Leticia Trejo es entrenadora personal y profesora de Yoga. Foto: Archivo.
Por Leticia Trejo
No toda la actividad física nos ayuda a descansar, ni todo el descanso nos ayuda a tener una buena calidad del sueño. Si la actividad física es muy intensa y radical eso va a impedir que descansemos profundamente y por lo tanto se convierte en un factor de riesgo de lesiones al entrenar, es decir, mala calidad de descanso es igual a riesgos de salud al volver a entrenar intensamente.
Y lo mismo aplica a la idea o creencia que en general que tenemos del descanso: salir por la tarde o noche a tomar algunas copas de vino o cervezas con los amigos o fumarnos un cigarrillo para “relajarnos”, o llegar a nuestra casa después del trabajo y tirarnos en el sofá a ver televisión con una hamburguesa a un lado y un refresco o cerveza del otro lado hasta altas horas de la noche, ese no es descanso, es desgaste.
Nuestro organismo se renueva durante los periodos de descanso, las células lo necesitan, las neuronas lo necesitan; cada función de nuestro cuerpo y el sistema nervioso y mente viven de esta vital actividad, porque si, de hecho, es descanso es también una actividad ya que el organismo sigue realizando importantes funciones cuando estamos descansando adecuadamente. Incluso hay estudios que demuestran que podemos vivir algunos días sin alimento, pero sin descanso, moriríamos más rápido.
Entonces, ¿qué es el descanso?
El descanso son esos momentos en donde tu mente baja la velocidad y puedes disfrutar del momento presente, por ejemplo: si a ti te gusta tocar guitarra, o cocinar, o pintar o salir a caminar para admirar el paisaje estás ayudando a tu mente a que desacelere, por lo tanto el cuerpo también va a desacelerar, dejará de producir adrenalina, noradrenalina y cortisol que son las hormonas que se generan con la sobre estimulación del estrés, nos permiten sobrevivir y cumplir las demasiadas tareas que nos imponemos día a día. Cuando realizas estas actividades que disfrutas empieza la producción de serotonina y dopamina, hormonas del bienestar, es aquí en donde el organismo entero empieza a descansar. Si además de lo anterior, tomas un baño de agua caliente o tibia, desayunas, comes y/o cenas con calma, regocijándote con cada bocado, ahí estás bajando todavía más el acelere de la mente/cuerpo para prepararlos para el sueño profundo, el descanso de calidad. La meditación, la lectura, la música armoniosa, la práctica de la respiración tienen también este efecto relajante.
Actividad física y descanso deben ir de la mano por lo que debes aprender a reconocer el mejor momento para tu organismo, en el que la actividad física no se convertirá en un riesgo para el descanso. Te sugiero:
En conclusión: la actividad física sí es un factor muy relevante en la calidad del descanso y lo afecta. El descanso es reparación, recuperación, re estructuración y re organización de todas las funciones del organismo, si quieres vivir bien, debes descansar bien.
Leticia Trejo es entrenadora personal y profesora de Yoga. Foto: Archivo Laguna.
Por Leticia Trejo
El primer signo de vida de todo ser viviente es la respiración, es el oxígeno el primer nutriente que recibe nuestro organismo y también es el iniciador de todos los sistemas energéticos del cuerpo, es cómo la perilla del calentador de agua de nuestra casa: puedes tener lleno el tanque de gas y un boiler de gran capacidad, pero si no giras la perilla hacia “encendido”, el agua caliente no saldrá nunca. El oxígeno es esa perilla que permite que las funciones se lleven a cabo en perfecta sincronía. Esto nos lleva a nuestra palabra importante: vascularización.
El oxígeno necesita conductos adecuados para llegar a todos los rincones que lo necesitan; viaja por las arterias, arteriolas, las venas, los vasos sanguíneos y los capilares. Todas estas estructuras tubulares tienen diferentes grosores y ritmos en los que fluye la sangre con los otros sustratos y con el oxígeno. Todos los tejidos de nuestro cuerpo necesitan de estos canales, por eso, cuando ocurren daños en alguna parte del recorrido nervioso o sanguíneo, encontraremos múltiples alteraciones en las funciones afectadas.
La vascularización es un proceso que se lleva a cabo gracias al sistema cardiovascular y linfático, por lo tanto, los tejidos logran estar irrigados y además se transportan las sustancias de desecho que serán eliminadas posteriormente.
