Por Leticia Trejo.
Esta columna fue creada para tratar temas de Salud y Bienestar principalmente en tres áreas: Salud emocional, bienestar físico y bienestar nutricional, y creo que es buen momento para hablar de esas cosas sobre la salud que nadie nos dice y que si las hubiéramos sabido podríamos haber evitado algunas enfermedades o condiciones crónicas de dolor o molestias que se fueron agravando. Ni siquiera los Médicos nos cuentan acerca de ello. Por eso hoy, vamos a hablar de las pequeñas cosas que nadie nos dice.
Salud emocional: Nadie nos habla de la importancia de la meditación desde muy temprana edad. Pregunta para ti querido lector: ¿cuántas veces al día te lavas los dientes?, seguramente te cepillas de dos a tres veces al día ¿verdad? Y seguramente ya te ha pasado que te sales de tu casa sin lavarte los dientes, o pasan muchas horas y tu boca se siente sucia, hay una urgencia por sentirla limpia ¿cierto? Eso pasa con la meditación, es una forma de limpiar tu mente y tendríamos que hacerlo diario para mantenerla y sentirla así, limpia y fresca. Nadie nos habla de volvernos observadores agudos de nuestros patrones de pensamiento para empezar a distinguir cuales de ellos están obsoletos haciendo ruido innecesario y cuáles debemos conservar porque nos dan estabilidad emocional.
Salud nutricional: Nadie nos dice que cada cuerpo tiene una genética de la alimentación, de manera que hay alimentos que les vienen excelente a unas personas pero pueden caer fatal a otras. Nadie nos aclara que el sobre peso y la obesidad son más un problema emocional que un problema de alimentación. Nadie nos habla de la importancia de prepararnos nosotros mismos nuestros alimentos, de que el simple hecho de hacer el esfuerzo de ir la mercado y comprar ingredientes frescos es tan importante cómo el amor con el que los preparas para nutrirte. Nadie nos hace saber que cuando un problema orgánico en el sistema digestivo, hígado y riñones los nutrientes no pueden ser absorbidos por el organismo y tampoco nos dicen que la comida nutritiva no debe ser un capricho de “no me gusta” sino un “gracias porque tengo alimentos en mi mesa”.
Salud física: Nadie nos dice que la actividad física, al igual que la comida nutritiva, no debería estar sujeta a un “gusto”, sino a un deber con el mantenimiento de los complejos sistemas energéticos y de movilidad que nos permiten ser funcionales. Nadie nos dice que tener un cuerpo erguido tiene un costo y que para experimentar plenamente las ricas experiencias de la vida el instrumento más importante para hacerlo es TODO el cuerpo, cada tejido conectivo y cada músculo da riqueza a nuestra vida. Nadie nos habla de que el objetivo más importante de la actividad física que es preservar las funciones más básicas del organismo cómo los 500 quehaceres del hígado, o la limpieza de los riñones, o la expulsión de desechos celulares, así cómo la salud del cerebro, y no si tenemos piernas bonitas o abdomen de “cuadritos” (six pack), o brazos bellos, eso se da, o si o sí, al cuidar al cuerpo.
A decir verdad algunas veces si hay personas que nos dicen esas pequeñas cosas, pero quzás demasiado tarde o en otras ocasiones no estamos suficientemente receptivos para recibir la información; no perdamos el foco de lo que es realmente importante en cuestión salud y tratemos de estar más receptivos a toda la información que se genera alrededor de este importante tema, no solo por nuestro bien, sino por el de una Sociedad con mayor Bienestar.
Leticia Trejo es Profesora de Yoga y Entrenadora Personal. Foto: Archivo.
Por Leticia Trejo
“La incontinencia urinaria es algo que les pasa a los viejitos, usar pañal les pasa a los otros, a mí no me va a pasar”. A las personas que hacen estos comentarios me encantaría preguntarles: ¿tú sabes qué es el piso pélvico y para qué sirve, y no solo para qué sirve, sino que hay que hacer para mantener su sano y eficiente funcionamiento? ¿sabes distinguir cuando tu piso pélvico está fallando? Antes de contestar estas preguntas quiero felicitar a los lectores que sepan las respuestas, nada cómo saber que estás preservando uno de los músculos más importantes para la salud del organismo, sabemos que en algún momento va a ser muy difícil que funcione adecuadamente, pero por lo menos estaremos evitando que su caída se adelante a edad tempranas.
