Leticia Trejo es Profesora de Yoga y Entrenadora Personal. Foto: Archivo.
Por Leticia Trejo
Hace algún tiempo que no tocamos el tema de la alimentación, la verdad es que es un tema complejo que va mucho más allá de saber las propiedades de las verduras y las hojas verdes, o de la proteína animal y la proteína vegetal o de reconocer si los lácteos son buenos o malos para nuestro organismo. Esa información la podemos encontrar googleando un rato en nuestro buscador. La realidad es que si comes para nutrirte o comes para dañarte es una historia más profunda.
La dura verdad es que formamos una relación con la comida desde que somos pequeños y no podemos decidir lo que va a entrar por nuestra boca, eso lo deciden los papás (cada vez menos), los pediatras, la familia y los libros de consejos para alimentar a un pequeño ser humano. Cada conversación de los adultos entra a nuestro cerebro, que está sediento de información, que es una esponja que todo lo absorbe y lo que escuchamos queda grabado en lugares insondables y desconocidos. Entre nuestro nacimiento y hasta los 7 años todos nuestros sentidos están atentos a cada experiencia del día, a lo que vemos afuera en los demás y que nos está “enseñando” algo. Y, seamos honestos, la gran mayoría de nosotros hemos sido negligentes al externar ciertos comentarios en la presencia de niños pequeños: “¿te vas a volver a servir más comida?”, “¿vas a tomarte otra cerveza? Pero la vez pasada te cayó fatal, estuviste inflamado toda la semana”, “este es el cuarto pan que te comes y con tu intolerancia al gluten seguro te sentirás mal toda la tarde”, “este niño salió igual de tragón que su papá”.
Nadie nos enseña que cada cuerpo es diferente, que ningún alimento es “malo” por naturaleza, que son los excesos de ciertos alimentos y sabores los que nos dañan, que a veces es bueno dejar descansar al organismo, etc. Y a este respecto, querido lector, te puedo afirmar que son los libros sobre Naturismo los que pueden enseñarnos mucho sobre alimentación. El naturismo se instauró a partir de la revolución de amor y paz, en los años 60’s, incluso, la prestigiosa casa editorial Selecciones del Reader’s Digest editó el Libro Guía completa de las terapias naturales, los naturistas fueron los primeros en predicar el famoso plato de los cinco colores, el equilibrio en la dieta y la resistencia a consumir alimentos procesados llenos de químicos y conservantes. Pero, aun así, con toda esta sabiduría ancestral, tampoco tomaban en cuenta los aspectos de la historia personal y los sistemas de creencias que se instauran en nosotros desde muy tierna edad con respecto a la comida.
Cómo primer paso una buena sugerencia es que aprendas a distinguir si tu apetito responde a una necesidad fisiológica o a una urgencia emocional.
Hambre fisiológica: es gradual, se satisface al introducir una cantidad moderada de alimento, aporta saciedad, deja una sensación de deleite y bienestar.
Hambre emocional: llega de golpe, es repentina, es específica, es decir, pide generalmente alimentos salados o alimentos dulces, no se satisface, aunque te sientas saciado sigues comiendo más, genera insatisfacción y culpa.
La siguiente vez que sientas un golpe de hambre detente un poco, respira, y trata de discernir qué tipo de necesidad quieres satisfacer. Y también intenta hacer un recuento de cuáles creencias respecto a la alimentación te fueron inculcadas a tierna edad y si estás creencias no te aportan bienestar dales las gracias y diles adiós.
Leticia Trejo es profesora de Yoga y Entrenadora Personal. Foto: Archivo.
Por Leticia Trejo
Desde los siglos I y II después de Cristo la famosa frase del autor romano, Décimo Junio Juvenal, “mente sana en cuerpo sano” sigue teniendo opiniones divididas y es poco tomada en cuenta. La frase original en latín clásico decía algo así: “debemos orar por una mente sana en un cuerpo sano”. Me consta, y lo compruebo cada día que la mayoría de las personas cuidan lo uno ó lo otro: los que cuidan su mente no cuidan su cuerpo, y los que cuidan su cuerpo no cuidan su mente. En la historia que se cuentan en su mente creen que ya con cuidar una de las dos cosas la otra se va a dar en consecuencia. Y no, claro que no, acumular Licenciaturas, Maestrías y Doctorados no te va a hacer más saludable. Y tampoco, si corres maratones hasta los 75 años y acumulas medallas de competencias físicas vas a evitar el deterioro mental. Bueno, sé que hay algunas excepciones, pero son eso, excepciones.