Cuando una arteria no logra transportar y llevar el oxígeno hacia los músculos, huesos y estructuras del sistema nervioso, estas células no pueden sobrevivir y por ende tampoco cumplen su función característica, llegando así a afectar nuestra salud.
De modo que cualquier parte de nuestro cuerpo y organismo puede verse afectada por una vascularización deficiente, puede ser una articulación como la cadera o la rodilla, puede ser un grupo muscular cómo los cuatro músculos del cuádriceps, o puede ser un órgano cómo el hígado. ¿Cómo este sistema depende del sistema cardiovascular? eso es exactamente lo que debemos cuidar. Y ¿cómo podemos cuidar al SCV?
Sigamos conociendo estas palabras importantes que no deberían ser de uso y conocimiento exclusivo de los médicos sino del dominio general y vital de cada persona.
Leticia Trejo practicando una posición de Yoga. Foto: Archivo Laguna.
Por Leticia Trejo.
Una de las más prestigiosas revistas médicas publica cada año una gran cantidad de estudios sobre los problemas del sueño (Medical Journal, sleep trials). Y no es para menos, se ha comprobado que podemos vivir varios días sin comer, solo tomando agua, pero no podemos sobrevivir sin dormir, y si acaso lográramos sobrevivir sin haber dormido de forma adecuada los daños en el sistema nervioso son irreversibles: psicosis, neurosis, ansiedad, detonación de enfermedades cómo diabetes y enfermedades del corazón son algunas de las consecuencias de la privación del sueño.
Lo peor del caso es que la forma de dormir ¡también es un hábito! y ya sabemos lo difícil que es cambiarlos, tenemos hábitos o rituales antes de irnos a la cama, y puede ser que éstos no sean los adecuados para ayudar al organismo a generar un descanso reparador. Por ejemplo: cenar después de las 10 de la noche es uno de los factores más estresantes para el sistema nervioso y para el sistema digestivo, aunque vayas a la cama y creas que te dormiste, tus órganos estarán tratando de hacer sus funciones trabajando a marchas forzadas, no es casualidad que las personas que cenan muy tarde son a las que más trabajo les cuesta levantarse, y no lo hacen de buen humor. Además, este solo hábito también dispara la acción del ronquido, y alguien que ronca no descansa.
Otro ejemplo de hábito inadecuado es fumarse un cigarro antes de dormir o tomar más de una copa de vino justo antes de irse a la cama, la idea “cultural” que nos muestran en películas o imágenes es que estos dos hábitos relajan, pero eso está lejos de la realidad. Fumar antes de acostarse genera el encogimiento de los alvéolos, que son la parte funcional de los pulmones, en donde la sangre se llena de oxígeno, al estar encogidos no pueden pasar el oxígeno al torrente sanguíneo provocando una circulación deficiente. El alcohol antes de dormir estimula al hígado y a los riñones, que a esa hora ya tendrían que estar descansando para que, mientras duermes, realicen sus importantes tareas.
En fin, en lugar de pensar en lo que hacemos mal, pensemos en todo lo que podríamos hacer bien antes de dormir. Aquí tienes seis hábitos que te ayudarían a dormir mejor y despertar fresco y lleno de energía:
Leticia Trejo Escobar es Profesora de Yoga y entrenadora personal. Foto: Archivo Laguna.
Por Pilar Trejo, Salud y Bienestar
“Somos criaturas frágiles, y precisamente desde esa debilidad, no a pesar de ella, descubrimos la posibilidad de la auténtica alegría…” Desmond Tutu, 2016
Cierra los ojos, respira con profundidad y evoca una situación insostenible para ti en algún punto de tu vida. Ahora piensa la manera en que influyeron tus emociones en esa ocasión. ¿Qué emociones experimentaste? ¿En qué lugares de tu cuerpo se manifestaron? ¿Qué pensamientos te acompañaron? Y, ¿de qué manera influyó todo ello para las decisiones que tomaste?
En su parte más básica, el circuito lucha o huye nos ha ayudado para sobrevivir desde una forma instintiva, gracias a nuestro sistema límbico, podemos experimentar una gama de emociones para nosotros mismos y para compartir, y a través de nuestros pensamientos le damos una interpretación muy particular a lo que nos sucede. Gracias a las emociones podemos vivenciar el miedo ante una situación que consideramos catastrófica, enojo ante ciertas adversidades, tristeza ante las ausencias o las pérdidas y alegría ante sucesos placenteros, aunque no siempre seamos conscientes de lo que sentimos o no nos demos cuenta de que las emociones nunca se presentan solas y de que existe una gama impresionante de matices en una u otra.