El piso pélvico es un grupo de músculos y otros tejidos que forman una especie de cabestrillo o hamaca en la zona del perineo, sus puntos de referencia son los dos huesos en donde nos sentamos que se llaman isquiones (derecho e izquierdo), los pequeños huesos del coxis por detrás y la base del hueso púbico por delante.
Entre sus funciones está el control de los órganos de excreción: esfínteres urinarios (vías urinarias) y ano tanto para abrirlos para que salgan los desechos de los riñones y del colon, así como para cerrarlos y contener estos desperdicios. Los movimientos para tener relaciones sexuales también dependen de este grupo de músculos, así como el ritmo, cadencia y agilidad para lograr un sano orgasmo. Es hermano del músculo más importante de la respiración del que hemos hablado en otras ediciones, si el piso pélvico no está funcionando bien, tampoco el diafragma torácico. Pero la función por la que es más conocido es porque forma parte de la red de tejidos conectivos que sostienen a la vejiga y a la próstata, así cómo parte de nuestros intestinos.
Los síntomas más comunes de trastornos en el piso pélvico son: Sensación de pesadez, hinchazón, tirón o dolor en la vagina o en las vías urinarias que se agrave al final del día o cuando se va al baño. Sentir o ver que un bulto o algo “sale” entre el ano y las vías urinarias. Dificultad para comenzar a orinar o sensación de que la vejiga no se pudo vaciar completamente. Infecciones frecuentes en el tracto urinario. Pérdida de orina al reírse, toser o hacer ejercicio. Dolor al orinar. Pérdidas de materia fecal o dificultar para controlar los gases intestinales. Estreñimiento. Dificultad para llegar al baño a tiempo.
Las formas de evitar que el piso pélvico sufra de los trastornos mencionados en el punto 3 son: aprender a realizar los ejercicios del Dr. Arnold Kegel. A principios del siglo pasado el Dr. Kegel “descubrió” que los movimientos de contracción de los glúteos movían la pelvis hacia adentro, provocando la contracción y fortalecimiento de este músculo; se sugería a las mujeres para recuperar la tensión natural vaginal y evitar la incontinencia después del parto. Pero esta vida sedentaria está haciendo que hombres y mujeres pierdan control de esta función a edad temprana.
El motivo por el que puse entre comillas la palabra “descubrió” es porque en realidad este movimiento de mantenimiento del piso pélvico se realiza desde tiempos ancestrales. La técnica de Feldenkrais, el método de Joseph Pilates y el Hatha Yoga serán tus mejores aliados querido lector.
Por Lety Trejo.
Algunos miembros de mi familia fuimos deportistas desde muy jóvenes, en un ambiente de clase media baja más bien pobre el deporte era lo que sacaba adelante a la juventud y además se considera una actividad saludable. Pero cuando no tienes un Entrenador Profesional, un Nutriólogo preparado y ni siquiera noción de la preparación adecuada para un Deportista, esta actividad puede ser peligrosa.
¿Por qué lo digo? Porque con los años me he dado cuenta que la gran mayoría de las personas que se aventuran al mágico mundo del ejercicio no tienen idea de lo importante que es la hidratación adecuada. Siempre nos dicen “toma agua” y uno toma agua: del garrafón o de las botellas de plástico que venden la diferentes marcas, bueno, pues estas aguas no hidratan, o por lo menos no lo hacen de la forma adecuada. Según la Nutrióloga Marcela Torres, especialista en Medicina Funcional y Epigenética existen dos tipos de hidratación: la celular y la intracelular y esta es la más importante, cuando tomamos aguas que pasan por muchos procesos de tratamientos, éstas pierden sus minerales naturales por lo tanto solo impactan al exterior de las células y además salen de forma muy rápida del organismo, en cambio, las aguas de manantial natural, o las que pasan por procesos de mineralización llegan al interior de las células siendo absorbidas y aprovechadas por todo nuestro organismo.