La realidad es que hay que tener un trabajo personal profundo sobre ambas fuentes de bienestar y mejoramiento de la calidad de vida, a largo plazo, es lo que va a funcionar mejor.
Dejemos de ver cómo normal la pérdida de capacidades físicas y cognitivas. No, no es normal que te canses al subir escaleras antes de los 70 años, o que ya no puedas hincarte en las rodillas porque te duelen, o que tengas amplias lagunas mentales o que te irrites por cosas sin importancia. Justamente en una de mis clases de Yoga Terapeutico les explicaba a los asistentes que también sería bueno que dejáramos de pensar en las Terapias cómo la solución a algo que está “mal” en nosotros.
Therapheuein en latín, es una palabra que significa: cuidar, atender y aliviar. Y según el valor de mi experiencia es hacer algo que te lleve del lugar en donde estás a un lugar mejor. La idea es no juzgar que tu, yo o alguien más está “MAL” y por eso necesita terapia ya que de una u otra forma logramos todos sacar adelante nuestro día a día de la mejor manera posible con los elementos que tenemos disponibles. Las terapias (todas) son herramientas para que la carga cotidiana sea más ligera de forma que nos permita sentir más gozo que pesar, más ligereza que pesadez en cada una de nuestras actividades.
Si te estás cuidando y atendiendo, las afecciones que puedas sentir serán pasajeras, pero si no te estás cuidando estas afecciones serán crónicas y se arraigarán cada vez más tanto en tu mente cómo en tu cuerpo.
Un error común, cuando estás intentando tener un estilo de vida más saludable es creer que las recaídas son fracasos y que entonces, cuando lo vuelvas a intentar lo harás desde ceros, y no, no estás empezando de ceros ya que tienes toda la experiencia de todas las veces que lo has intentado antes, ¡vamos! Sacúdete y vuelve a intentarlo, con gusto, con cariño, con entusiasmo y sobre todo conscientemente.
Una de mis frases favoritas de Aristóteles es esta: “La más importante relación que podemos tener es la que tenemos con nosotros mismos, el viaje más importante que puedes tener es el del auto-descubrimiento, debes tener tiempo contigo mismo, no tengas miedo de estar solo. Conocerte a ti mismo es el principio de toda sabiduría”.
Ninguna llave ajena logrará abrirte el camino hacia la salud física y mental. Nadie externo te va a salvar de nada. Encuentra tus propias llaves y sálvate a ti mismo. Nunca es tarde para intentarlo.
Leticia Trejo practicando una posición de Yoga. Foto: Archivo.
Por: Leticia Trejo
Hay personas que se ganan nuestra admiración y respeto por los logros que obtienen a base de esfuerzo, constancia y disciplina. El mundo de la actividad física no es la excepción. Siendo entrenadora conocí a una señora de 56 años que había conseguido un cuerpo que era la envidia de chicas de 30 años, músculos con excelente formación, tamaño y densidad adornaban su físico y ella lo sabía y estaba muy orgullosa, nos contó que inició su actividad física a los 45 años y que antes nunca había practicado ejercicio físico formalmente. También nos compartió, de forma generosa, cuál era su secreto para lograr esos músculos firmes y bien definidos: su dieta basada en proteína tanto animal cómo vegetal y todos los días se tomaba dos licuados de proteína para poder construir más músculo. En algún momento ella dejó de asistir a sus entrenamientos y todos nos quedamos muy extrañados ya que su regla principal era no faltar a su preparación diaria.
Cuando la volvimos a ver estaba muy demacrada y su masa muscular había disminuido bastante y creímos que había enfermado en ese tiempo que dejamos de verla. Pero no era así, resulta que le detectaron osteoporosis avanzada. Obviamente su estado de ánimo decayó al recibir esta noticia porque los motivos que le dieron iban en contra totalmente del estilo de vida que había adquirido. Sin entrar en muchos detalles, la osteopenia es la condición que antecede a la osteoporosis, hay una pérdida de masa ósea pero no es peligrosa (todavía) y la secuela clínica de la osteoporosis es la fractura (sea en donde sea).
