Luis Sánchez como Judas, rodeado de bailarines y ángeles en el escenario del LLT en Jesucristo, Superstar. Foto: Jack Voller.
Patrick O’Heffernan.- Espectacular, notable, asombroso, alucinante y cualquier otro adjetivo positivo y exagerado de mi tesoro lingüístico es necesario para describir Jesucristo Superstar, la extravagancia musical que se estrenó el viernes 26 de enero por la noche, en el Lakeside Little Theater (LLT) y tuvo después de catorce shows su última función el martes 6 de febrero.
Con un reparto de 45 personas en escena, una banda de siete músicos, también en escena, y un director musical en un foro especialmente construido para la ocasión, Jesucristo Superstar es una pieza impecable de magia logística, con una actuación y un canto que estarían a la altura de muchos teatros profesionales. Mis compañeros de asiento, que son de Los Ángeles, dijeron después que «esto no puede ser un teatro comunitario, hay tanto talento en ese escenario». Y yo añadiría que también entre bastidores.
La producción se abre con una guitarra etérea de Matt Chabe, que atrae a unos demonios luminosos que se arrastran por los pasillos del teatro a oscuras hasta el escenario, una imagen sorprendente que presagia lo que está por venir.
Lo que está por venir es una compleja ópera rock con docenas de bailarines, coristas, efectos visuales, cambios de vestuario, música en directo y actuaciones en un decorado que aprovecha cada centímetro del escenario sin que parezca abarrotado. Pero lo más espectacular de todo es el canto.
Los dos protagonistas masculinos, Ken Turner como Jesús y Luis Sánchez como Judas, llenaron el teatro de 122 butacas de pasión, angustia y amor, transmitiendo con sus voces la profundidad emocional de una historia venerada por miles de millones de personas en todo el mundo. Turner es una figura familiar en el escenario del LLT. Es un vocalista titulado con muchos reconocimientos a sus espaldas y una voz que surca el teatro como un águila. La decisión de darle el papel de Jesús fue brillante. Nos dio a Cristo como personaje, pero al mismo tiempo nos dio una voz que nos elevó a los cielos.
La mayor sorpresa de la noche fue Luis Sánchez y su interpretación de Judas. Como vocalista del Mariachi Real Ajijic, Sánchez es también una voz conocida en la Ribera, pero no estaba preparado para su habilidad como actor, bailarín y cantante de teatro musical. Superstar es su debut en el escenario -no tiene experiencia previa como actor o en teatro musical-. Encarnó a Judas tan bien que cuesta creer que no sea un actor consumado de Broadway. La autoridad que imprimió al personaje se desprendía literalmente del escenario, mientras golpeaba al público con la pasión, la angustia y el arrepentimiento de Judas. Sánchez es el complemento perfecto para el Cristo de Turner y todos nos quedamos atónitos mientras dominaba el escenario.
Entrelazada con Turner y Sánchez estaba Laura Medina, que interpretaba a María Magdalena. La gama de su voz, desde el desgarro a la ópera, pasando por la ira, matizó la masculinidad de Turner y afloró hábilmente la humanidad de Cristo, y más tarde, sacó a relucir la debilidad de Pedro, interpretado con acierto por David Ellison.
Los protagonistas estuvieron rodeados y apoyados por un reparto que brilló: todos en escena dieron lo mejor de sí mismos. Charles Hoag como el Sumo Sacerdote Caifás, Tim Johnson como Poncio Piloto, Diana Laris como el Sacerdote Anás, Mark Donaldson como Simón el Cananeo, y el inolvidable, simplemente fabuloso Bryan Kaplan como Herodes, fueron cada uno una joya en la actuación y el canto, y añadieron más sabores humanos a la historia.
Superstar es un triunfo para el veterano equipo de dirección formado por Ann Swiston y Dave McIntosh. Sus decisiones de reparto fueron excepcionales, y su dirección sacó a relucir interpretaciones que superaron los límites de todos. Además, el equipo de producción que reunieron, formado por el director musical, Gary Wayne Young; el coreógrafo y jefe de vestuario, Roy Haynes; el director de escena, Win McIntosh; el productor, John McKay; las assistant stage manager (asistentes de dirección de escenario), Sandy Jakubek y Ruth Varner; la coordinadora de maquillaje, Pamela Johnson; Ruth Kear y Andy Kline, como escenógrafos; y los equipos de sonido e iluminación, llevaron a cabo con aplomo la producción más compleja que he visto en Lakeside.
Jesucristo Superstar, tuvo lleno total en sus 14 representaciones en Lakeside Little Theater (LLT), el teatro de habla inglesa más longevo de México, ubicado en la Ribera de Chapala.
© 2016. Todos los derechos reservados. Semanario de la Ribera de Chapala