Y es que las emociones nos acompañan siempre, de tal forma que es imposible dejarlas de lado hasta para las decisiones más simples en nuestra vida, trastocando nuestro mundo. Influyen en la forma en que interpretamos el mundo, analizamos los contextos, observamos a las personas, alcanzamos o no nuestras metas y hasta para aprender.
¿Las emociones representan un obstáculo o una bendición en nuestras vidas? Estoy segura de que para algunos representarán lo primero, para otros lo segundo, y habrá quienes no habrán pensado en esta pregunta. Lo que sí puedo asegurar es que, sin darte cuenta, las emociones han estado allí en esos momentos en que necesitamos actuar y alcanzar nuestros objetivos y metas…o no.
Y es entonces cuando hablamos de la importancia de generar consciencia emocional, sabiendo que las emociones no son ni buenas ni malas per sé, están ahí porque existen desde la creación del ser humano, ayudándonos a sobrevivir y dándole sentido a todo lo que vivimos. Aceptar su existencia es aceptarnos a nosotros mismos, y aceptarnos a nosotros mismos es saber que podemos aprender a darles nombre, a aceptar que son nuestras, a reconocer de la forma en que las vivimos y del cómo afectan a las decisiones que tomamos y, sobre todo, a tomar consciencia de que podemos aprender a gestionarlas.
Por Leticia Trejo
Muchos de mis alumnos son personas adultos jóvenes, entre los 35 y los 45 años, que forman familias que en este momento tienen hijos pequeños desde recién nacidos hasta pubertos de 12 años, estas familias, al parecer de forma general, están pasando por grandes retos de salud, los veo batallar bastante con ciclos de enfermedad que empieza (quizás) con la asistencia de los pequeños a las guarderías, a los preescolares y a los centros de estudio que correspondan. Una semana está enfermo el niño más pequeño, la siguiente semana la mamá no puede ni levantarse de la cama, la siguiente semana se enferman el papá y el otro hijo (o hija). Uff, es una montaña rusa en la que los gastos aumentan de forma descomunal, entre las citas con los médicos, los análisis de laboratorio y los medicamentos las cuentas se van al cielo.
Los procesos de enfermedad siempre producen crisis, pequeñas o grandes, pero no solo en la vida sino en el organismo. Crisis a nivel celular y orgánico, crisis a nivel emocional y mental, y crisis en la gestión del tiempo.
Pero por otro lado, los procesos de enfermedad ponen a trabajar la inteligencia natural de nuestro organismo, si le damos las condiciones adecuadas, el sistema inmune se fortalece, aprende y se agiliza con cada crisis para lograr restablecer la salud.
Si tú, querido lector, tienes hijos pequeños y estás dentro de este ciclo de enfermedad, me gustaría hacerte algunas sugerencias:
Para tus niños:
Para ti:
¡Feliz Navidad! Para quienes celebran esta tradición, y para todos mis mejores deseos para que le den a su organismo el descanso y felicidad que se merece en estas fechas.
Por Leticia Trejo.
Se sabe, con evidencia científica, que existen lugares en el mundo en donde las personas tienen una excelente calidad de vida, que los lleva a vivir más de 100 años; en donde no hay enfermedades crónico degenerativas ni adicciones, estos lugares se conocen cómo las zonas azules. De la misma forma, en la Teoría de las Seis dimensiones del bienestar se ha comprobado que para disfrutar plenamente de la vida debemos buscar el equilibrio entre seis principales esferas de nuestra vida. En la filosofía de los 8 brazos del Yoga de Patanjali también se comparte un Sistema que contiene varios procesos para lograr la plenitud, la dicha y el cese del sufrimiento.
Estudiando sistemas de bienestar, pero también implementándolo en mi vida me doy cuenta que estos sistemas tienen tres factores comunes, gracias a los cuales se logra esta inmejorable calidad de vida:
La familia es muy importante para ellos, por supuesto que hay conflictos con los seres queridos, pero se resuelven y hacen uso de todas las herramientas posibles para que se restaure la armonía en la familia.
Los amigos son otro factor importante, esos amigos a los que puedes llamar a las 3:00 de la mañana y con mucho cariño te escuchan y te apoyan.
La comunidad es eficiente, toman las decisiones entre todos, y también, cuando alguien tiene un problema, la comunidad busca cómo solucionarlo aportando lo que sea necesario.