Resulta que el consumo de calcio no es lo mismo que su biodisponibilidad. Para mí resulta impresionante y sorprendente este descubrimiento. Resulta que el balance químico – biológico en el organismo es muchísimo más complejo de lo que creemos, pero sobre todo de las historias que nos creemos: “consume muchas hojas verdes porque tienen enormes cantidades de calcio”, “come productos lácteos esos son los que tienen más calcio”, “toma vitamina D”, “come muchas frutas y verduras”, etc. etc. Y es verdad, es muy importante el consumo del calcio en la dieta, pero tomando en cuenta si tu organismo tiene las condiciones ideales que lograrán la biodisponibilidad y absorción del mismo. Antes se consideraba que era una enfermedad de las mujeres, pero se ha descubierto que también los hombres la padecen, solo que a una edad más avanzada que ellas.
Esta persona descubrió que sus factores de riesgo fueron: exceso de actividad física, exceso en el consumo de proteínas, exceso en el consumo de suplementos que “ayudan” a que los músculos se desarrollen más rápido, exceso de cafeína y la que era más natural, la disminución de estrógenos. Existen otros factores cómo consumo excesivo de fibras dietéticas, tabaquismo, alcoholismo e insuficiencia renal y el abuso medicamentos cómo antiácidos, antiinflamatorios, geles de aluminio, todo lo que saque de balance el PH gástrico ya que al combinarse con el calcio forman fosfatos insolubles y el exceso de estrés.
Existe un lema muy conocido en México: NADA CON EXCESO, TODO CON MEDIDA, que es el ideal para esta columna.
En individuos normales la ingesta de calcio en la dieta es la única fuente de reposición y su biodisponibilidad depende de la salud de nuestros intestinos, pero ese, ya es otro tema.
Referencias tomadas de Ernesto Mota-B;ancas, *Eduardo Perales-Caldera*
Gac Méd. Méx. Vol. 135 No. 3, 1999.
Leticia Trejo es Profesora de Yoga y entrenadora personal. Foto: Archivo.
Por Leticia Trejo
Las personas con cualidades kinestésicas son aquellas que disfrutamos de movernos, que desde niños queremos saltar, correr, jugar, trepar y nos encantan todas las dinámicas que involucren los sentidos y el cuerpo: tocar, pintar, cantar, sembrar, etcétera.
En mi caso esto me llevó a dedicarme siempre a actividades deportivas y dancísticas, así como al medio de fitness y gimnasios. La conexión con mi cuerpo y sus múltiples sensaciones ha sido siempre natural y gracias a esto pude darme cuenta al cumplir 40 años que debía bajar el ritmo si quería seguir saludable, así que dejé de dar clases de spinning, de ritmos latinos y de cardio-fitness.
Esta decisión no fue tomada a la ligera; después de mis primeros seis años estudiando Yoga me di cuenta que tenía que soltar mi antigua forma de tratar a mi cuerpo y adquirir una que me preparara para llegar a mi tercera edad. Ahora que solo me faltan cuatro años para los 60 me doy una palmada en la espalda felicitándome por haber tomado esa decisión.
La actividad física en la tercera edad es complicada, se debe tomar en cuenta ciertos factores para que sea realmente eficiente y sanadora:
¿La persona fue físicamente activa durante la mayor parte de su vida?, ¿qué tipo de actividad o actividades practicaba?
¿Cuántas lesiones y/o cirugías ha acumulado a lo largo de su vida?
¿Cuáles enfermedades crónico degenerativas padece en la actualidad?
¿Nunca realizó actividad física? ¿lo hizo por periodos cortos sin constancia?
¿Escucha bien?, ¿ve bien?
¿Qué limitaciones de movimiento tiene? ¿se puede sentar y parar solo de una silla? ¿puede ir al piso y acostarse así cómo pararse sin ayuda?
¿Presenta alguna limitación cognitiva que le impida seguir instrucciones?
