Escalera hacia la salud… y el bienestar
Leticia Trejo practicando una postura de Yoga. Foto: Archivo.
Por: Leticia Trejo
La meditación, el Yoga y los ejercicios de atención plena (mindfulness) nos ayudan a vernos a través de las sensaciones corporales, la respiración y lo que la mente hace con lo que el cuerpo siente. Cada que recibo alumnos nuevos a las clases de Yoga inicio la actividad sentándolos en una silla sencilla, sin descansabrazos y sin ruedas, de respaldo a media espalda y de un tamaño que puedan aterrizar sus pies en el piso; les pido que cierren los ojos y que empiecen a conectarse con las sensaciones de su cuerpo, pero organizando la atención de su mente, empezar en los pies, sentir la temperatura de los pies, si están secos o sudando, o se sienten calientes, templados o fríos… y así voy invitándolos a darle la bienvenida a todas las sensaciones, tanto a las cómodas como a las incómodas ya que el cuerpo nos está contando y está expresando como nos vivimos, cómo nos habitamos.
El cuerpo nos dice a través de sensaciones si estamos teniendo un sueño reparador o aterrador, si estamos teniendo enormes cantidades de pensamientos negativos, si estamos comiendo alimentos saludables, si estamos sintiendo más emociones negativas que positivas e incluso, por supuesto, cuánto amor sentimos por nosotros mismos. Siempre les pido que no se juzguen, a veces, al hacer algún movimiento o postura de Yoga (asana) puedo casi escuchar los pensamientos de mis alumnos: “uy, esto no me sale porque me estorba la panza, debería de bajar de peso, estoy muy gordo, el Yoga no es para mí”, etc. etc.
Esto NO es observarnos, es INTERRUMPIR el proceso de observación dejando que operen los condicionamientos mentales que mejor conocemos: juzgar, criticar, calificarnos, descalificarnos y otra serie de pensamientos que NO aportan nada positivo ni enriquecedor a la actividad que estamos intentando hacer. En ningún momento diría que esos procesos mentales son malos, en realidad son normales, porque se forman desde que estamos en la cuna y hasta los 7 años, eso, es lo que vemos, lo que escuchamos y lo que vivimos en algunas familias y solo podremos influir en ellos si aprendemos a escuchar y sentir sin juzgar.
Y de este punto: aprender a sentirnos, escuchar y observar se puede iniciar a subir la escalera de la salud y el bienestar.
Por ejemplo: una persona con problemas de sobrepeso debe aprender a sentir si está excediéndose en la comida porque tiene hambre emocional, es decir, come por ansiedad, se excede y después siente una culpa enorme, si logra distinguir de dónde viene su comportamiento se daría cuenta que va a tirar su dinero yendo al Nutriólogo o inscribiéndose a un gimnasio, esta persona tendría que empezar a subir su escalera yendo a consultas con un Psicólogo ya que su comportamiento ha iniciado ahí en su mente.
Otro buen ejemplo: una persona que tiene mala condición física, le duele la espalda, no duerme bien, no está gestionando su estrés de forma saludable y está a punto de seguir el consejo de alguien que le dijo que se inscriba a un gimnasio porque el ejercicio le va a ayudar con todos sus problemas. Esta persona también tendría que visitar primero a un Psicólogo ya que seguramente ha intentado hacer ejercicio muchas veces, se inscribe al gimnasio, pero no va, o empieza a ir todos los días excediendo sus capacidades y termina lesionado jurando que volverá cuando esté bien.
Querido lector, empieza a subir tu escalera hacia la salud a través de la auto observación sin juicios, con mucho amor por ti mismo, empieza por tu mente, te va a ir muy bien.
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