente le inspiraron a convertirse en director.
A lo largo de su preparación que le llevó al menos 10 años, se ha especializado en dirección de cine y dirección de fotografía para cine digital. Giovanni Leunam Films recorrió un camino, pero que fraguó su más grande sueño. Fue su paciencia y estar dispuesto a “jalar cables” lo que lo acercó a sus expectativas; esto fue clave en su carrera profesional.
“Todo sueño que pueda tener cada persona tendrá sus piedras y/o dificultades únicas en su camino al querer lograrlo. Ningún camino es fácil de recorrer y quizá tome bastante tiempo para al fin lograr palpar los resultados que uno busca”, compartió.
Su trayectoria está llena de colaboraciones interesantes, desde filmar la boda de la Miss Universo, Ximena Navarrete; trabajar dentro de la industria musical, con artistas nacionales del género hip-hop como Gera MXM, MC Davo, C-Kan hasta de Puerto Rico como Jon Z, Baby Rasta, entre otros.
Además, dentro del género regional mexicano ha trabajado con Julión Álvarez, Banda Machos, El Mimoso, Cristian Nodal y otras bandas destacadas.
Por otro lado, su pasión hacia el cine lo ha llevado a trabajar en dos películas y un documental para distribución en Netflix y Amazon Prime: «Odile» (2017), un documental histórico como operador de cámara y «Reglas de la Ruina» (2018), ficción de horror, también como operador de cámara y «Noctámbulos» (actualmente en postproducción), como director de Fotografía.
Por Patrick O’Heffernan.
En la edición 570 de Semanario Laguna, se pueden leer dos reseñas “Flash” de obras que se estrenaron la noche del viernes 24, Magnolias de Acero, en el Bare Stage, y 33 Variaciones, en el Lakeside Little Theater. Ambas son excepcionales. Como dije en mi crítica de «33 Variation» la producción se sentiría como en casa, en Los Ángeles, Nueva York o Londres.
Ayer también en el Auditorio (también conocido como CCAR), el Flamenco Jazz Collective, ofreció un espectáculo único de música y baile, con Paulina y Mario Ruiz y los músicos locales Gilberto Ríos, Sofia Ramírez (que en realidad es de Guadalajara, pero toca con el grupo de jazz Triálogo de Ajijic), Eleazar Soto, Emilio Gálvez y Soleo Gollas, de Guadalajara.
A esto hay que añadir Zona Cuba, en Baja Norte; Bulldozer, en el bar Camaleón; lectura de libros a las 18:00 horas en el CCAR (lo que dificultará el aparcamiento cuando la gente llegue al flamenco a las 18:30); más las películas y la música habitual en los locales y restaurantes de la Ribera, que ofrecen tanto música mexicana como occidental. Toda una riqueza de entretenimiento para una pequeña ciudad de 10 mil 500 habitantes.
Entonces, ¿por qué los aficionados a la música y al teatro de Ajijic se debaten entre tantas cosas que hacer los viernes? Creo que es porque una gran parte de la magia de Ajijic y la zona es que este lugar simplemente atrae talento, tanto mexicano como gringo. Y lleva décadas haciéndolo.
Un ejemplo es la llegada hace unos 20 años de un grupo de músicos de Monterrey, entre ellos el guitarrista Juan Castañón y el saxofonista Eleazar Soto, para estudiar con un legendario profesor de música gringo. Él ya no está, pero ellos se quedaron y atrajeron más talento. La vibra de relajación, la belleza del lago, sirven para traer a otros músicos aquí, formando una comunidad cultural que no se ve en otros pueblos de este tamaño. De hecho, habría que buscar en lugares como Memphis, Hollywood, Nueva York, Nashville, Austin, Nueva Orleans (y ahora cada vez más, Toronto) para encontrar comunidades similares.
Y Ajijic tiene algo de lo que estos lugares carecen: la cultura musical mexicana. Con décadas de mariachi, una nueva escuela de mariachi -la escuela Pedro Rey- y la famosa familia musical Medeles, aquí hay un tesoro de talento mexicano.
Y como cualquiera que esté cerca del mundo de la música sabe, los grupos se mezclan y les encanta intercambiar géneros, canciones y música. El resultado es una música bicultural que ha evolucionado aquí y con ella, el público. Hay tantos locales porque hay tanta gente que busca música.
Lo mismo ocurre con el teatro. México tiene una rica comunidad teatral en español. Cuando el Lakeside Little Theater abrió sus puertas en 1965, inició una comunidad similar en el teatro en lengua inglesa, atrayendo a actores retirados, directores y miembros del equipo técnico. Le siguieron Bare Stage y Bravo, que se sumaron a la comunidad teatral que ahora produce regularmente obras de calidad altamente profesional y que atrae a más gente de las comunidades teatrales de Los Ángeles, Nueva York, San Francisco, Toronto y otras ciudades.
El resultado de todo esto es un viernes por la noche con dos grandes estrenos: un concierto único de jazz flamenco y una larga lista de otras cosas que hacer.
Por eso hemos cambiado el nombre de nuestra sección de agenda: «¿Qué pasa? ¡No te quedes en tu casa!”
Accidente registrado en el tramo carretero de El Molino en el año 2022. Foto: Cortesía.
Armando Esquivel.- Autoridades de Jocotepec tienen detectados los puntos que presentan un mayor nivel de riesgo de accidentes para automovilistas, siendo la zona de mayor conflicto la carretera federal Guadalajara-Jiquilpan, en el tramo de El Molino.
Históricamente, el tramo de la carretera también conocido como ruta a Morelia, en el kilómetro 111.4 a 112.7, a la altura de La Engorda, ha sido un epicentro de percances, algunos muy aparatosos. En esta zona, elementos de Protección Civil y Bomberos de Jocotepec ven peligro por conductores que pierden el control, ante la reducción de carriles y la alta velocidad, pese a contar con vibradores y señalética preventiva.
Sobre esta misma carretera, apenas a un kilómetro de distancia, se encuentra el acceso a la delegación de El Molino, donde los automovilistas corren el riesgo de un accidente con las personas que ingresan o salen de la población, además de ser un lugar de espera de transporte público y salida de camiones con jornaleros.
También en la carretera Guadalajara-Jiquilpan se encuentra el crucero de Potrerillos, zona que Protección Civil y Bomberos tiene catalogada de alto tránsito, por pobladores de las delegaciones de San Luciano, Potrerillos y Las Trojes, sumado a que en el lugar se encuentran empresas de exportación de frutos rojos, donde se reciben los vehículos que transportan fruta de la región.
El acceso a la cabecera municipal también es una ruta identificada como de alta circulación ante el ingreso y salida de locales y el paso de vehículos de jornaleros y transporte público.
En la delegación de San Pedro Tesistán, sobre la carretera Guadalajara-Morelia, existen diferentes ingresos al poblado, generando un riesgo ante el alto paso de unidades por la carrera federal.
Por último está el libramiento de Jocotepec, este tramo carretero es utilizado por turistas que desean llegar a Chapala sin tener que cruzar la cabecera, así como el tránsito de carga pesada; en esta zona, autoridades tienen detectada la frecuencia de percances viales, el cruce de ganado y colapsos pequeños de rocas y tierra.
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