Leer todas estas preguntas puede darnos miedo, pero también ayudar a preguntarnos qué estamos haciendo en este momento para que las respuestas sean positivas: “siempre he practicado actividades físicas”, “no tengo lesiones”, “no padezco enfermedades crónico degenerativas”, “si, escucho bien”, “si, veo perfectamente”, “me puedo mover con facilidad sin que nadie me ayude”, “mi memoria y capacidad de escucha es buena”.
Nos hemos acostumbrado a que el deterioro se vea cómo algo normal creyendo que no tenemos la capacidad de retardarlo y detenerlo hasta donde sea posible. Lo único que me queda claro es que muy pocas personas podrán seguir jugando tenis o corriendo maratones cuando tengan 80 o 90 años; lo prudente sería pensar cuáles son las actividades adecuadas a mi edad y me ayuden a preservar mi independencia física y mental.
En primer lugar, te recomiendo actividades cerca de la naturaleza cómo el senderismo, en segundo lugar, están las actividades en el agua, caminar en una alberca, clases de aqua-aerobics, o nado suave. Pilates Reformer es una maravilla que vas a poder hacer hasta tus 90 años y más (revisa la página Balance Body Pilates). Y por supuesto Yoga, no solo la práctica física sino el estudio de su rica y vasta filosofía. Uno de los primeros consejos que di en esta columna fue: saca a pasear al perro tres veces al día, tengas o no tengas perro.
Deseo, querido lector, tanto para ti y tus seres queridos, una tercera edad libre y plena.
Leticia Trejo es Profesora de Yoga y entrenadora personal. Foto: Archivo.
Por: Leticia Trejo
Recientemente conocí a un Fisioterapeuta Alemán que diseñó un sistema innovador de entrenamiento que corresponde al descanso y recuperación de los músculos, específicamente del sistema miofascial que es el tejido conectivo que más se ve afectado por la constante contracción que le generan las emociones y las actividades físicas de nuestro día a día. Se usa tanto para rehabilitación como para dolores de espalda, así como para deportistas de alto rendimiento.
Este amigo Alemán me explicó que tuvo una clínica de rehabilitación en Berlín y tenía a su cargo a más de 20 rehabilitadores físicos, pero a través de los años se dio cuenta que algunas personas avanzaban más rápido que otros y se recuperaban mejor de sus lesiones, al prestar más atención se dio cuenta que las personas con actitud positiva, las que se quejaban menos de su vida, las que tenían una sonrisa constante y buena conexión con su Terapeuta eran esas a las que la fisioterapia les daba mejores resultados. Te doy algunos consejos para que cualquier tratamiento o terapia te de excelentes resultados:
Hacer más de eso que me hace feliz. Si bailar de verdad te hace sentir bien ¡baila!, si cantar te hace vibrar el alma ¡canta!, mientras lo que hagas no dañe a los demás estás en todo tu derecho de hacerte ese regalo.
Cuidar más cómo me hablo. ¿Qué te dices cuando comentes un error?, ¿cuál es tu conversación interna cuando llegas tarde a una cita, o cuando un comentario inocente se malinterpreta?, empieza a escuchar tu diálogo interno y no te reprendas solo trata de no darle tu energía ni tu fuerza a los pensamientos negativos, háblate con gentileza.
Seré más paciente conmigo mismo. La intolerancia que tienes hacia otras personas es la misma intolerancia con la que te tratas a ti mismo, cada que te desesperas con quien te atiende en el banco, o el cajero del centro comercial, solo estás reforzando la intolerancia que va a ir creciendo si no la detienes a tiempo. Recuerda que una actitud intolerante representa nuestra necesidad de controlar lo externo, lo cual es una tarea generalmente inútil que te roba energía y paz.
Confiaré más en mí. Lo opuesto a la confianza es el miedo, quien tiene miedo siempre tiene dudas, siempre está evaluando todas las posibilidades en que algo va a salir mal. Esto no es una conducta errónea cuando se está teniendo en cuenta también todo lo que puede salir bien, es importante lograr el equilibrio cuando vamos a tomar una decisión. Fíjate si tu falta de confianza viene de la precaución o del miedo.
Celebraré mis logros. Qué tal invitarte una copa de vino o una cerveza fresca mientras te felicitas por haber hecho algo de lo cual te sientes orgulloso, algo que aportó valor al día de otras personas, algo que llenó de alegría tu corazón. Si pusiste un ladrillo sé feliz por ese ladrillo ¿o quieres esperar a terminar un rascacielos para ser feliz por tu logro? Si es así tu viaje será muy pesado y agotador.