Estos tres factores necesitan que cada persona desarrolle su inteligencia emocional, gracias a la cual se le facilita el desarrollo de habilidades socio – emocionales. Son las herramientas que le permiten a las personas entender y regular sus emociones, sentir y mostrar empatía por los demás, establecer y desarrollar relaciones positivas, tomar decisiones responsables, y definir y alcanzar metas personales.
Estas habilidades contribuyen a la prevención de trastornos psicológicos y al rendimiento académico, así como al desarrollo óptimo de las personas en diversos contextos. La educación socio – emocional es un proceso de aprendizaje que lleva al individuo a:
Comprender y regular sus emociones.
Construir una sana identidad personal.
Mostrar atención y cuidado hacia los demás.
Colaborar y aportar en diversos ambientes interpersonales.
Establecer relaciones positivas.
Tomar decisiones responsables.
Aprender a manejar situaciones retadoras de manera constructiva y ética.
El tema es fascinante ya que se está implementando en los sistemas educativos, pero no de forma teórica hablándole a la mente de las personas, sino a través de una serie de prácticas que, de forma vivencial, ponderan el auto – conocimiento. Se usan técnicas artísticas cómo la música y la pintura, técnicas que involucran al cuerpo y su desarrollo de habilidades, así como técnicas que incluyen a la mente y cómo mejorar su desempeño.
Ojalá se logre, de verdad, que cada individuo realice las prácticas necesarias para desarrollar estas habilidades que garantizan un mundo con más armonía y bienestar.
Leticia Trejo es Profesora de Yoga y Entrenadora Personal. Foto: Archivo Laguna.
Por Leticia Trejo.
Margaret acudió al Psiquiatra debido a fuertes problemas con su esposo, ella quería salvar su matrimonio, pero su esposo lo hacía cada vez más difícil; según ella los últimos años él estaba tomando una actitud prepotente, exigente, irritable, poco tolerante, incluso algunas veces incluyendo algo de crueldad. En algún momento de la sesión el especialista interrumpió a Margaret y le dijo: ¿y ha sido un imbécil siempre, cuando te casaste con él ya sabías que tenía esos problemas?, ella abrió sus ojos, perdió el aliento y dijo: “Claro que no, de hecho, la mayor parte de estos años siempre fue un hombre dulce y paciente, que le gustaba llevar alegría a donde fuera”. El Psiquiatra le preguntó también si había tenido algún cambio importante en su vida y ella le contestó: “pensándolo bien, hace cinco años que empezó a cambiar, justo cuando tomó un trabajo en una fábrica de muebles en donde usan químicos muy fuertes para darle terminados elegantes a todos los diseños”, “Señora (contestó el Especialista) su esposo tiene intoxicado su cerebro, de dejar inmediatamente ese trabajo, o buscar la manera de eliminar el impacto de los químicos, y también revisar su alimentación y realizar actividad física”.
El Psiquiatra que narra esta historia es el famoso Doctor Daniel Amen quien es el más destacado especialista en trastornos cerebrales, es cinco veces el autor más vendido de acuerdo al New York Times. Su libro Termina con la enfermedad mental contiene muchos ejemplos y testimonios sobre cómo podemos ayudarle a nuestro cerebro a recobrar su salud. Muchos síntomas de enfermedad tienen que ver con la Salud de este misterioso órgano. El Dr. Amen ha realizado miles de tomografías del antes y el después del cerebro en diferentes circunstancias, por ejemplo: ha podido comprobar y demostrar cómo el uso excesivo de la mariguana causa daños a largo plazo en las principales funciones de nuestro organismo.
Algunos de sus consejos son los siguientes:
Consume frutas y verduras (dieta variada)
Cuida tu hidratación
Controla tu peso
Realiza actividad física constante y adecuada
Duerme las horas que necesite tu organismo (entre 6 y 8 horas diarias)
No abuses del alcohol
Evita fumar
Y por supuesto DILE NO A LAS DROGAS
En la teoría del Dr. Amen un cerebro saludable es el principal amigo de los procesos mentales, si deseamos cambiar nuestros patrones nocivos de comportamiento, hábitos negativos y sistema de creencias, debemos primero, conocer nuestro cerebro y darle todo lo que necesita para que funcione adecuadamente.
Te dejo una pregunta para reflexionar: ¿puede ser que no logre sentirme feliz porque no estoy cuidando mi cerebro? Saludos querido lector y que tengas un feliz día de acción de gracias.
