El orgasmo femenino
En el año de 2006, en la ciudad de Esperantina en Brasil, el concejal José de Arimateia Dantas Assim impulsó una iniciativa para conmemorar -cada ocho de agosto en su localidad- el Día del Orgasmo Femenino, como una medida para promover el derecho de la mujer al placer sexual, estudiar este fenómeno a mayor profundidad ya sea desde la perspectiva clínica o sociológica y para poder abordar el tema sin tabúes, como un asunto de salud pública.
En su exposición de motivos, Dantas Assim mostró una encuesta realizada a los entonces alumnos de la Universidad Federal de Piaui, en la que el resultado arrojaba que un veintiocho por ciento de las mujeres consultadas eran incapaces de tener un orgasmo o sufrían grandes dificultades para lograrlo. Fue tal el éxito de la propuesta del concejal que rápidamente -en parte debido las redes sociales- se extendió fuera de las fronteras brasileñas, al grado de que hoy ya forma parte de las efemérides mundiales.
El orgasmo, el cual se describe en Wikipedia como “la descarga repentina de la tensión sexual acumulada (…) resultando en contracciones musculares rítmicas en la región pélvica caracterizadas por el placer”, conlleva muchos más beneficios que el puro “darse gusto”, pues aumenta la producción de endorfinas, es decir, opioides naturales que sirven como analgésicos, además de la dopamina y la oxitocina, sustancias que intervienen en nuestra salud física y emocional.
Por si esto fuera poco, estudios recientes liderados por el profesor Boris Komisaruk, investigador de la universidad de Rutgers, en Nueva Jersey, establecen que el orgasmo produce un nada despreciable aumento de la irrigación sanguínea al cerebro, el cual recibe mayores cantidades de oxígeno y otros nutrientes, hecho que reduce el riesgo de enfermedades como el Alzheimer y el mal de párkinson, entre otras. Particularmente en las mujeres, también se ha detectado la eliminación de coágulos que producen los dolores menstruales.
Ante tantos beneficios y placer, resulta conveniente preguntarnos: ¿cómo es que, según las estadísticas, es más fácil que el hombre tenga más posibilidades de llegar al clímax que la mujer? De entrada, la respuesta no está en la fisionomía, pues es un hecho que el hombre solo tiene un tipo de orgasmo, mientras que en la mujer existen muchas más posibilidades, pues cuentan con diversas zonas de placer, como lo son el clítoris, el útero, el recóndito punto G, entre otros; tampoco tienen que ver las diferencias cerebrales, pues es un hecho que ellas sí pueden provocarse el orgasmo utilizando solo su imaginación, a diferencia del hombre.
Para darnos una idea, un estudio publicado en 2011 por la revista Journal of Sexual Medicine, establece que en el mundo cerca del treinta y cinco por ciento de las mujeres de cuarenta años jamás han experimentado un orgasmo. Por otra parte, una encuesta realizada por la revista Cosmopolitan arrojó que sólo el cincuenta y siete por ciento de las encuestadas dijo alcanzarlo cada vez que tiene relaciones sexuales. En ambos estudios, los expertos consultados aseguran que el principal factor que reduce las posibilidades es meramente cultural.
Por una parte, está el hecho de que es más común que al hombre se le fomente su desarrollo sexual desde la adolescencia, mientras que a la mujer no solo se le reprime, sino que además se le educa para atender al sexo opuesto en todas sus necesidades, incluido el placer sexual, mientras que a ella se le pasa a un segundo plano. A esto deben incluirse toda serie de prejuicios sociales y religiosos que también impactan más en ellas que en ellos, los cuales hacen que el sexo pueda verse no como un placer y un beneficio para la salud, sino como algo sucio o pecaminoso. Finalmente está la falta de comunicación, pues es común que, por un supuesto pudor, vergüenza o falta de confianza no se hable del tema en pareja.
Yo sí aspiro a que seamos una sociedad con más orgasmos, mucha felicidad y buena salud. Creo que el acceso al clímax frecuente debe ser un derecho garantizado para todos, en particular para las mujeres que hasta en eso hoy siguen siendo minoría.
Invito a las parejas que no se animan a dialogar sobre el tema a que lo hagan con plena libertad; a los hombres que me leen, a que no sólo encuentren en el sexo el placer personal, sino que también descubran el placer que se obtiene cuando logra en la pareja uno, dos o tres orgasmos en la misma sesión -pues ese logro también levanta el ánimo- y a las mujeres, como dice Rubén Albarrán, vocalista de Café Tacuba: “…agarren a su pareja. Y si no tienen pareja, entonces agarren parejo”, pues llegó el momento de disfrutar.
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