Estos consejos te ayudarán a tener una actitud más positiva, de manera que tu sistema miofascial de tejidos conectivos no tenga la necesidad de vivir crónicamente contraído.
Leticia Trejo practicando una postura de Yoga. Foto: Archivo.
Por: Leticia Trejo
La meditación, el Yoga y los ejercicios de atención plena (mindfulness) nos ayudan a vernos a través de las sensaciones corporales, la respiración y lo que la mente hace con lo que el cuerpo siente. Cada que recibo alumnos nuevos a las clases de Yoga inicio la actividad sentándolos en una silla sencilla, sin descansabrazos y sin ruedas, de respaldo a media espalda y de un tamaño que puedan aterrizar sus pies en el piso; les pido que cierren los ojos y que empiecen a conectarse con las sensaciones de su cuerpo, pero organizando la atención de su mente, empezar en los pies, sentir la temperatura de los pies, si están secos o sudando, o se sienten calientes, templados o fríos… y así voy invitándolos a darle la bienvenida a todas las sensaciones, tanto a las cómodas como a las incómodas ya que el cuerpo nos está contando y está expresando como nos vivimos, cómo nos habitamos.
El cuerpo nos dice a través de sensaciones si estamos teniendo un sueño reparador o aterrador, si estamos teniendo enormes cantidades de pensamientos negativos, si estamos comiendo alimentos saludables, si estamos sintiendo más emociones negativas que positivas e incluso, por supuesto, cuánto amor sentimos por nosotros mismos. Siempre les pido que no se juzguen, a veces, al hacer algún movimiento o postura de Yoga (asana) puedo casi escuchar los pensamientos de mis alumnos: “uy, esto no me sale porque me estorba la panza, debería de bajar de peso, estoy muy gordo, el Yoga no es para mí”, etc. etc.
Esto NO es observarnos, es INTERRUMPIR el proceso de observación dejando que operen los condicionamientos mentales que mejor conocemos: juzgar, criticar, calificarnos, descalificarnos y otra serie de pensamientos que NO aportan nada positivo ni enriquecedor a la actividad que estamos intentando hacer. En ningún momento diría que esos procesos mentales son malos, en realidad son normales, porque se forman desde que estamos en la cuna y hasta los 7 años, eso, es lo que vemos, lo que escuchamos y lo que vivimos en algunas familias y solo podremos influir en ellos si aprendemos a escuchar y sentir sin juzgar.
Y de este punto: aprender a sentirnos, escuchar y observar se puede iniciar a subir la escalera de la salud y el bienestar.
Por ejemplo: una persona con problemas de sobrepeso debe aprender a sentir si está excediéndose en la comida porque tiene hambre emocional, es decir, come por ansiedad, se excede y después siente una culpa enorme, si logra distinguir de dónde viene su comportamiento se daría cuenta que va a tirar su dinero yendo al Nutriólogo o inscribiéndose a un gimnasio, esta persona tendría que empezar a subir su escalera yendo a consultas con un Psicólogo ya que su comportamiento ha iniciado ahí en su mente.
Otro buen ejemplo: una persona que tiene mala condición física, le duele la espalda, no duerme bien, no está gestionando su estrés de forma saludable y está a punto de seguir el consejo de alguien que le dijo que se inscriba a un gimnasio porque el ejercicio le va a ayudar con todos sus problemas. Esta persona también tendría que visitar primero a un Psicólogo ya que seguramente ha intentado hacer ejercicio muchas veces, se inscribe al gimnasio, pero no va, o empieza a ir todos los días excediendo sus capacidades y termina lesionado jurando que volverá cuando esté bien.
Querido lector, empieza a subir tu escalera hacia la salud a través de la auto observación sin juicios, con mucho amor por ti mismo, empieza por tu mente, te va a ir muy bien.
Lety Trejo es Entrenadora Personas y Profesora de Yoga. Foto: Archivo.
