Un buen inicio
Por: Santiago Baeza
El Centro para la Cultura y las Artes de la Ribera (CCAR) dio inicio a su programa de actividades con una agenda de buena calidad y diversa en sus contenidos y perfiles de público. Si bien la coordinación general quedará por lo pronto en Guadalajara y por lo tanto, las decisiones importantes se tomarán allá, también se está conformando un interesante equipo de trabajo integrado por mujeres con talento y experiencia en la gestión cultural.
Me ha tocado acudir a varias actividades, todas en compañía de mi hija menor. Visitamos los talleres infantiles dominicales y hemos acudido al auditorio a ver teatro o a escuchar al cuarteto de cuerdas de la Filarmónica de Jalisco. Más allá del rescate físico del antiguo auditorio, el rescate de la agenda de actividades oxigena y diversifica la oferta cultural de esta zona del estado. Se aprecia la oportunidad de no tener que desplazarse hasta la capital para poder apreciar este tipo de eventos.
Si bien como en todo arranque de un proyecto tan ambicioso como lo es este nuevo espacio cultural que gestionó y administra la Secretaría de Cultura de Jalisco, al principio siempre hay detalles que se pasan por alto y poco a poco se van corrigiendo. Se trata de detalles mínimos que pueden pasar desapercibidos para el público menos quisquilloso. Entre ellos, el poder contar con un programa escrito si se acude a escuchar música clásica, para saber con exactitud qué es lo que se está tocando.
Lo que más me ha llamado la atención, es la escasa cantidad de público asistente a las funciones del auditorio, tomando en cuenta de que se trata de un espacio relativamente generoso, pues cuenta con más de cuatrocientas butacas. Independientemente de si la presentación es gratuita o de paga, hasta el momento en las dos ocasiones que he estado ahí, con mucho trabajo se ha llegado a un centenar de asistentes por función.
Aunque esa situación de público escaso también es entendible, ya que el recinto está iniciando actividades y poco a poco se irán dando a conocer entre las comunidades que cohabitan de forma temporal o permanente alrededor del lago de Chapala. Además falta que se empiecen a incluir en la agenda, producciones de corte local, para que se intercalen con los proyectos visitantes y así nutran sus contenidos, para generar un mayor atractivo.
Por lo pronto ya arrancaron y lo hicieron bien. Sin duda este espacio se convertirá con el tiempo en uno de los enclaves artísticos, no solo de la ribera, sino de todo Jalisco, ya que permitirá potenciar el talento y la creatividad que aquí convergen, pero también será un espacio para el encuentro del público con propuestas de Jalisco, de México y de otras partes del mundo.
Ahora solo falta que la gente se acerque, se apropie de este espacio que es público y para que lo usemos; que lleven a los niños y lo recorran por completo; que visiten la galería, la biblioteca y los salones; que se informen sobre las actividades gratuitas y la forma de obtener los boletos vía internet; que se convierta en un espacio cotidiano de encuentro con el arte, con la creatividad, con la expresión.
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