QUIÉNES SOMOS
Lago de Chapala. Héctor Ruíz.
Por: Daniel Jiménez Carranza
Estimados lectores, en esta ocasión, he decidido obviar temas políticos, sociales, centrándome en la persona, como elemento fundamental que interactúa en sociedad, y que a partir del conocimiento individual, podremos desarrollar nuestra potencialidad en todos los aspectos de nuestra vida, no solo el material, sino el personal, el íntimo, de ahí, que es fundamental podamos identificar el yo que somos, ese yo del cual estamos tan distanciados, como consecuencia del aluvión rutinario de ocupaciones, preocupaciones, pretensiones que inundan nuestro ser y que nos absorben en el torbellino cotidiano, perdiendo de vista ese aspecto fundamental, que es el de vernos, observarnos, visualizarnos, comunicarnos con nuestros propósitos, nuestros pensamientos, nuestros deseos, nuestras concepciones, el dialogar con nosotros mismos, el preguntarnos, el cuestionarnos, el evaluarnos; a todo mundo nos va mejor ver, criticar y observar a los demás, pero el único premio que tiene su recompensa es cuando lo hacemos en nosotros mismos.
Es momento de cuestionarnos nuestra forma de pensar, de concebir las cosas, de observar nuestras actitudes y reacciones, cuando no obtenemos o logramos lo que pretendemos, cuando nos contrariamos con otras personas, cuando observamos el crecimiento de nuestra familia, preguntarnos también en qué proporción contribuimos al desarrollo de nuestro país; vivimos y nos desarrollamos dentro de un núcleo social que implica la interacción con todos sus miembros, y lo que ocurre en él, no es ajeno a nosotros, nosotros somos parte de su devenir, y con nuestra presencia y actitud, contribuimos a su realización positiva o negativa.
Es por ello que si deseamos un cambio, éste debe nacer en nuestra persona, y no fuera de nosotros, no podemos esperar que las cosas cambien en base a nuestras expectativas, nosotros somos los únicos que podemos realizar cambios en nuestra persona, y con ello, el cambio se dará como consecuencia en nuestro alrededor, atrás han quedado las creencias de que algún ser sobrenatural se aparezca para resolver nuestros problemas, la única posibilidad real, es nuestro ser a través del conocimiento y diálogo personal, el cual lo realizamos cuando encontramos un espacio durante el día en donde podamos establecer este contacto personal íntimo, que hemos desdeñado, saturándonos en su lugar con distracciones, televisión, parranda con los amigos, que en lugar de aportarnos algo, nos vacían y entramos en ese túnel oscuro, sin que visualicemos su término dentro de esa infinita obscuridad.
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