Por Leticia Trejo
Tanto en mis labores como Entrenadora Personal, así como Profesora de Yoga y Pilates uno de los temas más recurrentes es cuando las personas me informan que tienen problemas en la espalda baja. A lo largo de más de 20 años he comprobado que esos “problemas” inician principalmente con una falta de movilidad de la estructura de pelvis y la articulación de la cadera, me refiero a que las articulaciones han perdido su libertad de movimiento provocando un desgaste temprano en las dos vértebras lumbares que quedan integradas a la pelvis: 4ª. Y 5ª. Lumbar, los suaves discos intervertebrales colapsan y algunas veces generan presión en los nervios que bajan hacia las piernas y ahí aparece el dolor.
La pelvis es una estructura ósea que tiene forma de mariposa y que a su vez contiene otras estructuras como los huesos bajos en donde nos sentamos que se llaman isquiones, en línea vertical hacia arriba tenemos por delante las crestas iliacas y por detrás los iliones y por delante el hueso púbico. Pero el punto más importante es que en la pelvis se integra la base de nuestra columna vertebral: en la punta inferior las pequeñas vertebras del coxis, luego las cinco vértebras fusionadas que forman el hueso duro del sacro y enseguida la quinta y la cuarta vértebra lumbar con sus respectivos discos intervertebrales.
Un dato relevante es que el juego de movilidad entre la pelvis y las vértebras lumbares determina la capacidad de adaptación del resto del esqueleto porque, además, el sacro es el centro de gravedad del cuerpo, si la pelvis es rígida el centro de gravedad se vuelve inflexible y por lo tanto la columna también, cuando esto ocurre se pierde estabilidad (en la bipedestación) y seguridad en la marcha (locomoción) los movimientos son inseguros y torpes, además de incrementarse el gasto de energía para acciones tan simples como subir escaleras o lograr estar sentados periodos largos de tiempo. Poca adaptabilidad es igual a más posibilidades de deterioro de la movilidad a una edad temprana.
He escuchado decir a muchos Médicos y Traumatólogos que somos tan jóvenes como flexible es nuestra columna, dicen que una columna rígida implica una postura envejecida, no importa si tienes 30, 40 o 50 años tu postura rígida hará que te veas mayor.
Otro punto importante para provocar hernias de disco en 4ª y 5ª lumbar es el sobrepeso, la obesidad y el sedentarismo, he conocido personas que están a un paso de llegar al quirófano para “curarse” las hernias de disco, bajan de 10 a 15 kilos de peso y milagrosamente dejan de sentir dolor, evitando así el fuerte impacto de una cirugía mecánica.
Los tejidos conectivos que más impactan al esqueleto son las fascias, que están mayormente compuestas de agua y terminaciones nerviosas, por lo tanto, mantener una hidratación adecuada TODOS los días, y procurar relajarse puede ayudar a que las fascias mantengan una tensigridad (tensión integral) sana y no se acorten o se encojan ya que esto provocaría que se perdieran espacios vertebrales e intervertebrales.
¿Mi mejor consejo? Practica estiramientos regularmente. ¿El mejor libro? Estirándose de Bob Anderson. Larga vida a tu columna vertebral querido lector, siempre joven.
Leticia Trejo practicando una postura de Yoga. Foto: Archivo.
Por Leticia Trejo
Una disciplina con más de tres mil años de antigüedad merece tener un día para su celebración. ¿Pero qué es lo que se celebra el 21 de junio? Precisamente el hecho de que este conocimiento milenario ha soportado los embates del tiempo, las polémicas en torno a ella, los mitos, los juicios y cualquier obstáculo que pudiera presentarse.
Según palabras del primer ministro de la India Narendra Modi en Nueva Delhi (mayo 2018), el Yoga es uno de los regalos más preciados de los sabios de la India a la humanidad. En el libro Bhagavad Gita dice: “Yoga es un estado de equilibrio y ecuanimidad”. Yoga no es solo un ejercicio para mantener el cuerpo en forma. Es un pasaporte de garantía hacia la salud, una llave para vivir en bienestar. Yoga no es solo algo que practicamos por la mañana, también realizar nuestras actividades cotidianas con diligencia y completa consciencia es Yoga. Porque Yoga nos enseña a ver a los otros como nos vemos a nosotros mismos, nos hace mejores individuos en pensamiento, acción y conocimiento. Empezamos a entendernos mejor a nosotros mismos, lo que nos hace entender mejor a los demás.
