Sin Voladores de Papantla y banda, pero con mariachi y michelada
Son las 18:49. A 80 metros del expendio de bebidas espirituosas instalado en una de las áreas verdes, una pareja se incluye al espejo de la Laguna de Chapala.
Por Lino González Corona
“A falta de amor, una michelada por favor”. La frase resalta en una cartulina rosa fluorescente junto a una variedad de cervezas, sodas, cócteles de tequila y otras suculentas mezclas bajo un toldo en el Malecón de Ajijic, una tarde sabatina en la que alternan el sol y las nubes espesas.
Son las 18:49. A 80 metros del expendio de bebidas espirituosas instalado en una de las áreas verdes, una pareja incluye al espejo de la Laguna de Chapala, las palmeras y las canciones de un mariachi, como marco para otro tipo de frase, esa después de la cual ella le da el “sí” a él.
Mientras los enamorados entrelazan sus destinos teniendo de fondo la pieza “El milagro de tus ojos” y su característico “La la la la lá”, interpretada por los músicos de ajustados trajes, una de las dos mujeres jóvenes que despachan los elíxires, conversa con un cliente:
–¿Hoy no va a haber banda? –pregunta él.
–No, hoy no, por lo de la pandemia. A veces vienen los Voladores de Papantla, pero hoy tampoco va a haber.
–Ahora trajeron mariachi –interviene otro buscador de bebidas.
–Ese lo trajo el muchacho que le está pidiendo matrimonio a la novia –contesta la comerciante.
Para esos momentos, los dos que pronto habrán de contraer nupcias escuchan abrazados y mirándose el uno al otro, las notas melódicas de “Sabes una cosa”, a las que el viento que sopla fresco y ligero se encarga de esparcir.
RECOMENDACIÓN ECOLOGISTA
“No tomes agua, toma cerveza; cuida el medio ambiente”, aconseja otro cartón rosa que se encuentra en una de las tres mesas plegables del puesto, las cuales están rebosantes de cantaritos, botellas con salsas, chile y chamoy, Squirt, latas de Corona, Victoria, Estrella, “caguamas”, tequila Centenario, Don Julio, Cuervo 1800 y Tradicional, Peñafiel natural, sangrita, jugo de limón, un garrafón de agua de guayaba y varios tazones artesanales con caricaturas de Frida Kahlo.
La colorida exhibición sirve como eficaz anzuelo para pescar a sedientos visitantes de la ribera, incluido alguno que anda en pos de apaciguar los remanentes de lo ingerido en la víspera. Y qué mejor remedio que un vaso transparente de a litro, con una combinación de cebada fermentada, salsas, cítrico, hielos y sal, escarchado con polvo rojo picantito, con su respectivo popote embadurnado de dulce chicloso de tamarindo.
A la distancia, los recién comprometidos continúan forjando su idilio, ajenos a otra de las frases del stand de cócteles, que ofrece en una cartulina naranja fosforescente “Cerveza más fría que el corazón de tu ex”.
Otro letrero del mismo color que el anterior remata: “Si te sientes de la chingada, tómate una michelada”. Y bien se podría agregar el siguiente: “Seas extranjero o seas de aquí, ven al Malecón de Ajijic”.
Nota del editor:
“Los pasos que llevaron al Centro Cultural Ajijic”, es uno de los textos elegidos por el equipo de redacción de este medio de comunicación, como parte del taller de crónica impartido por María del Refugio Reynoso Medina, con motivo del décimo aniversario de Semanario Laguna.
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