Decir que somos 75% agua es algo simplista, es reducir un proceso mucho más importante a algo casi irrelevante. En realidad somos SUSTRATOS, líquidos que pasan por procesos químicos que solo el organismo sabe producir, medir y combinar. La sangre, el plasma, la linfa, el líquido cefalorraquídeo y otros más son este 75% que tanto mencionan y dependen de una producción y distribución precisa y refinada de nutrientes, minerales y proteínas que cuando estamos sanos lo hacen en armonía. En el famoso libro La enfermedad como camino, de los Alemanes Thorwald Dethlefsen y Rudiger Dahlke describen al proceso de la enfermedad como una falta de armonía, no solo orgánica sino mental. A lo que puedo entonces agregar que nuestra calidad de sustratos depende del consumo adecuado de alimentos nutritivos, agua con todas sus propiedades, el tipo de pensamientos que tenemos, la actividad física y el descanso apropiado. Y esto hace que logremos el equilibrio para vivir en plenitud.
¿Sabías que puedes hacer tu propio suero hidratante en tu casa? La fórmula es muy sencilla:
Un litro de agua
Limones al gusto
Una pizca de sal rosa del Himalaya (o sal de Mar)
Una pizca de bicarbonato de sodio
Jarabe de agave como endulzante en cantidad moderada
Si la persona es hipertensa debe consultarlo con su Médico. La hidratación adecuada es la piedra angular del equilibrio orgánico de todos los seres en el planeta, no hagas actividad física intensa si no te has hidratado de forma correcta. Algunos de los síntomas por falta de hidratación pueden ser irritabilidad, confusión mental, desorientación, dolores de cabeza e insomnio. Consulta las tablas de cantidad de hidratación que proporciona Wikipedia tomadas de publicaciones médicas de importantes instituciones. Salud con agua querido lector.
Por Leticia Trejo, Salud y Bienestar
Aquí estoy, escuchando un sencillo de la famosa banda Toto, Hold the Line, incluida en su primer álbum debut y veo que se estrenó en ¡1978! Y esto me trajo algunos recuerdos que quiero compartirles. Todavía no cumplía ni siquiera los 15 años, pero quedó grabado en mi memoria que mi padre iba al gimnasio casi todos los días, jugaba fútbol y viajaba en su bicicleta de la Ciudad de México a Puebla, era mi ídolo: fuerte y delgado, lleno de músculos por todos lados. Pero, también recuerdo que la gente del gremio del ejercicio tenía algunas ideas sobre la actividad física como: “si no duele no sirve”, y que ser “avanzado” era ser el que más peso cargaba en los discos y las barras del gym (viene a mi mente Arnold Schwarzenegger).
Cuando una mujer o un hombre pasa de la niñez a la adolescencia generalmente experimenta cambios difíciles en su cuerpo, y mi caso no fue la excepción; acumulación de grasa abdominal, lonjas y un enorme busto me hacían sentirme incómoda e inadecuada. El consejo de las “que sabían” era que, cuando hiciera ejercicio debería de envolver mi cuerpo con plástico (y de hecho vendían los trajes tipo pants deportivos) y recomendaban también el uso de fajas hechas de vendas, incluso algunas con yeso como cuando te protegen una fractura, esto para hacer delgada la cintura. Me decían que las mujeres no deberíamos hacer pesas, porque la espalda se haría ancha y pareceríamos hombres.
Los lectores que nacieron después de los años 90´s probablemente se están riendo de estas creencias o mitos, pero si siguen esta columna seguramente leyeron aquella en la que les narraba que otro mito muy común es que si sudabas mucho estabas quemando mucha grasa. Lo cual se ha demostrado que no es verdad; el sudor es agua, y sí, se lleva algunas toxinas, pero no es grasa. Y así podríamos quizás escribir un libro con todos los mitos sobre la salud y el bienestar que creíamos ciertos, como el gran daño que hicieron durante tantos años los “medicamentos para adelgazar y quemar grasa”, que incluso tenían efectos negativos en el estado de ánimo de las personas que los consumían, generaban ansiedad, depresión e irritabilidad.