Cuando nos entendemos a nosotros mismos estamos listos para formar un vínculo constructivo con la Sociedad de la que formamos parte. Yoga es el viaje desde “YO” hacia “NOSOTROS”.
Estrés y depresión se han convertido en asesinos silenciosos. Yoga ofrece una solución a esta falta de armonía ya que ayuda a luchar en contra de muchos padecimientos encontrando la paz dentro de nosotros. Es ideal para la relajación de la mente y del cuerpo. El Yoga va más allá de los límites de la edad, género, casta, credo, religión y nacionalidad. Solo necesitas voluntad para practicarlo de forma constante y consciente (fin de la referencia).
Desde el año 2015 se creó el Ministerio del Estado para Ayurveda, Yoga y Naturopatía, que, aunque es un cargo independiente, es sustentado por el Gobierno de la India. La cultura en un país tan grande como India es sumamente diversa, así como los estilos, escuelas e institutos de Yoga, resulta realmente impresionante que hayan logrado ponerse de acuerdo para crear un protocolo internacional para la celebración de este día, que justamente coincide con el equinoccio de verano. Más de 21 expertos y especialistas lograron coincidir en la forma en que se conmemora este día. A través de las embajadas de la India alrededor del mundo se envía a los Consulados un manual con las indicaciones precisas de la clase que se imparte para que sea la misma en cualquier lugar del planeta. Guadalajara no es la excepción y este año el domingo 26 de junio se llevó a cabo una macro clase en la hermosa avenida de Paseo Alcalde frente al Palacio de Gobierno, con la presencia del Embajador de la India en México. Es sin duda, un día importante para los amantes de esta disciplina.
Probablemente suene trillado, pero a mí el Yoga me cambió la vida, siempre me consideré una persona sana pero el arte de observarme, tenerme paciencia, ser gentil conmigo misma, escuchar a mi cuerpo y centrar a mi mente lo aprendí definitivamente practicando y estudiando Yoga. Han sido 22 años de aprendizaje y reconocimiento que no cambiaría por nada. Agradezco este espacio en Semanario Laguna que me permite expresar mi gozo a través de esta columna, y a ti, querido lector, te deseo una saludable y larga vida. Namasté.
Leticia Trejo.
Por: Leticia Trejo
Después de empezar mi carrera como Profesora de Yoga y Pilates me di cuenta que los problemas de espalda son más comunes de lo que pensaba; en algunas certificaciones y cursos me lo habían explicado en teoría, pero ya en el campo vivencial de cada día fue impresionante. Alguna vez escuché a un Profesor de Yoga decir que somos tan jóvenes como nuestra columna es flexible. Es decir, que entre más rígida es la columna vertebral más terreno gana la vejez, pero creo que la vejez no es algo malo, lo que sí es malo es el deterioro temprano de nuestra libertad de movimiento. No deberíamos aceptar como natural pasar nuestros últimos diez años de vida dependiendo de un bastón, o una andadera o de otra persona para realizar nuestras actividades cotidianas.
La columna vertebral tiene cuatro curvas naturales; a las que se forman en el vientre materno se les conoce como curvas primarias o cifóticas que son las vértebras torácicas y las vértebras del sacro y el coxis. Fuera del vientre materno, cuando empezamos a explorar nuestros movimientos, se van desarrollando las otras dos curvas que son las secundarias o lordóticas y corresponden a las vértebras cervicales y a las vértebras lumbares. Cada cuerpo vertebral es una articulación con movilidad independiente pero integrada a la siguiente por medio de un complejo sistema de hueso vertebral y disco suave intervertebral, gracias a los cuales la columna hace la función de amortiguar cada paso que damos y cada movimiento que hacemos. Es por el centro de la columna que se transportan los impulsos eléctricos que mueven cada una de las estructuras, órganos y funciones corporales de modo que preservar la salud de esta importante composición ósea se convierte en una de nuestras grandes prioridades.
Problemas comunes.