Leticia Trejo es profesora de Yoga y entrenadora personal. Foto: Archivo Laguna.
Por: Leticia Trejo.
¿Si sufro me enfermo? Las evidencias demuestran que sí, que un estado constante de sufrimiento genera tanto estrés que, sin haber un accidente de por medio, puede darnos un infarto al corazón o un infarto cerebral, entre otros padecimientos que pueden llevarnos a una muerte prematura. Tanto en el Budismo Tibetano cómo en algunos textos de filosofía de Patanjali mencionan que las causas de sufrimiento son los Kleshas que puedo describir de la siguiente manera:
Ignorancia (Avidya).- Que sucede cuando olvidamos nuestra naturaleza espiritual. Cuando ignoramos que todo lo que existe en este mundo no es permanente, no podemos creer que somos seres de Luz, que somos polvo de estrellas y que estamos conectados a la bella magia de estar vivos. Me gusta decirles a mis alumnos que la respiración no nos ocurre, nosotros SOMOS la respiración y cada inhalación y exhalación son un milagro y un regalo.
Ego (Asmita).- Cuando nos convertimos en nuestra identidad mundana, por ejemplo: Yo soy un Ser, pero puede tener una identidad cómo Médico, Abogado, Madre, Padre, etc. pero no SOY eso, esas identidades son solo un vehículo para desempeñar un rol, si pierdo esa identidad no pasa nada, porque sigo siendo un SER espiritual viviendo una experiencia humana, eso es todo. Sin embargo, podemos ver personas que al perder esa identidad entran en depresión, ansiedad y se sienten perdidos, algunos se recuperan, otros terminan sus días creyendo que lo perdieron todo.
Deseo (Raaga).- Gran sufrimiento ocurre cuando queremos poseer y retener los regalos de la vida: a la pareja, al trabajo, un estatus social, etc. El deseo genera APEGO y el apego genera dependencia. El deseo al poder, al control, a los objetos materiales ha generado grandes tragedias personales y familiares. El deseo a las explosiones eufóricas y de supuesta felicidad generan dependencias químicas al por mayor.
Aversión (Dvesha).- Puede tomar formas muy sutiles cómo la aversión a algún alimento, hasta la aversión a otro ser humano por su color de piel, su religión, su lugar de nacimiento, etc. Este klesha llega hasta el asesinato a quien se deja llevar por esta rigidez mental y de creencias. La aversión hace que un amigo no visite a otro porque tiene perros, o gatos, o su casa huele mal. Que no salga a pasear porque “odia la lluvia”, hay personas que no van a la playa porque “odian el calor”, no van a reuniones porque “odian” a las personas con bajo nivel cultural.
Miedo (Abhinevsha).- Significa miedo a morir, aferrarse a la vida por todos los medios, no ir a pasear por miedo a tener un accidente, no probar alimentos de otros países por miedo a enfermarse. Gastamos fortunas de dinero en tratamientos milagrosos esperando que uno de esos nos libre de morir.
Quizás éstas sean las verdaderas causas de enfermedades en nuestra sociedad, se enferma la mente, se enferma el cuerpo y sufre el alma. Aquí es en donde debemos practicar el desapego, el pensamiento flexible y aplicar un serio reconocimiento de nuestro sistema de creencias. El conocimiento nos hará libres de enfermedades y de sufrimiento.
Leticia Trejo Escobar es Profesora de Yoga y entrenadora personal. Foto: Archivo Laguna.
Por Leticia Trejo.
A las personas que cuidan su salud se les llega a calificar de egoístas: cuidan sus horarios de comida, se retiran temprano de las reuniones porque se van a levantar temprano a correr, rechazan ciertos alimentos que les generan inflamación; si los invitas a un viaje a carretera, no salen si no llevan su termo de agua especial para hidratación… en fin, es un “problema” tener a alguien que se cuida en nuestro círculo cercano. No tenemos la mínima idea de cuánto nos necesitan esas personas, de la fuerza que podríamos darles simplemente siendo empáticos con su estilo de vida, y no sé, quizás con el tiempo estaríamos imitándolos uniendo fuerzas de voluntad.
Dentro de los muy variados sistemas de bienestar así como dentro de las disciplinas que se recomiendan para lograr transformaciones trascendentes en el Ser humano, en su lugar de origen, en su país, en su continente y en el mundo el poder de la comunidad es lo más relevante.