Afortunadamente la ciencia avanza y los descubrimientos nos muestran evidencias irrefutables de cómo es que nuestro organismo puede ser más eficiente y eso me encanta. No hablamos de estar bien o estar mal, de estar en lo correcto o incorrecto, sino de ser eficientes, porque ¿sabes qué?, querido lector. Gracias a estos avances sabemos que cada uno de nosotros tiene necesidades diferentes, que cada persona debe lograr descubrir y descifrar su propia fórmula para la Salud y el Bienestar; lo único que debemos hacer es tener un espíritu aventurero, sentir pasión por descubrir todo el mundo de posibilidades que existe en el planeta para vivir más años con mejor calidad de vida y felicidad. Y claro, ahora con tantas herramientas, tenemos acceso a las fuentes fidedignas del conocimiento o por lo menos, para analizar diferentes puntos de vista y poder tomar una decisión segura.
Escuchar este antiquísimo álbum de Toto me hizo recordar también que, antes le hacíamos caso a los consejos de revistas de Variedades, ni siquiera revisábamos quien era la persona que estaba escribiendo en ese medio. Así que, mi mejor consejo es que descubras, investigues, experimentes y logres encontrar tu propia fórmula para vivir en bienestar; y mientras tanto, te invito a que escuches el álbum TOTO de 1978 y tú también disfrutes de darte cuenta cuánto has aprendido y cuánto puedes seguir creciendo y madurando en tu mente, en tu cuerpo y en tu espíritu.
Por Lety Trejo
Aprovechando el mes de enero con todos los propósitos e intenciones que deseamos integrar a nuestra vida voy a tocar el tema de la Composición Corporal.
Las básculas digitales modernas no sólo nos dicen nuestro peso y estatura, también arrojan otros datos importantes. Y ¿por qué son importantes estos datos? Porque le dan solidez a lo que intuitivamente ya sabemos, son concretos porque se dan en números y en los números no hay sentimentalismos. Es decir, no es lo mismo que tu pareja, o alguien de tu familia te diga: “creo que has subido un poco de peso” o “¿estás seguro de qué esa es la talla correcta?”, que un aparato te diga que tienes un alto porcentaje de grasa visceral, por ejemplo. Si una persona nos dice que deberíamos bajar de peso es ofensivo y nos da el pretexto de ofendernos y no hacer nada al respecto, pero no podemos enojarnos con un aparato digital, ¿o sí?
Los datos más relevantes para saber qué tipo de plan nutricional o qué tipo de entrenamiento nos va a sacar adelante para estar más saludables son los siguientes:
Porcentaje de masa muscular (masa magra/proteínas)
Porcentaje de agua total (hidratación celular)
Porcentaje de hueso total (densidad ósea/minerales)
Porcentaje de grasa total
Porcentaje de grasa visceral (la que rodea a los órganos)
Estas modernas evaluaciones arrojan el resultado como lo hacen los laboratorios de química sanguínea dándonos un mínimo y un máximo, es decir, aunque no seamos especialistas, sabemos que más abajo del mínimo permitido existe un riesgo y más arriba del máximo permitido también lo hay. Los gimnasios modernos tienen este tipo de básculas digitales, también algunos nutriólogos realizan esta evaluación así cada quien se puede dar cuenta que tan urgente es que se comprometa con una alimentación saludable y un entrenamiento adecuado para estar en forma.
RIESGOS. El riesgo de tener baja masa muscular es que fácilmente puedes adquirir osteopenia o generar asimetrías en el esqueleto. El riesgo de tener un bajo porcentaje de agua es la deshidratación celular y hacer que sientas mareos o dolores de cabeza, un alto índice de agua representa la retención de líquidos que genera inflamación general. Uno de los riesgos de presentar baja densidad ósea es tener osteoporosis y ser propenso a fracturas. El alto índice de grasa total representa el sobrepeso o la obesidad que es una invitación a enfermedades como la diabetes y la hipertensión. Y por último y como punto más importante, un alto porcentaje de grasa visceral indica el riesgo de un infarto al corazón o al cerebro.
