El maestro era conocido por explicar la clase y hacer exámenes orales, por lo que era complicada para aquellos que no tomaran apuntes, según recuerda Aguirre Curiel
Javier García Duarte, era visto como pro-positivista y liberal, sin embargo, en familia era muy conservador.
Jazmín Stengel.- Un luchador incansable que hizo de Chapala su pueblo. Francisco Javier “El Rojo” García Duarte, del 18 de octubre de 1952 al 21 de enero del 2021, fue un hombre de muchas facetas, de carácter fuerte y condiciones sólidas, que se solidarizó con la educación, la política y la sociedad chapalense.
Javier, desde muy joven comenzó a trabajar en una tienda de fotografía como vendedor de aparador en Guadalajara, después un señor le contrató para ayudar a hacer los retoques de los negativos en el cuarto de revelado y allí fue donde aprendió el oficio que lo acompañaría el resto de su vida: la fotografía.
A los 26 o 27 años, según cálculos de su hija Yuridia, Francisco Javier contrajo nupcias con Irma Laura Álvarez González, quién era apenas unos años más joven, y a los pocos meses de matrimonio apareció el primer descendiente: Ulises.
Durante el embarazo de la madre, Javier perdió su empleo, situación que lo llevó a asociarse con su hermano Pedro y comprar el Foto Estudio del Lago, en Chapala. Tras varios años de ir y venir, ya con tres hijos, dos varones y una niña, la familia García Álvarez decidió mudarse a Chapala en 1980, según recordó Yuridia.
A partir de ahí la vida de García Duarte cambió, y comenzó su insaciable lucha social. Sin dejar la fotografía de lado, ya que esta es la memoria pictórica de los acontecimientos que pasaron en la ribera, durante su trayectoria. A finales de los años 80´s formó parte de la Preparatoria por Cooperación de Chapala, impartiendo las materias de Sociología, Filosofía, Historia Universal, entre otras.
“Me reprobaba, pero me sonreía”, comentó el ahora presidente Alejandro de Jesús Aguirre Curiel quien fue su alumno en la preparatoria, al igual que otros importantes personajes políticos y expresidentes de Chapala, como Joaquín Huerta y Alberto Alcantar.
El maestro era conocido por explicar la clase y hacer exámenes orales, por lo que era complicada para aquellos que no tomaran apuntes, según recuerda Aguirre Curiel. Pero a pesar de ser estricto siempre mantuvo temas de común interés.
Sin embargo, Javier García abandonó la institución cuando ésta logró regionalizarse en 1994, ya que no contaba con documentación que validara su conocimiento o el nivel de estudios académicos que la Universidad de Guadalajara exigía. Aun así, apoyó el movimiento y continuó su docencia en la entonces Academia de Chapala.
Hasta ese momento, debido a su fuerte carácter y manera de discernir del sistema, le dieron su apodo: “siempre fue aguerrido, por eso lo nombraron ‘El Rojo’”, agregó el profesor David Castellanos, excompañero suyo. Quien lo recuerda como una persona revolucionaria y emprendedora, que luchaba incansablemente, aún a contracorriente.
Pocos años después, junto al nacimiento del periódico regional ‘El Charal’, entre 1996 y 1997, se hicieron públicas las primeras críticas de García, ya conocido como “El Rojo”, bajo el título de “Miscelánea Política”. Hasta 1999, cuando por razones personales decide cambiarse al semanario “Página que sí se lee…” de Javier Raygoza, creando su segunda columna “Código Rojo”.
“El Rojo” también hacía denuncia ciudadana, tomaba fotos de cosas que desde su punto de vista “estaban mal” y las publicaba con el afán de señalar la situación y que se hiciera un cambio en pro de la sociedad, pero su fuerte siempre fue la política de opinión.
“El trabajo de Rojo era ver el fondo político que podrían tener los acontecimientos”, comentó Gilberto Padilla, reportero de la revista Página y es que, “él nos ayudaba a interpretar lo que no veíamos”. Ya que, en sus “calumnias” como él les llamaba, entre apodos y sarcasmo tenía una manera única de decir las cosas.