En el sistema de las Seis Dimensiones del Wellness de Halbert L. Dunn, en el método de las Zonas Azules de Dan Buettner, en los Ocho Brazos del Yoga de Patanjali el otro es muy importante, en sociedades avanzadas el bien común es la base de todos los esfuerzos individuales. ¿Cómo le ayudo al otro cuidándome yo? ¿Cómo colaboro con mi Comunidad al hacerme responsable de mi propio Bienestar?:
Si yo cuido mi salud emocional mis relaciones interpersonales serán más placenteras, aunque el otro perdiera el control en una discusión yo tendría la claridad y estabilidad para no conectarme con su disgusto.
Si yo cuido mi alimentación mi mente y mi organismo tendrán los nutrientes necesarios para todos los procesos bioquímicos que mueven la vida, de esa manera mi nivel energético estaría más positivo y tendría una mejor disposición a colaborar con los demás.
Si me ejercito constantemente mis estructuras musculares y tejidos conectivos podrán realizar cada uno de los esfuerzos que les requieren mis actividades y no le arruinaría la vida al otro o a los otros al forzarlos a tener que llevarme al supermercado, acompañarme a mis citas médicas, a estar pendientes de que no me caiga y me rompa algo, es decir, a cambiar su propia vida por tener que cuidarme a mí.
En resumen, mi derecho adquirido a la Salud y el Bienestar depende de mí, y al evitar ser una carga para mi tribu estoy velando por su libertad. Te invito a que te liberes y liberes a los demás aceptando tu responsabilidad de estar bien.
Leticia Trejo es Profesora de Yoga y Entrenadora Personal. Foto: Archivo Laguna.
Por Leticia Trejo
Tema delicado, por la controversia que despierta en algunas personas, pero muy importante de entender. En 1944 Donald Watson creó la primera sociedad vegana (The Vegan Society) del mundo y en 1951 Leslie Cross, presidente de esta sociedad definió por fin qué es el veganismo: doctrina que indica que el ser humano debe vivir sin explotar a los animales.
Los veganos rechazan que los animales sean tratados cómo bienes de consumo o como productos, por ejemplo, no para transporte, no como prendas de vestir, o para trabajos forzados como el agrícola o forestal y tampoco como entretenimiento, ni en “deportes” como la equitación, la pesca, etc. El veganismo es una postura ética de respeto a la libertad de todos los seres vivos, anti esclavista de animales, y asumen que éstos deben ser reconocidos como seres dignos con sus propios derechos. Es evitar la participación en todo tipo de explotación animal.
Vegetariano no es lo mismo que vegano. Los vegetarianos consumen algunas secreciones de origen animal por ejemplo productos lácteos y huevos, además de no tener ningún motivo ético de trato hacia los animales, pudiendo un vegetariano usar pieles para vestir o quitarles su libertad. Ambas formas de alimentarse datan de hace miles de años, en algunas partes de India y el Tíbet existen personas que definen el veganismo de forma muy sencilla: no comer nada que tenga ojos, básicamente la ética del veganismo es que se debe evitar el sufrimiento de otros seres.
Generalmente las personas asumen que los practicantes de Yoga “deben” ser veganos si quieren dedicarse a esta disciplina, pero cómo mencioné en el primer párrafo es una postura de respeto a la libertad de todos los seres. No es obligatorio que como practicante de Yoga debas volverte vegano, es una decisión que cada persona toma por su propia cuenta. ¿Pero basado en qué? Lo que a mí me hizo sentido es lo que se dice en el Budismo Tibetano, filosofía en la que la compasión hacia todos los seres vivos es la que motiva las decisiones. Para los budistas la intención con la que se realiza una acción es muy importante. Consumir carne: ¿es un capricho? Esta no es una buena intención ya que antepongo mi antojo y deseo al derecho a la vida del otro. O ¿es una necesidad? Dentro de la corriente del Yoga de la Medicina Ayurvédica hay Médicos que prescriben el consumo de carne en algunas enfermedades, e incluso, quienes hemos intentado volvernos veganos hemos sentido y experimentado cambios reales en nuestros análisis sanguíneos: menos glóbulos blancos, creatinina baja, alto nitrógeno ureico, bilirrubina baja, entre otros resultados desfavorables para el equilibrio de la sangre. Así que esta intención de la necesidad de salud al consumir carne es diferente al capricho.
Sea cual sea nuestra alimentación, y sin entrar en debates, la intención es muy importante, el aprecio a los alimentos y el agradecimiento por tener el privilegio de consumirlos debería ser más importante que cualquier otra razón. Buen provecho querido lector.
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