Laguna. La noticia como es.
Con respecto a la noticia de la inauguración de un nuevo restaurante en el muelle de Ajijic, la concesión, que data desde 1988 y que ostenta un político de la vieja guardia, respaldado en una ninguneada Ley de Aguas Nacionales que de manera extraoficial —pero oficial— le otorga la posesión por 50 años, puede renovarla por otro tiempo igual.
Está información es discutible por el mal manejo que se le ha dado a la concesión. Se ha convertido en un edificio abandonado por mucho tiempo. Además, representa el ícono de la invasión a la zona federal del lago de Chapala.
La Ley de Aguas Nacionales en el artículo tercero fracción 47, define el aprovechamiento de la zona federal y la delimita. Señala que son fajas de diez metros de anchura contiguas al cauce de las corrientes o al vaso de los depósitos de propiedad nacional, medidas horizontalmente a partir del nivel de aguas máximas ordinarias.
Si se haya aplicado la ley, nunca se debió permitir la construcción del edificio sobre el muelle. Pero deja en claro que en esos tiempos, el influyentismo era una línea de acción del partido único en el poder. Dicha construcción desamparada por la ley, pero amparada por la política subterránea que se práctica en el país, rompe con el aspecto paisajístico y arquitectónico de la comunidad. Este último elemento cada vez se pierde más por las decisiones aldeanas de los gobiernos municipales.
La historia de los gobiernos municipales han dejado de manifiesto que los habitantes no son prioridad en sus agendas, que Ajijic tiene una importancia desde el punto de vista electoral, que lo que pueda pasar en su malecón o su muelle no importa. Hasta el momento ninguna autoridad ha levantado la voz. El delegado no, y el gobierno municipal ya se va, y lo que menos quiere es pelearse. Así que se seguirá en el inframundo de la política: dejar hacer y dejar pasar.
Los comentarios están cerrados.
© 2016. Todos los derechos reservados. Semanario de la Ribera de Chapala