Con este texto no pretendo generar ninguna alarma, solo la consciencia de tener datos claros y precisos que nos ayudarán a cuidarnos. Después de todo el cuerpo es generador de experiencias sensoriales placenteras, libertad para trasladarnos a donde nuestros sueños nos lleven, también es nuestro representante ante los demás, recordemos que el 75 por ciento de la comunicación entre nosotros y los demás NO es la verbal, sino la corporal. Si quieres ser congruente con la grandeza de tu alma cuida a tu cuerpo.
Bienvenidos sean todos los años nuevos por venir, no cabe duda de que las ideas colectivas nos ayudan a detener la agitación natural de la vida y reflexionar en el año que se ha ido y desear que nuestras mejores intenciones se manifiesten en el año que inicia. A mí me encantan las adivinanzas, espero que a ustedes queridos lectores también porque les tengo una muy buena: ¿Cuál creen que es el propósito más pensado para Año Nuevo? ¡Sí! Adivinaron: bajar de peso, también estar en forma, tener mejor estética corporal, empezar a hacer ejercicio y visitar a un nutriólogo, están entre los principales. Espero que puedan notar el patrón que sigue esa buena intención ya que éste es sobre nuestra salud y bienestar. Sería interesante saber cuántas personas lo logran. Pero yo, que tengo más de 20 años colaborando en el ambiente del fitness, los gimnasios y otras actividades de bienestar les puedo dar una idea:
De 100 personas que se inscriben a un gimnasio en enero solo 30 llegan a terminar el primer trimestre. De 30 personas que llegan a finales de marzo solo 20 continúan a fines de ese año, y al finalizar el año solo 10 van a renovar su membresía. ¿Cuál es el problema en estas estadísticas?, ¿por qué solo menos del 10 por ciento logra sostener su intención? Bueno, pues resulta que alguien ha logrado estudiar el patrón de cambio de hábitos durante más de 30 años, James Prochaska (Detroit 1942), psicólogo estadounidense que desarrolló el Modelo Transteórico del comportamiento del cambio, ha publicado más de 400 investigaciones sobre las causas por las cuales nos cuesta tanto trabajo establecer cambios en hábitos, aún teniendo toda la información que necesitamos o incluso la recomendación médica de que si no hacemos un cambio de estilo de vida nos esperan decenas de enfermedades en el futuro cercano. Es uno de los cinco autores más citados por las American Psychology Society. Su libro más vendido se llama Changing for good.
Su modelo de La Rueda del Cambio establece seis etapas: pre-contemplación, contemplación, preparación para el cambio, acción o cambio, mantenimiento y recaída. Entonces entendí que quizás uno de los motivos por los que las personas no pueden cumplir sus propósitos de salud y bienestar es porque quieren pasar de la etapa de pre-contemplación directamente al cambio sin haber pasado por las otras etapas. Como entrenadora me doy cuenta de que las personas quieren resultados rápidos, sin tomar en cuenta que debe haber un periodo de adaptación sumamente importante, así como una gradualidad en los cambios. Fisiológica, psicológica y anatómicamente el organismo tiene sus procesos, que son diferentes para cada individuo, por eso lo que le funciona a uno no necesariamente le va a funcionar al otro.
Si realmente queremos establecer un cambio hacia el bienestar en nuestro estilo de vida debemos ser pacientes, escuchar a nuestro cuerpo, conocer las metodologías existentes y tener la perseverancia de Tomás Alva Edison: prueba y error, recordemos que realizó más de mil pruebas buscando un filamento o alambre adecuado para que fuera el conductor de la electricidad. De la misma manera hagamos intentos, pre-contemplaciones, contemplaciones y preparaciones para el cambio y sobre todo seamos conscientes de que la etapa de la recaída es algo normal; recaída no significa fracaso, es una oportunidad para replantearnos el camino hacia cualquier cambio que nos ayude a mejorar nuestra calidad de vida. Te deseo mucha suerte con tus buenos propósitos e intenciones para este Año Nuevo. Deseo de todo corazón que en 2022 se establezca en tu vida lo que te haga sentir libre, feliz y saludable.
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