“Fue un maestro, me ayudó a entender la política, los actores dentro de la misma y como se manejan los partidos desde sus entrañas”, recordó Padilla. Sin embargo, él no fue el único, pero sí el más longevo de sus aprendices; Rojo apoyó y ayudó a todos los reporteros que se le acercaron para pedir un consejo.
Incluso, a los políticos tampoco les era indiferente charlar con “El Rojo”, ya que muchos de ellos siendo sus exalumnos lo convirtieron en su consejero. Como Alejandro Aguirre, que durante su primer gobierno acostumbró a asesorarse con el maestro Javier, antes de tomar decisiones cruciales.
Siendo fotógrafo, columnista y asesor político, García volvió a la docencia en 2007. Esta vez, como maestro del Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (Conalep) Ajijic – Chapala, donde emprendió una lucha por los derechos de los trabajadores en educación, ya que eran contratados y despedidos sin justificación legal, explicó el profesor Antonio Flores, maestro de la misma institución.
Como secretario general del Conalep Ajijic – Chapala en ese entonces, Francisco Javier emprendió la lucha por los derechos de los docentes, logrando tres años después, en el 2009, la firma del primer contrato colectivo de docentes con el órgano educativo. Es decir, dignificó a los trabajadores de la educación, “le deben su estabilidad laboral”, expresó Flores.
A pesar de costarle el despido en el 2013, García logró regularizar a los maestros de toda una región, incluyendo los 19 planteles escolares de Conalep que había en Jalisco hasta esa fecha, y mejorar sus condiciones laborales, sin importar las confrontaciones con las autoridades que esto conlleva.
Tras el juicio correspondiente, el tribunal ordenó la restitución de su plaza laboral, sin embargo, al no ser liquidada la deuda que la institución debía reembolsar, Rojo prefirió desistir. “Para mí, fue un orgullo compartir esa parte”, exclamó Antonio Flores, testigo durante el proceso legal del juicio.
Por otro lado, el acontecer periodístico de la ribera dio un giro inesperado, en el 2011 se crea Semanario Laguna y con este, la última columna de Javier García Duarte, ‘Desde el Sofá del Rojo’, que estuvo vigente hasta su última publicación, en diciembre del 2021, días antes de ser internado.
Rojo, era un poco irregular en sus publicaciones y siempre llegaba al cierre de edición en el último momento, pero con la intención de traer los temas lo más actualizados. Esto le permitió realizar de manera intermitente video críticas, publicadas por la Voz de la Ribera bajo su propio apodo “El Rojo”.
Lamentablemente, en el 2019 debido a la evolución de las cámaras en celulares, las ventas de foto estudio bajaron hasta la necesidad de cerrarlo. Luego en junio del 2021, a apenas medio año después de conmemorar el noveno aniversario de la muerte de su hijo menor ‘Nestor’, falleció Irma, su esposa y Rojo no volvió a ser el mismo.
Aun así, Rojo continuó guerrero ante la vida, y asesoró una vez más a Alejandro Aguirre Curiel en su camino a la presidencia, fungiendo como director de Comunicación Social durante la campaña del 2021. “Rojo fue la primera persona en saber que me iba a postular como candidato, horas antes de mi destape”, afirmó Aguirre como muestra del gran aprecio y confianza que le tenía al maestro.
García Duarte era considerado una persona de nivel en la vida política del municipio, ya que como dijo el alcalde “siempre quiso buenos gobiernos para Chapala”, lo que lo llevó a colaborar en su trayectoria política con todos los partidos y colores del municipio, a pesar de ser izquierdista.
Un mal día, Javier bajó a su acostumbrada reunión de amigos para tomar café, recién bañado y con la chamarra abierta, “ese día hacía mucho frío” lo que enfermó a Rojo, consideró su hija Yuridia.
A partir de ese día, la enfermedad pulmonar que Javier arrastraba desde su época de docente comenzó a mostrar dificultades, y empeoró hasta verse en la necesidad de ser internado en el Hospital Comunitario de Jocotepec, a finales del 2021.
Yuridia recibió el alta de su papá con fecha del 7 de enero, sin embargo, un día antes recayó y fue trasladado a Guadalajara donde falleció el 21 de enero del 2021, dejando seis nietos, dos hijos y un gran legado.
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