Si la curva lordótica de las vértebras lumbares es demasiado profunda y pronunciada se genera una condición que algunos especialistas llaman hiperlordosis. Si la curva cifótica de las vértebras torácicas está exagerada se dice que tenemos hipercifosis. Si al ver la columna por la espalda tiene curvas que van a la derecha o a la izquierda se sabe que tenemos escoliosis. O si llega a vencerse algún cuerpo vertebral sobre el otro entonces el disco intervertebral se sale del eje y a eso se le llama hernia discal. La parte más interesante es que estas pequeñas asimetrías son naturales porque se corresponden con nuestras personalidades y algunos estados emocionales. Pongamos por ejemplo la típica postura de algún personaje de Disney que representa la maldad: brujas jorobadas, magos torcidos que usan bastón, con los hombros cerrados hacia el pecho o la postura de algún personaje que es un héroe, con el pecho elevado y los glúteos pronunciados hacia afuera. ¿Entonces el problema cuál es?: Los estados posturales PERMANENTES sostenidos durante demasiado tiempo.
Soluciones.
Estar conscientes de que nuestra columna ha pasado demasiado tiempo en ciertas posturas y que debemos descansar de ese patrón postural es un buen primer paso. Realizar estiramientos en todo el cuerpo libera a los tejidos musculares de tensión permitiendo que la columna retome sus curvas naturales. Tener un peso corporal saludable es ideal para la salud de la columna. Cuidar nuestra digestión y fuerza abdominal para mantener un vientre moderadamente plano es una gran ayuda. Usar zapatos cómodos es una excelente forma de apoyar a la columna. Y recordar y tener presentes los tres pilares de la Salud física: Ejercicio, Nutrición adecuada y Descanso satisfactorio. Yo no tengo prisa por envejecer y tener un deterioro natural, espero que tú, querido lector, tampoco.
By Leticia Trejo
It is common to hear that people after the age of 50 have some urinary incontinence. Unfortunately, when I say common, I mean it is taken as something normal and inevitable. We also hear about a person’s bladder «falling out» and we have normalized this as well. Adult diapers that used to be available only in specialized pharmacies can now be found in every drugstore and shopping mall.
All my life I have enjoyed physical activity: from sports, professional dance, aerobics, spinning, Latin rhythms, etc. In none of these did anyone explain the pelvic floor to me. I came to learn this in the last 22 years through the practice of Hatha Yoga, the Feldenkrais Method and the work of Mathias Alexander.
I was very surprised to learn that in some Eastern techniques the use and knowledge of this muscle group has been of utmost importance for more than 3,000 years. In the West, until 30 years ago the closest and most familiar exercises were the Kegel exercises, generally prescribed for women who were pregnant or had just had a baby and had lost control of their bladder.
Quoting the medical journal Las Condes (Elsevier.es) I find a description that seems very accurate:
«The pelvic floor is a structure of muscles and connective tissue that provides support and suspension structures to the pelvic and abdominal organs. Its main component is the levator ani muscle, a muscle that covers most of the pelvis. The pelvic organs can be divided into three compartments: anterior (bladder and urethra), middle (uterus and vagina, or prostate and seminal vesicles) and posterior (rectum, anal canal and sphincteric apparatus). The pelvic floor is involved in each of these, determining not only mechanical support but also participating in urinary and fecal continence.”
In Eastern disciplines such as Yoga, we are taught that the pelvic floor represents the strength of the roots to the land and to the tribe where we were received; it also represents the strength of our identity within this tribe, family or lineage, as well as the power to realize life projects and sustain us in periods of crisis.
In these ancestral disciplines, anatomy is not separated from a person’s emotional situation; on the contrary, anatomy (muscles, connective tissues, bone structures, blood vessels, and electrical impulse connections of the nervous system) is joined to its emotional representation. For example, we are told that the first three chakras (energy centers) are represented in the pelvis and are connected to our personal development, emotional blockages and some diseases as they are also related to our basic needs such as excretion and sex.
To have a healthy pelvic floor it is important to avoid irritation of the intestines as well as overfilling when we eat. It is also important to not ignore the urge to evacuate either the colon or the bladder. For the welfare of this muscular structure, we must perform exercises that help us to preserve mobility and strength, and to generate rhythm, coordination and fluidity in the pelvis and spine.
Taking care of your pelvic floor will help you to enjoy freedom and lightness, and to have a deeper connection with your tribe, your partner and yourself.
Translated by MaryAnne Marble
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