Banquetas destrozadas, muros agrietados, ladeados y vencidos, calles irregulares, fugas de agua, casas abandonadas con las puertas abiertas. Éste es el panorama que se encuentra en algunas calles de Jocotepec, donde una falla geológica va hundiendo todo a su paso
Una de las calles de Jocopetec. Foto: D. Arturo Ortega.
Miguel Serna(Jocotepec, Jal).-Jocotepec y Chapala son los municipios más afectados por esta falla según datos del Departamento de Geografía y Ordenación de Territorio de la UdeG.
La situación no ha mejorado: “Esta pior, pior, se está bajando mucho el piso… Le han arreglado como tres veces, le meten escombro y vea cómo van los ladrillos… La barda de la calle ya tiene una bola pa’ fuera”, dice Esther con tristeza, pues le ha invertido más de 30 mil pesos en reparaciones.
Esther Picazo tiene 77 años de edad, ojos claros, piel morena arrugada y manchada por los años. Es baja de estatura, no supera el metro y medio. Viste ligeramente un vestido rojo, sandalias negras y el cabello blanco recogido. Es hospitalaria y muy platicadora.
Actualmente se contabilizan más de 225 casas-habitación afectadas y sigue en aumento, de acuerdo a datos de Miguel Ángel Camarena Sánchez, quien fue director de Protección Civil y Bomberos del municipio el trienio pasado (2012-2015) y quien continúo con la presente administración hasta junio de este año.
Esther vive por la calle Juárez, entre Niños Héroes e Independencia, una de las visiblemente más afectadas, pues en poco más de diez años pasó de ser plana, a convertirse en una calle inclinada.
Su casa es antigua, espaciosa, con varias habitaciones en desuso y con unos arcos agrietados que dan al patio central, en donde las macetas disimulan un poco los destrozos. Ahora está vacía, hay una que otra silla entre cada rincón, así como portarretratos y adornos aferrados a las paredes agrietadas y húmedas. Conforme avanza el hundimiento, se han ido recorriendo a la parte interior de la casa en dónde no hay tantos daños por el momento.
Tiene más de diez años viviendo allí, junto con su esposo. Aunque la casa no es propia (se la presta su hermana), Esther expresó que le tiene mucho aprecio porque su padre la compró hace muchos años, cuando aún era de adobe.
Hace aproximadamente un año, esta familia se vio obligada a remover las bóvedas de las dos habitaciones que daban hacia la calle, y tuvieron que remplazarlas por láminas debido a que la fachada se estaba ladeando por el peso. Esto por recomendación de Protección Civil, quienes les sugirieron derrumbar toda la parte frontal de la casa, pero la pareja se negó.
Según Miguel Camarena, hasta el momento, sólo dos propietarios han acatado las recomendaciones emitidas por la Protección Civil, que consisten en empezar a remover parte de las viviendas, como segundas plantas, bóvedas o cualquier muro que agrave la situación.
“Esta casa estaba tan bonita, la arreglaba uno requetebién; ahora está muy cochino, ya hasta da flojera andarle limpiando”, dice Esther con un suspiro. A pesar de todo, ella no tiene miedo, y aún en “tiempo de calores” se trae una tele a donde solía ser la sala y la ve mientras teje porque ahí “está refresco”.
Aunque es consciente de que la situación seguirá empeorando, esta pareja no está segura de querer mudarse: “Andaban los díceres, que iban a dar otro lote para que les dejara uno aquí, pero: ¿dónde lo van a dar?; ¿y el puro lote? Y luego si hacen casitas, unas casitas bien chiquitas bien feas”.
Esta señora, como muchos de sus vecinos, está decepcionada de las pocas acciones que ha implementado el gobierno para ayudarlos, pues al inicio de esta administración, hace casi un año, el ayuntamiento manifestó su preocupación y dijo que harían “lo humanamente posible para detenerlo”.
Camarena Sánchez explicó que este fenómeno geológico se le atribuye a diversos factores, entre ellos, la falla de la placa tectónica de “los cocos”, la extracción de agua del subsuelo y a la zona sísmica y volcánica en la que está asentada la población.
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