«EL gran Escándalo» en Ajijic
Un tema que ha dado mucho de qué hablar, y ha desatado gran polémica en Ajijic, es la noticia escándalo de estas tres últimas semanas publicada en este medio. La entrevista que Eduardo Ramos Cordero concedió al periódico en el cual se hacían unas fuertes declaraciones en contra del sacerdote Alfredo Arreola, cura de Ajijic (nunca mejor dicho).
No voy a entrar en detalles porque absolutamente todos sabemos lo que decía, incluso sin haber leído la entrevista, puesto que durante años hubo dimes y diretes que circulaban de un lado a otro, con la ingenua esperanza de que fuera un secreto; la verdad es que sí era un secreto, pero a voces.
Más de alguno nos quejamos de la actitud del cura, sufrimos discriminación, nos dimos cuenta de muchas cosas, firmamos para que lo cambiaran de lugar, etc. Pero como todo era un “secreto” estaba bien hablar de ello y ninguno renegaba o lo defendía, al contrario, le colgaban más milagritos. Y cuando alguien con h…. tiene el valor para decir las cosas y acusarlo públicamente, resulta que a todos les sale el temor a Dios y se hacen los ofendidos. Sinceramente, no sé si reírme de la actitud que tomaron o sentir pena por esa gente, ya que pueden hablar mil cosas mientras el agredido no se entere.
¿Será acaso que irte de un lugar equivale a morirte?, hago esta pregunta porque cuando alguien se muere todo mundo habla maravillas de esa persona e incluso le pone cualidades que quizá jamás mostro en vida, pero como ya está muerto hay que realzar sus virtudes y ahora resulta que como el Cura ya se va todo mundo habla bien de él y de su “maravilloso trabajo en la iglesia”, dejando a Lalo como el villano de la novela únicamente porque se atrevió a hacer público nuestro pequeño secreto.
La cruda y triste realidad es que digamos lo que digamos no podemos tapar el sol con un dedo, y la verdad, es que el sacerdote únicamente se dedicó a obtener dinero y a embellecer (por no decir darle en la torre) una estructura arquitectónica y se olvido por completo del verdadero templo de Cristo, el cual somos todos y cada uno de los feligreses. Sólo espero que el Cura de turno trate de darle vida a esa estructura y recupere a todos aquellos que por la actitud del sacerdote Alfredo Arreola perdieron la fe y se alejaron de la Iglesia.
Por último, todos sabemos que es malo el juzgar a los demás pero la verdad es que en Ajijic y en muchos otros pueblos el criticar y juzgar a los semejantes es el pan de cada día y aunque perro no come perro, los seres humanos si nos devoramos unos a otros.
Sí te quedo el saco, recuerda que es sólo por molestar.
Karina Z.
solo_por_molestar@hotmail.com
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